Igor Yebra por primera vez en España como director del Ballet Nacional del Sodre de Uruguay

José Antonio Alba

Un país de tan solo 3 millones de habitantes que se vuelca con la danza como lo hace Uruguay es motivo más que suficiente para que alguien como Igor Yebra diga que se siente uruguayo “A parte de ser de Bilbao, siempre que me preguntan que de dónde soy, digo que soy de donde la gente apoya lo que yo amo y por lo que yo he apostado”, nos comenta orgulloso en la presentación del programa con el que el Ballet Nacional del Sodre de Uruguay viene de gira a nuestro país.

Es la primera vez que regresa a España como director artístico del BNS, cargo que ocupa tras el paso de Julio Bocca por el mismo “Yo no he venido a sustituir a nadie porque sustituir a alguien como Julio Bocca sería una osadía, sino simplemente, consolidar un trabajo” dice Yebra, que ofrece en los Teatros del Canal este programa triple que va desde el ballet clásico con Temas y Variaciones de Balanchine, pasando por el contemporáneo con Chacona de Goyo Montero, una pieza que, según el direcor, posee “una musicalidad increíble” y donde“las luces juegan un papel muy importante”, para terminar con Encuentros de Marina Sánchez, donde Yebra vuelve a sacar el orgullo patrio, el uruguayo, poniendo acento para reclamar la autoría del tango para Uruguay “La comparsita es uruguaya y el tango también” dice con una enorme sonrisa sabiendo lo provocadora que es esta afirmación “El público va a oír muchos de esos tangos y enseguida los va a identificar con Buenos Aires y con Argentina, pero estos tangos que van a oír son uruguayos” nos cuenta sobre esta pieza que lleva el tango al terreno del ballet clásico.

“Es una manera de mostrar una identidad propia” comenta sobre este espectáculo que además de hacer patente la versatilidad del BNS, pretende acercar la danza a todo tipo de públicos, desde el más entendido hasta el más profano, e incluso hace un llamamiento para que los adultos lleven a los niños “Es el público del futuro y es por lo que hay que apostar. Por favor, ¡llenen el teatro con los niños!”. Esta gira es la forma que tiene el BNS para lograr despertar el interés por una disciplina que, según su director, tiende al elitismo, y lo hace con un repertorio variado y mucho más asequible que con un ballet de formato clásico, Yebra aprovecha para señalar directamente con el dedo “Aquí en Europa hay una competencia totalmente desleal, con compañías que todos sabemos muy bien, reúnen bailarines, cuelgan unos telones de cualquier manera y ponen un título de ballet clásico a un precio que una compañía oficial como la nuestra no puede competir, entonces tenemos que buscar un repertorio identificativo que nos quieran contratar”.

Una precariedad que cada vez se hace más patente en el terreno de la danza, no hay más que mirar el informe hecho público en la edición del Mercartes que se celebra en estos días en Valladolid, donde se dice que, este año en nuestro país, las compañías de danza se han visto obligadas a rebajar salarios y cachés, además de ver reducidas en un 47% las subvenciones desde el año 2013 y señalar la alarmante carencia de espacios estables donde poder ensayar y producir. Una situación que hace inevitable sentir cierto sonrojo y una punzada de envidia al escuchar a Igor Yebra hablar del fantástico estado de salud que vive la danza uruguaya: El BNS tiene sede propia y cuenta con un auditorio de 1800 butacas que prácticamente vende todo su aforo en cada una de las representaciones gracias a una política de precios que permite que el público pueda acercarse, no solo a conocer el ballet, si no a disfrutar de la cultura en general “Un país como Uruguay nos está dando una bofetada inmensa, y no solo con el ballet» Señala certeramente el director «Algo tendremos que revisar”.

Texto José Antonio Alba

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