‘En Sevilla hay que morí’: «No queremos ofender, queremos que la gente se ría y se lo pase bien»

Irene Herrero
Imagen del espectáculo teatral 'En Sevilla hay que morí' en el Teatro Lara

Imagen del espectáculo teatral ‘En Sevilla hay que morí’ en el Teatro Lara.

El próximo 19 de abril aterrizan en el Teatro Lara las patronas de Sevilla: Santa Rufina y Santa Justa, protagonistas de la pieza En Sevilla hay que morí, que llegan a Madrid tras varias temporadas de éxito en la capital andaluza. David Sigüenza y Eba Rubio forman Lapava Teatro y firman y protagonizan esta disparatada comedia en la que estas dos figura reclaman más atención y reconocimiento de una forma bastante peculiar.

Mientras ultiman los preparativos para viajar a la capital con el espectáculo, los intérpretes nos hablan del proceso de creación y de todas las alegrías que les está dando esta obra, que ha convertido a los dos personajes en verdaderos iconos LGTBIQ+ en Sevilla.

Entrevista a Eba Rubio y David Sigüenza

¿Qué va a encontrar el público que vaya a ver En Sevilla hay que morí?

David Sigüenza: Va a encontrar una cosa muy divertida, muy disparatada. Los personajes son dos Santas patronas de una ciudad que reivindican más protagonismo. Se van a reír mucho.

«Esto es una mezcla entre las astracanadas de Muñoz Seca, la guasa y las chirigotas gaditanas y el «agé» de Sevilla»

Eba Rubio: Esto es una mezcla entre las astracanadas de Muñoz Seca, la guasa y las chirigotas gaditanas y el «age» de Sevilla. Es una cosa muy divertida y muy surrealista. Y estamos convencidos de que el público entrará al trapo y se lo pasará pipa porque ya lo hemos vivido.

Lleváis desde 2017 con la función, ¿cómo está siendo este viaje?

E.R. Pues está siendo una aventura que no nos esperábamos. Esto empezó como un micro. David llegó un día a mi casa y me dijo «oye Eva por qué no montamos algo sobre las Santas» y yo le dije «qué idea más buena, David». Y nada, nos pusimos a trabajar en un micro, porque en Sevilla antes había un espacio dedicado al microteatro, que desafortunadamente tuvieron que cerrar. Y funcionó tan bien que dijimos: «Madre mía, esto tiene futuro y tiene proyección». Y nos embarcamos en el largo y la verdad es que una aventura inesperada y maravillosa.

D.S. Sí, al principio nos dio también un poco de miedo porque sabemos cómo es Sevilla, que es una ciudad un poquito más clasista, muy mariana, la gente aquí con la Semana Santa y con las Vírgenes y los Cristos… Íbamos un poco que no sabíamos, pero nada, al contrario, la gente se mea de risa.

«Al principio nos dio un poco de miedo porque sabemos cómo es Sevilla»

E.R. Al final la propia idiosincrasia de la ciudad nos da mucho juego en ese sentido. La gente que conoce todo el lenguaje mariano y de cofrades y tal se ríe porque entiende un montón de cosas y el que no, se ríe porque le hace gracia que las dos Santas le estén dando caña a las cofradías. Al final todo el público entra.

Y volviendo a ese momento de inspiración, ¿de dónde surge esta idea?

D.S. En realidad fue una inspiración divina (se ríen). Eba y yo habíamos trabajado juntos en otras compañías. Esto surge de la necesidad de crear y de inventar el trabajo y otro poco, te prometo, que fue inspiración. De repente se me ocurrió y la llamé rápido para que no se me olvidara la idea. No fue tampoco estar ahí cavilando… Se me vino la idea y nos pusimos a escribirla.

E.R. Como que algo nos llevaba. Todo surgió de una forma bastante fluida.

La pieza parte de un hecho histórico. Para el proceso de escritura, ¿os habéis tenido que documentar mucho? 

D.S. Sí, todo eso sí que lo estudiamos. También hablamos de la Catedral de Sevilla y estudiamos la historia de la Catedral, quién hay enterrado…

E.R. Sí, y la historia de ellas, de dónde vienen. Ellas son dos personajes que hace ya casi dos siglos que aparecieron. Son dos personajes que no se sabe si forman parte de la historia o de la leyenda. Forman parte del ideario sevillano y tuvimos que hacer una retrospección. Estuvimos indagando, sacando muchos apuntes para darles vida a estas dos Santas y contar quiénes son ellas.

Sobre todo y ante todo es una comedia, ¿os habéis puesto límites a la hora de hacer humor con algunos temas por temor a ofender a alguien?

E.R. Pues mira… El otro día estuve participando en una mesa sobre la Commedia dell’Arte y estaba en la mesa una institución que es Claudia Conti, la gran maestra de la comedia italiana y decía: «lo importante en la comedia es que uno se ría de sí mismo porque cuando uno se ríe de sí, el público no se ríe de uno, se ríe contigo». Cuando tú te ríes de ti como personaje y bajas de un escalafón y cuentas tus miserias, el público se ríe contigo y no de ti y se consigue esa empatía que nosotros hemos buscado desde el principio. El público empatiza tan rápido con ellas que todo lo que ellas dicen, entra.

Imagen del espectáculo teatral 'En Sevilla hay que morí' en el Teatro Lara

D.S. Tampoco queríamos ofender. Es verdad que queríamos meternos con la Semana Santa porque es verdad que en la ciudad de Sevilla Santa Rufina y Santa Justa son las patronas, pero no tienen protagonismo. Eso es real, entonces queríamos meternos un poco por ahí, pero no queremos ofender, queremos que la gente se ría y se lo pase bien. Entonces tampoco hemos ido «a matar», diciendo cosas potentes…

E.R. Es verdad que decimos algunas cosas fuertes. Alguna vez hemos dicho «mira, queremos hacerlo así y no nos vamos a cortar». Lo hemos hecho buscando ese lado amable de los personajes que hace que el público rápidamente las quiera y se sienta identificado con muchas de las cosas que a ellas les pasan. Por ahí tú puedes decir un montón de cosas y no nos hemos cortado en decir esas cosas.

¿Cuál ha sido el mayor reto que habéis enfrentado en el proceso de creación?

D.S. Bueno, al principio, buscar a esos personajes y darle un carácter a cada una. 

E.R. Y precisamente que estamos hablando de dos Santas, dos mártires… ¿Cómo las humanizamos? ¿Cómo hacemos de estos personajes dos chiquillas, en el fondo, ridículas? Dignas de cariño y de lástima. Esa búsqueda ha sido uno de los trabajos más difíciles. Llegar ahí.

David, tú interpretas a Santa Rufina, ¿cómo has afrontado como actor el encarnar a este personaje femenino?

D.S. La verdad es que yo tiré más por la naturalidad. Lo que se tiene que ver es que es una muchacha y está justificado que pueda tener rasgos más masculinos.

E.R. Escucha, pero hay mujeres que nos se dan cuenta de que es un hombre hasta el final (se ríe). Mi personaje yo lo llevé más por el clown y el trabajo físico con la postura y varios rasgos que la caracterizan muy bien. Hemos creado una compensación con las características de los personajes. 

D.S. Hemos acentuado nuestras características físicas. Eba es un poco más bajita que yo y hemos aprovechado eso. Yo voy en tacones que hace que sea más alta y ella va descalza en la obra.

Y a nivel de personalidad ¿qué rasgos vuestros les habéis prestado a los personajes?

E.R. Eso es lo bonito, ¿no? Que una le presente al personaje una parte de sí. Yo, por ejemplo, en la búsqueda de mi payaso he encontrado unos cambios de la candidez al demonio y eso lo he proyectado en este personaje porque le funciona muy bien. 

«Yo le he prestado a Rufina las piernas y cuando veas la obra lo entenderás»

D.S. Yo le he prestado a Rufina las piernas, y cuando veas la obra lo entenderás.

Esta va a ser la primera vez que la interpretáis fuera de Andalucía ¿cómo esperáis que reaccione el público a este humor vuestro «tan andaluz»?

D.S. Pues mira, en concreto Madrid es una plaza que a mí no me da mucho miedo porque Madrid y Sevilla son dos ciudades que están muy hermanadas. Creo que vais a entender muy bien lo que estamos contando. En Madrid hay una réplica de la Macarena y del Gran Poder que se saca en Semana Santa.

E.R. Sí, y además, no es tanto que se pierdan chistes, sino que seguro que aprenden cosas también de la mano de estas dos «personajas» que son muy divertidas. Es verdad que no hemos salido de Andalucía, pero ha venido gente de todas partes. De fuera de España también. Tenemos el caso de una mujer alemana, que ha venido a ver la obra cinco veces. Yo creo que puede funcionar muy bien.

Saliéndonos un poco del la obra, fuisteis pregoneros en la Fiesta del Orgullo de Sevilla en 2019, ¿cómo fue esta experiencia?

D.S. La verdad es que lo disfrutamos un montón. Cuando nos llamó el ayuntamiento nos dijeron: «Estamos hartos del típico famoso que viene y dice cuatro palabras, queremos algo más teatral». Y es que montamos una puesta en escena que nos sacaban como en un palio a las dos cuatro chicos vestidos de romanos y nosotros saludando. Fue brutal. Yo lo recuerdo como una de las mejores experiencias de mi vida.

¿Cómo se convierten dos Santas en iconos LGTBIQ+?

E.R. Son dos Santas muy inclusivas y muy modernas. 

D.S. Y muy reivindicativas. Al final por ahí entraba el discurso. 

E.R. Son dos provocadoras y muy contemporáneas.

D.S. En realidad eran dos chicas jóvenes. Ellas destrozaron una estatua romana delante de todo el mundo por su fe cristina y por eso fue que las castigaron y las martirizaron.

E.R. Y eso, rebelarte contra un estatus y reivindicar algo nuevo pues mira, encaja con adoptar nuevos valores, ser más abierto, más permisivo… Aunque ellas eran muy fundamentalistas (se ríen).

Ponéis en escena a dos personajes muy contemporáneos, que van al psicólogo, hacen mindfulness y proponen un crowdfunding. Hay mucho de nuestro presente en la obra ¿La pandemia también ha entrado en vuestra función?

D.S. Claro, claro, es que lo incluimos todo. Como es actualidad y a ellas también les puede llegar a afectar, lo incluimos en la obra.

«Hay un momento muy temprano en la obra en el que rompemos la cuarta pared y hablamos al público»

E.R. Date cuenta que hay un momento muy temprano en la obra en el que rompemos la cuarta pared y hablamos al público. Les hablamos hoy. El día en el que se representa la función es el día en el que ellas hablan. Entonces claro, cabe toda la actualidad. Evidentemente hay un guión pero están esos detalles que cambian. Cada día la sociedad va más deprisa así que imagínate todo lo que estas Santas pueden decir. 

¿Qué planes tenéis para estas Santas después del Teatro Lara?

D.S. En Madrid estamos a la expectativa a ver qué tal funciona, pero en Sevilla tenemos funciones cerradas hasta 2023. Llevamos 322 funciones y es brutal la verdad. 

E.R. Llevamos un tiempo intentando meternos en otro proyecto, pero no nos da tiempo. Todo sea porque tenemos trabajo, que no es fácil en estos tiempos. Así que una alegría. 

Para despedirnos, ¿qué le diríais al público madrileño para que se anime a pasar por el Teatro Lara a veros?

D.S. Que con lo que está cayendo en el mundo, si se quieren reír y evadir, las Santas patronas de Sevilla están dispuestas a hacerles olvidar lo que hay fuera por un rato.

E.R. Yo digo que las Dantas son como la Lola Flores, que ni cantan ni bailan, pero no se las pierdan.

Escrito por
Irene Herrero

Soy periodista, aunque me dedico también al marketing y la comunicación cultural. En los últimos me he atrevido a dar el paso hacia la dramaturgia y la dirección escénica y creo que ha sido amor a primera vista.

Creo en el poder transformador de las historias y nunca salgo de casa sin mi cuaderno.

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