Voadora sube el volumen y nos invita a su Epifanía musical: ‘Hemos venido a darlo todo’

José Antonio Alba

Hace una mañana de sol en Madrid que invita a quedarse en la calle y así nos encontramos a Marta Pazos, directora de Voadora que da los últimos retoques al atrezzo de Hemos venido a darlo todo, espectáculo con el que se presentan en la capital desde la Sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía. El sonido sordo y retumbante de música a todo volumen nos llega desde el interior de la sala, el resto de la compañía está en pleno ensayo. “Hay tapones por ahí” nos dice Marta con una sonrisa al ver nuestra intención de entrar a curiosear, pero justo en el momento en el que abrimos las puertas para descubrir la escenografía, la música cesa. Un púlpito de DJ preside un fondo dorado, y un asteroide colgante nos vigila desde lo alto de esta escenografía galáctica. Miramos intentando escudriñar qué es lo que nos puede revelar ese pequeño vistazo sobre la propuesta, pero lo mejor es que sean ellos mismos los que nos lo cuenten. Y como la mañana invita a estar en la calle, nos sentamos junto a Marta Pazos, Hugo Torres, Fernando Epelde y José Díaz a charlar para acercarnos a su nueva propuesta.

LA COLECTIVIDAD Y ENVÍOS MUSICALES AL ESPACIO

Voadora han querido inspirarse para su nueva propuesta, la más musical de todas, en el envío por parte de la NASA, de una serie de discos dorados que contenían información sobre la humanidad en forma de imágenes y música, premisa a partir de la cual la compañía gallega ha construido este espectáculo. Una propuesta que nació gracias a un laboratorio organizado en el SURGE Madrid donde un colectivo de artistas venidos de diferentes disciplinas quisieron plasmar sus ideas en una misma propuesta que acabó resultando Hemos venido a darlo todo. “Partimos de ese evento porque queríamos poner la música en el centro. Nos interesaba hablar de la idea de la perdurabilidad. Es un experimento realizado en los años 70 que a día de hoy, a pesar de intentar recoger la esencia de la humanidad por si una vida inteligente la reconocía, está fuera de su tiempo, pasada de moda y nos interesaba trabajar ese concepto, ver qué podríamos poner nosotros ahora en la nave” nos explica Fernando Epelde “Nace de una idea del público que venía a ver nuestros espectáculos. Nos decía: ‘Es que salgo con unas ganas de bailar… Es que ¿cómo me voy yo ahora a mi casa con este subidón?’” Añade Marta Pazos, recordando lo que sucedía en su anterior espectáculo, Garage, el cual finalizaba con una especie de rave donde público y artistas acababan saltando y bailando todos juntos “Nace de la voluntad de hacer una experiencia en el que artistas y publico se fundan completamente”.

Después de lo que nos cuentan, encontramos la lógica de esa escenografía dorada y los discos enviados al espacio. Pero ¿qué es lo que va a ver el espectador? «El espacio es como si fuera un segmento del disco de oro amplificado” nos confirma Marta, un surco de ese vinilo en el que encontraremos imágenes, seres, creaciones, conceptos y, sobre todo, música, pues en esta ocasión ponen el hecho teatral al servicio de la música. «La voluntad era que el teatro no se comiera la música. Ver qué pasa si la música es la gran protagonista”. Una experiencia musical con una playlist original, compuesta con los samplers de esa música enviada al espacio; que además está contada desde el humor «posee mucha ironía porque somos gallegos» y la diversión «El espectáculo tira mucho de eso. Está lleno de comedia, de frescura, de música, y es muy festivo».

UNA EPIFANÍA MUSICAL

Hemos venido a darlo todo está de alguna manera hermanado a otro espectáculo con el que, curiosamente, coincide en la cartelera madrileña y que invita al espectador a dejarse llevar a través de lo que la música le genera: Las canciones de Pablo Messiez. «El teatro es la paleta perfecta para buscar una Epifanía y que se sienta parte de un grupo y vivir una experiencia comunitaria» Nos explican al hacerles referencia a esta coincidencia «Estamos en ese momento para hacer este tipo de cosas y combatir el individualismo imperante” apunta Epelde. “Cada persona tiene su propio universo cerrado en si mismo, estamos funcionando dentro de nuestra propia burbuja y creo que este movimiento del arte que se está generando, está buscando el reencuentro entre la gente” añade José Díaz “El ser humano tiene que encontrar un sitio donde nos podamos reencontrar y compartir cosas en común”.

La compañía compara la propuesta con el hecho de ir a un concierto, la energía que se genera, tanto la previa como la del propio instante, la excitación de lo que se va a experimentar, incluso tiran del humor para definir Hemos venido a darlo todo diciendo que es «casi como un portal de Belén. Van los pastorcillos a adorar a los que están allí dentro» y es que la propuesta de Voadora, a pesar de ser la que menos elenco tiene, es la más multitudinaria, pues tiende la mano al público, invitándole a ser parte activa“Quisimos abrir el espectáculo para dar al público la opción de quedarse sentando o levantarse. Todas las barreras normales de un espectáculo se las quitamos” nos adelante Hugo Torres «El espectáculo está muy definido, está muy marcado desde el principio hasta el final”  tanto es así que Marta Pazos nos confiesa que lo ha dirigido con cronómetro «Ahora, ¿cuál es el papel del público? Esa es una opción que le toca decidir a él» indica José Díaz «se le explica en qué consiste el ejercicio. Pero el objetivo es más vivirlo que entenderlo. Pedimos al espectador que se deje llevar, nosotros pilotamos, pero no vamos a forzarle a hacer nada ni a sentir nada” Algo que seguramente deje más tranquilos a los espectadores tímidos «A mi me aterra cuando me sacan” Admite Marta «He hecho mucho cabaré y he sacado a mucha gente, pero cuando yo voy de publico empiezo a sudar. Nosotros, este deseo de relación, lo hacemos de una manera que no te vamos a buscar, te abrimos la puerta y tú eliges si te quieres quedar en la butaca observando o entrar”.

Voadora abre los brazos, sube el volumen e invita a dejarse llevar difuminando los límites del teatro y de la música, de la platea y el escenario, para compartir lo que nos provoca esa música que viaja desde hace más de 40 años por el espacio y que ahora, entre los muros de la Abadía trasciende reinventada en una fiesta colectiva «Quisimos coger esa idea romántica de algo que está viajando hacia el futuro porque, realmente, lo único que va a quedar de la especie humana va a ser eso» nos dice Hugo Torres «Cuando dejemos de existir, eso va a seguir por ahí».

El día y la conversación invitan a seguir ahondando en el interior de este viaje espacial, pero ellos mismos nos aconsejan que lo mejor es que el resto lo conozcamos desde el patio de butacas, dejándonos llevar y, si el cuerpo nos lo pide, dándolo todo también nosotros.

Texto José Antonio Alba / @joseaalba

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José Antonio Alba
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