El teatro del absurdo de ‘Tres sombreros de copa’ se convierte en zarzuela

José Antonio Alba

El Teatro de la Zarzuela en su labor por preservar y acercar el género lírico al espectador del Siglo XXI, se ha embarcado en la misión de recuperar las obras más destacadas de su repertorio junto a otras piezas menos conocidas, además de autoimponerse la misión de apoyar a compositores vivos, una «rara avis» dentro de la zarzuela. Un empeño este que Daniel Bianco defiende diciendo que «Forma parte de nuestra obligación y estamos felices de hacerlo” y de donde surge esta adaptación de Tres sombreros de copa firmada por Ricardo Llorca.

Ahora este Mihura, una de las cumbres del teatro del absurdo español, del que Llorca dice poseer una gran complejidad para sus intérpretes pues «tiene mucha parte hablada y las arias son muy difíciles”, se sube a las tablas del Teatro de la Zarzuela en una nueva producción bajo la dirección escénica de José Luis Arellano, quien ya dirigió La Revoltosa para el Proyecto Zarza, y Diego Martín-Etxebarría, al frente de la dirección musical quien nos comenta que «No es una obra que presente dificultad para el público, pero eso no significa que no tenga dificultad de tocar» de la que destaca además que tenga «una gran coherencia entre lo teatral y lo musical» y de la que Martín-Etxebarría, que actualmente es el principal director residente del Teatro de la Ópera de Chemnitz, destaca como punto fuerte que esta producción «reúne un ritmo reconocible, una melodía que se pueda cantar y un recorrido armónico que tenga que ver con lo que está sucediendo teatralmente» al más puro estilo del teatro musical.

En la presentación a medios que tuvo lugar en el Teatro de la Zarzuela, Llorca nos hablaba de los orígenes de esta adaptación, un encargo de la New York Society, estrenado en el Teatro Sérgio Cardoso de Sâo Paolo en 2017 “Vi claramente que era muy traducible a música por el sentimiento y la ironía que tiene, por lo divertida, lo amarga y lo fácil que es convertirla en zarzuela”, su autor, quien dice encontrar en el original muchas referencias a la música, ha querido inspirarse en los ritmos mediterráneos para componer la música que escucharemos a lo largo de la función, cambiando el origen de los personajes, que pasan de ser una compañía de cabaret cubana a unos artistas de circo italianos, aunque siempre con la intención de «expresar con música lo que Mihura expresa con palabras”.

Jorge Rodríguez-Norton, Rocío Pérez, Emilio Sánchez, Gerardo Bullón, Enrique Viana, Irene Palazón, Anna Gomà, son los intérpretes principales de este reparto que además cuenta con doce actores entre los que encontramos nombres como los de Boré Buika, Mon Ceballos o Felipe Andrés, además del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela dentro de esta producción que, como ya adelantaba su autor, supone un reto tanto para los cantantes como para músicos «Los cantantes pueden no tener las armas que tienen los actores, pero no he tenido ningún problema” nos explicaba Arellano, quien se confiesa gran admirador de Mihura, «les he explicado como actores, al final y al cabo son interpretes, cual era el discurso que teníamos que utilizar y ellos lo han entendido perfectamente”.

En esta puesta en escena de Tres sombreros de copa, que cuenta con la luz de Juan Gómez-Cornejo o las coreografías de Andoni Larrabeiti, nos encontraremos con una gran habitación de hotel diseñada por Ricardo Sánchez Cuerda «que gira constantemente y guarda sorpresas» como dice Bianco. Un espacio en el que se darán cita el surrealismo y el romanticismo para dar forma a esta historia que juega con el absurdo para hablarnos del mundo de lo convencional frente al mundo de la libertad y la imaginación «Es una historia de amor, deseos, de mundos que se encuentran en un instante» dice Arellano, quien coincide con Martín-Etxebarría en señalar que «el gran hallazgo es el aunar la tradición y lo contemporáneo» sumando las miradas de Mihura y Llorca y poniéndolas en sintonía «Es maravilloso ese universo en el que dialoga alguien que escribe en el 1932 y esta zarzuela del 2017. Es apasionante porque comparten muchas cosas» algo que según Arellano va a llamar poderosamente la atención del público «como historia universal que es. Es la herencia teatral de este país».

José Antonio Alba / @joseaalba

Fotos Javier del Real

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