'EL PERRO DEL HORTELANO', EN TEATROS DEL CANAL

Un ingenioso juego metateatral para Lope de Vega

Paco Mir firma la adaptación y dirección de un montaje aparentemente sencillo y "altamente divertido"

Antonio Rincón Cano

Imagen de Lope de Vega + Paco Mir: El perro del hortelano en Los Teatros del Canal

Pensar en una representación de un título de Lope de Vega con solo cuatro actores parece imposible. Ese es el ejercicio de virtuosismo teatral que propone Paco Mir para El perro del hortelano. El dramaturgo y director, conocido integrante del mítico grupo Tricicle, pone en pie la comedia de Lope jugando al teatro dentro del teatro. Es una forma lúdica de acercar el texto de 1618 a nuestros días.

Los actores andaluces Amparo Marín, Paqui Montoya, Moncho Sánchez-Diezma y Manuel Monteagudo darán vida a Diana, a Teodoro y a los otros 14 personajes escritos para la función. Pero además interpretarán a dos técnicos en apuros y a dos actrices amateurs, que intentarán ayudarlos. Este divertido enredo en dos planos ficcionales, producido en Sevilla por los catalanes Vania Producciones, se podrá ver en la Sala Verde de los Teatros del Canal hasta el 18 de septiembre. El montaje viene avalado por el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y la Feria de Teatro en el Sur de Palma del Río. 

Un divertimento metateatral

En escena aparecen dos técnicos para informar al público de que, por una confusión inexplicable, la compañía que iba a interpretar El perro del hortelano va camino de Lugo para representar Divinas palabras, de Valle Inclán. Los dos técnicos, sin embargo, se saben la obra de Lope y, ayudados por dos actrices locales amateurs, la representarán ante el público. Es ahí donde comienza el enredo dentro del enredo.

Amparo Marín: «Es un montaje muy gustoso porque entiendes fácilmente el texto clásico»

«La obra de Lope de Vega es muy divertida, pero, además, la propuesta de Paco [Mir] es una delicia y tiene inevitablemente el sello de la forma de hacer de Tricicle», explica Amparo Marín, actriz que interpreta a Diana. «Hay en el montaje un humor visual que es muy de Paco», dice Manuel Monteagudo. La doble trama teatral eleva exponencialmente la posibilidad de malentendidos y, con ellos, los puntos cómicos. Al mismo tiempo «hace que sea más fácil de digerir», continúa el actor. Los dos planos en los que se estructura la propuesta permite que «incluso se puedan explicar las partes de la obra más farragosas», asegura. Por su parte, Amparo Marín lo tiene claro: «Es un montaje muy gustoso, porque entiendes muy fácilmente el texto clásico. Te engancha con la risa que provocan los técnicos o las dos actrices amateurs«. «Es altamente divertido. Hacer teatro dentro del teatro hace que también lo sea para nosotros», completa su compañero de escena.

Imagen de Lope de Vega + Paco Mir: El perro del hortelano en Los Teatros del Canal

Homenaje a las “compañías de carretera”

Definir hoy qué o cuál es una compañía de repertorio puede ser complicado. Pero se puede comprender lo que significa ser una compañía de carretera. Se entiende por tal, ese conjunto de actores que recorren la geografía española a golpe de bolo en espacios escénicos, que van desde una casa de la cultura a un coliseo, pasando por una caseta de feria. Comediantes, titiriteros y artistas que no se pueden permitir el lujo de perder una sola plaza, ni por enfermedad. Esta es la sencilla premisa de la que parte Paco Mir para levantar la función de Lope de Vega. Esos dos técnicos no se van del teatro sin hacer El perro del hortelano, ya sea improvisando, interpretando diez personajes a la vez o haciendo efectos sonoros con una pandereta. Los cuatro protagonistas pondrán en pie de forma ingeniosa un clásico de las letras con dos escaleras de tijera y el vestuario de otra función que les presta un grupo de teatro local.

Los espectadores verán la función como lo hacía el público de los corrales de comedias; elementos básicos para localizar las escenas y centrando el montaje en la palabra. Pero la realidad supera a veces la ficción: «Hace un par de semanas a mí mismo me pasó con mi espectáculo Tai Viginia. Llegué al sitio en el que tenía que actuar y no había nada de la dotación técnica; a dos horas de empezar, aún estaban colgando focos. ¡Y claro que hice la función! ¡Vamos que si la hice!», cuenta divertido Monteagudo, que además de trabajar en esta versión de El perro del hortelano, tiene su compañía propia afincada en Sevilla desde 1996.

Paco Mir: «La trama de los técnicos habla de las dificultades de las compañías itinerantes para levantar producciones»

«Tengo 40 años de profesión. He hecho desde óperas a pequeñas obras infantiles, teatro rico y teatro pobre», explica Mir, «y me puedo permitir reírme ya de todo, con respeto. Es un homenaje a esas funciones que piensas que han sido un desastre y el público no se ha enterado de nada de lo que no se podía enterar. No saben que se ha desmayado un actor o se ha caído una parte de la escenografía», continúa. «La trama de los técnicos nos habla de las dificultades de las compañías itinerantes para levantar producciones y de las soluciones para salir del paso ante cualquier contingencia». 

Los actores recogen esta propuesta y añaden que «además de hacer un homenaje a esa parte de la profesión que pasa penurias para sacar los bolos adelante, también se hace a los grupos de aficionados. Son personas que sobre todo tienen mucho amor por el teatro», asegura Amparo Marín. «Las provincias están llenas de compañías muy dignas que no tienen la oportunidad de venir a Madrid, pero que hacen espectáculos de mucha calidad y que van de pueblo en pueblo llevando el teatro a todos los rincones de España», afirma rotundo Manuel Monteagudo.

El perro del hortelano de Lope de Vega

Manuel Monteagudo y Amparo Marín en un momento de la función // Fotos cedidas por Teatros del Canal

Versionar a Lope de Vega

El texto nace de una primera idea que tiene Paco Mir de hacer un Shakespeare en inglés con dos actores. Para poder hacer todas las escenas, hizo uso de dos técnicos que explicaran aquellas que no se podían representar sin un gran elenco. La pandemia le obligó a aplazar esa propuesta. Después, surge la oportunidad de ir al Festival de Almagro y es cuando retoma la posibilidad de hacer lo mismo pero con un autor español. El perro del hortelano se le presentó como la obra que más facilitaba ese ejercicio dramático de reducir a cuatro actores la interpretación de todos los personajes. Al llevar a cabo la adaptación, toma conciencia aún más del valor del dramaturgo barroco que, según él, «aporta a nuestros días y a nuestro teatro belleza, frescura e ingenio. Todo lo bueno que puede aportar el arte», añade Mir.

«Lope de Vega escribió mucho, pero no todo bueno. No todo lo antiguo es clásico. Los que llegan a esa categoría sobreviven a los años y a los siglos», reflexiona el miembro de Tricicle. «Hemos trabajado una versión -absolutamente respetuosa con la métrica original-, que facilita la comprensión de una obra en verso para oídos poco acostumbrados al lenguaje del Siglo de Oro», añade el director de escena. «Puedo traicionar la obra, entendamos esto entrecomillas, al intervenir el texto, pero siempre lo hago para que sea comprendido hoy. Yo quiero que el espectador entre en la función desde el minuto uno y no tenga ningún tropezón. Nada que le despiste pensando que no entiende lo que está escuchando». Los actores sostienen que es así. «Para mí es una alegría cuando al terminar nos dicen que se han divertido, que les ha gustado y sobre todo que han disfrutado del verso porque lo han comprendido», declara Monteagudo.

El montaje estará programado en Madrid solo dos semanas, del 7 al 18 de septiembre. Pero quieren volver a la capital. Mientras tanto, preparan ya un Rinconete y Cortadilla (sí, en femenino), de la que pronto sabremos más. Hasta entonces, puedes consultar las fechas y horarios de las funciones en Teatros del Canal aquí:

Escrito por
Antonio Rincón Cano
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