EN EL TEATRO INFANTA ISABEL

Inma Cuevas: «Si supiéramos el poder sanador que tiene el teatro, andaríamos por la vida más felices»

La hasta ahora actriz y productora debuta como directora de la obra ‘Aquellas migas de pan’

Amanda H C
Inma Cuevas se estrena como directora en la obra 'Aquellas migas de pan' en el Teatro Infanta Isabel en Madrid

La obra ‘Aquellas migas de pan’ se podrá ver del 11 de mayo al 4 de junio en el Teatro Infanta Isabel.

Tras años disfrutando a Inma Cuevas sobre el escenario, ha llegado el momento de descubrir su talento como directora. Se estrenará en este nuevo papel con la obra Aquellas migas de pan, en el Teatro Infanta Isabel, a partir del 11 de mayo. Y lo hará con un texto dramático, escrito por Jennifer Haley, que es, a la vez, una luminosa y otoñal historia sobre dos mujeres muy diferentes unidas por los recuerdos.

Una de ellas es una solitaria escritora que necesita terminar de escribir sus memorias porque los síntomas de su demencia comienzan a asomar. La otra, una joven cuidadora que le ayudará no solo en esa escritura, sino en la tarea de recuperar vivencias del pasado que las van a unir más de lo que se imaginan. Así, los personajes que interpretan Mónica Bardem y Carmen Ibeas huirán de sus respectivas soledades y aprenderán juntas a cambiarlas.

TeatroMadrid ha hablado con Inma Cuevas para descubrir cuál fue el camino que le llevó a ponerse al frente de la pieza y para conocer qué vamos a ver sobre las tablas.

¿Cómo llegas a este texto?

Afortunadamente, llego por Carmen Ibeas, que es parte integrante del proyecto, como actriz, traductora y productora. Ella me ofrece este texto para dirigirlo y, cuando lo leo, me adentro en un abismo. En un principio, me daba un poco de reparo ponerme a dirigir un texto tan complejo, pero el reto me llamaba mucho la atención. Además, estaba implicado también Niko Verona, amigo y compañero desde hace casi 20 años, y con quien he compartido escenarios, giras, camerinos y escuela, y no podía decir que no, por supuesto.

Lo primero que he leído de la obra es que es “una luminosa y otoñal historia”. ¿Cómo es esto?

Creo que tiene que ver con cómo me gusta o me gustaría que se viera la vida. Somos afortunados de respirar cada día y, al final, todo lo que nos sucede nos hace avanzar y nos enseña. Para mí, es una obra muy esperanzadora, aunque la escritora lanza un camino hacia la oscuridad. Siempre intento dar un toque luminoso, de esperanza, de vitalidad, que ya de por sí tiene la función, pero he escarbado en lo más profundo para que llegue al público de manera ligera a la vez que desde un lugar enternecedor y amable, porque el tema no es agradable. En el fondo, además de la falta de memoria o del Alzheimer, la obra habla de dos mujeres que se ayudan, que se cogen de la mano en un lugar en el que están perdidas. Habla de sororidad, de algo primordial que es el amor a uno y al otro, y sin eso no somos nada.

¿Qué une a estos dos personajes?

Alida y Beth son dos mujeres que están perdidas en un bosque y no saben que llegarán a la luz de la mano de la otra. Les une el desamor, una infancia truncada, estar varadas en mitad del mar y que, con esa mano amiga, van a llegar al lugar que las va a salvar. También son dos mujeres que se han hecho a sí mismas y que, dentro de esa oscuridad, han podido vislumbrar quiénes son. Cuando se miran y se reconocen, aparece la luz.

También creo que se recalca mucho la importancia de las palabras…

Cuando alguien se va, lo que deja es lo que ha impregnado en otras personas. Pero qué sería si los autores, pintores o músicos no dejaran su legado impregnado en algo palpable. La palabra es fundamental porque es con lo que nos expresamos. Es cierto que también lo hacemos con el cuerpo, la mirada, la boca, el tacto… pero, a veces, necesitamos escuchar lo que nos dice el otro y hablar o decir lo que sentimos con nuestras palabras. En este caso, las palabras son fundamentales porque uno de los personajes las va perdiendo, junto a sus recuerdos, y necesita expresarse. Cada vez sus ideas son más cortas, pero más precisas, y guarda la energía para hablar de lo que realmente es importante para ella.

Inma Cuevas se estrena como directora en la obra 'Aquellas migas de pan' en el Teatro Infanta Isabel

Mónica Bardem y Carmen Ibeas protagonizan el montaje dirigido por Inma Cuevas. Fotografía de David Ruiz

¿Tu primera dirección te ha cambiado mucho la perspectiva que tenías hasta ahora como actriz?

Me ha cambiado muchísimo, sobre todo porque he descubierto que tengo herramientas para acompañar y guiar a mis compañeras en escena. También saber que todo lo que he aprendido de mis maestros, lo que yo llamo la amalgama o la mochila de herramientas, me ha servido para compartirlo con otros. Es muy gratificante porque me estoy descubriendo y quiero investigar más. Además, me ayuda a entender a directores y directoras cuando trabajan conmigo y a empatizar con ellos. Me siento muy contenta y orgullosa de dar este paso, aunque en realidad no ha sido una decisión muy decidida, sino algo más orgánico y me cuesta ser consciente de que esto va a pasar en Madrid. Me apetece mucho compartir el viaje con el público y con la gente que me quiere.

¿Cuál fue la primera directriz que planteaste a las actrices, qué recuerdas?

Visualmente, intenté crear un espacio acogedor de paz y de calma. Cerré las puertas de la sala de ensayo, en la que estábamos todo el equipo. Puse música y la sensación que tuve fue de estar en una nube acolchada, en un lugar seguro, sin el ruido de fuera, para empezar a crear, a mirarnos y a reconocernos. A los pocos días de ensayos, descubrí cuál era el final de la función, y eso me hizo encontrar el principio y todo el viaje. Cuando encontré ese final, entendí la obra y ellas me siguieron y confiaron mucho. Me sorprende y me agrada muchísimo sentir que creamos un espacio de seguridad y de creación e imaginación para que la obra se pudiera dar.

Cuéntame detalles del resto del equipo.

A nivel de escenografía, de luz, de música, también he tenido la oportunidad de potenciar esa parte lumínica y de esperanza. Me he dejado llevar por un equipo que me ha permitido imaginar y plasmar todo lo que tenía en la cabeza. Javier Ruiz de Alegría, en escenografía e iluminación, es mi hombre del Renacimiento, el que participa en todas las producciones de Kendosan y a quien queremos para siempre. Es una suerte también haber trabajado con Jordi Collet, actor y compositor, que se ha encargado de la música, una parte fundamental porque yo no podría vivir sin ella a diario y me ha ayudado mucho a crear la atmósfera que acompaña a las actrices en el escenario. Almudena Bautista en vestuario también me ha cogido de la mano, siguiendo las pautas que le daba sobre colores y texturas y sobre el otoño, que lo impregna todo; ya es un viaje de un otoño a otro, un año en la vida de estas dos mujeres.

Inma Cuevas se estrena como directora en la obra 'Aquellas migas de pan' en el Teatro Infanta Isabel

La obra ‘Aquellas migas de pan’ cuenta la historia de dos mujeres que se unen para recordar. Fotografía de David Ruiz

Estrenáis después de Soledad, de Selu Nieto, una obra que giraba en torno a las relaciones familiares, a la soledad y a la salud mental. ¿Se está abriendo el teatro a nuevas temáticas de las que necesitamos hablar más o, al menos, darles un espacio?

El teatro es sanador y cada vez tenemos menos reparo en contar lo que nos duele y lo que nos sana. De verdad, hay que hablar de lo que nos sucede en las cabezas, de lo que nos pasa cuando no sabemos gestionar nuestras emociones. El teatro siempre ha sido un lugar de exposición, de preguntarse y responderse, y quiero creer que cada vez hay menos reparo en contar lo que uno es y que ya no es un tabú. Es fundamental porque nos pasa que pensamos que lo que nos sucede solo nos pasa a nosotros; pero cuando abrimos los ojos y miramos alrededor, nos damos cuenta de que todos tenemos una pequeña herida y de que, de la mano, nos podemos curar unos a otros. Y el teatro tiene ese poder y si cada individuo supiera esto, seguramente andaríamos por la vida un poquito más felices y sonrientes.

¿Qué crees que queda cuando las palabras se han ido?

El amor… porque las palabras vuelan, pero quedan en el cuerpo, en la vida, en la experiencia.

¿Cuál es tu camino de vuelta a casa? ¿Qué vislumbras?

Siempre una mano amiga, protectora. Veo una niña creciendo, el mar. Veo un camino luminoso, afortunadamente, como el de Beth y Alida. Veo hogar, pero hogar en el mundo, una casa y un mundo abiertos.

Escrito por
Amanda H C TWITTER

Me siento más a gusto en el teatro que en mi casa.

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