Jacobo Dicenta y Ramón Paso: «Hay un montón de temas de nuestra sociedad que están subyacentes al vampiro»

José Antonio Alba

Es mediodía de uno de los primeros días del año, las calles del barrio de Carabanchel no se han despejado de la niebla que lo baña todo desde hace varios dias, dándole al ambiente un halo misterioso muy apropiado para el encuentro con Ramón Paso, autor y director de Drácula. Biografía no autorizada versión del clásico vampírico de Bram Stoker, y con Jacobo Dicenta, actor con el que ha contrado para dar vida -si en este caso puede decirse así- al mítico vampiro.

UN CLÁSICO DEL QUE QUIZÁ NO SE HA DICHO TODO

La cita es en el local donde se encuentran rematando el espectáculo, nos han invitado a ser uno de los primeros espectadores ajenos a la compañía en ver un pase completo ¡Imposible resistirse! Viéndolo descubrimos la famosa historia del Conde Drácula pasada por el tamiz de la Compañía PasoAzorín, que ha querido rendir homenaje, no solo al famoso vampiro, sino a todo un género que normalmente no suele verse en los teatros. De hecho, lo de que sea una biografía «no autorizada», da pie para descubrir referencias a otros vampiros como Lestat, y la archiconocida Entrevista con el vampiro, mitos como Carmilla e incluso descubrir ramalazos de esos vampiros de humor socarrón que aparecen en películas como Noche de miedo, Blade o series como True Blood. El ambiente victoriano se mezcla con el cuero, las guitarras eléctricas con las supersticiones, pero siempre con Drácula como eje central. Porque, damas y caballeros, aunque Stoker nos lo contó, el vampiro no murió. El vampiro sigue surcando la noche, solo que ahora, gracias a la sociedad descreída del Siglo XXI, vive como una gran estrella del rock y sin ocultar su identidad.

«Hay un montón de perlitas para el que le guste el género vampírico» dice Ramón Paso aclarándonos, eso sí, que quien acuda buscando la historia de siempre, también la va a encontrar, solo que además descubrirá nuevos detalles sobre aspectos que no podemos desvelar. «No pretendemos aportar nada, pretendemos pasárnoslo bien y que se lo pase bien la gente» dice el director «Hemos hecho un acercamiento desde el respeto, el cariño y el mimo. Tan solo lo hemos llenado de las cositas de nuestro imaginario» y para ello ha contado con la presencia de Jacobo Dicenta dando vida al protagonista de la historia. «Desde que entró en mi vida hace tres años – Actor y director coincidieron en Jardiel. Un escritor de ida y vuelta dirigida por Ernesto Caballero en el CDNHe ido a todos sus espectáculos, que me parecen una maravilla» dice un Jacobo que, a pesar de meterse en la piel de Drácula, confiesa no ser muy entusiasta con el tema de los vampiros «Pero he descubierto que hay un personajazo ahí detrás muy divertido de hacer«.

«Me senté delante de él y le dije ‘Oye, quiero hacer Drácula, ¿te apetece ser Drácula?’ Me dijo que sí ¡y no le entregue texto!» Dice Ramón riéndose «Su generosidad y su fe fue absoluta» nos cuenta el director sobre el inicio del proyecto mientras nos explica que el texto ha ido creándose, creciendo y variando a lo largo de los ensayos «Los actores están en un proceso constante de cambio, les tienes que pedir cosas, y cambian y varían  y, hasta el día de antes, están abiertos a mejorar y variar. ¡Pues el texto tiene que ser igual!». De hecho, el monólogo inicial de Jacobo con el que se rompe la cuarta pared para que el público sienta la mirada del vampiro, no tiene más de cuatro días «Nunca estuvo, pero ese mismo día que se lo di ¡él ya lo estaba haciendo!» dice el director encantado «Trabajar con Jacobo es de una disciplina y de un amor por lo que hace apabullante» y el actor le quita importancia añadiendo «Yo salgo ahí y me creo todo lo que estoy haciendo, pero me lo creo no sabes a qué niveles», de repente se queda en silencio mirándonos y sonríe «¡Al final me van a interesar los vampiros!».

LAS HUMANAS TRIBULACIONES DEL VAMPIRO

Está claro que Drácula. La biografía no autorizada no es solo una historia de terror sobre vampiros «Nos dimos cuenta cuando comenzamos los ensayos» dice Ramón Paso «la obra es una mezcla de géneros. Es una historia de amor, tenemos mucho suspense, hasta una comedia muy ácida en momentos». Además del consabido romanticismo, su creador también ha querido hablar de la pérdida de la magia, del miedo y de la eternidad desde la mirada contemporánea «El Siglo XXI cada vez es una cosa más mercantilista, mas capitalista, y Dracula simboliza la magia, los sentimientos, la pasión, el aullar a la luna, la naturaleza» nos explican actor y director «Nuestro Drácula es la lucha del sentimiento contra el pragmatismo». Sin embargo en la función vemos que el vampiro insiste en su falta de sentimientos, cuando todos los miedos y la pasión están vertidos en él «Es verdad que no paramos de hablar de que el vampiro no tiene sentimientos ¡y los tiene más que nadie!» Dice Ramón «Siempre nos pasa eso, justo nos quejamos de que nos falta lo que realmente tenemos en exceso. Lo que pierde es la sensación de humanidad, pero lo que tiene es la inmensidad y lo que le pasa es que se aburre».

«Quizá nuestra aportación ha sido humanizarlo más» reflexiona el creador del espectáculo «Porque es verdad que hay un montón de temas de nuestra sociedad que están subyacentes al vampiro y que siempre se han utilizado como metáfora de algo» incluso, habiendo visto un pase del montaje que ahora podrá verse en el Fernán Gómez, nos atrevemos a decir que dentro de la propuesta se deja entrever la violencia de género como posible origen a la maldición que condena a Drácula a vagar por toda la eternidad alimentándose de sangre.

Durante toda la función se cuelan notas y fragmentos del Knocking on heavens door como mensaje subliminal del verdadero sentir del personaje «Lleva demasiado tiempo vivo, le ha dado tiempo a sentir, a dejar de sentir y volver a sentir. Es un juego de desconsuelo y de aburrimiento» nos explica Jacobo «El Drácula del Siglo XXI está cansado, ya no puede ni quiere más, pero no tiene cojones para suicidarse. Un vampiro no le tiene miedo a la muerte , al contrario, es lo que desea, desea morir y descansar, pero le da miedo lo que hay más allá». Nuevamente un temor absolutamente humano que nos plantea la cantidad de capas que posee el mito vampírico «Realmente está más vivo de lo que pensamos, tiene sentimientos, tiene emociones, y está desolado, lo que pasa es que es Drácula y es un vampiro. Pero creo que es una función que tiene mucha humanidad».

¡QUIÉN QUIERE EFECTOS ESPECIALES TENIENDO TEATRO!

Esta versión no cuenta con grandes efectos especiales, ni decorados fastuosos que nos hagan sentirnos dentro de la época en la que transcurre la historia; todo sucede en un escenario de aires industriales, con una estructura metálica de plataformas y rampas, creada por María Fernández, vestida por las luces de Carlos Alzueta y el espacio sonoro de Jorge Muñoz, el resto se lo dejan a la magia del teatro y la imaginación del espectador «Así pasó Shakespeare toda su producción» afirma Ramón «Es lo maravilloso del teatro, que el actor crea una magia. Se convierte en demiurgo y nosotros le seguimos» y así será como Drácula. Biografía no autorizada nos llevará de Londres a Holanda, pasando obviamente por Transilvania y Valaquia hasta aterrizar en Madrid. Veremos las sombras recorrer la escena y saltaremos en el tiempo desgranando el periplo de Drácula a través del tiempo, enfrentándose a sus adversarios y el recuerdo de ese amor que lo condenó. Todo provocado por algunos cambios escénicos y, sobre todo, el poder de la interpretación. Aunque ya nos aclaran que la aparente sencillez conlleva, para la compañía, un trabajo extenuante fuera de la vista del público «La parte de atrás es la leche, está todo el mundo corriendo, cambiándose porque, claro, saltamos las épocas» nos cuenta Jacobo «alguno de mis compañeros tienen 20 cambios, y algunos en décimas de segundo». 

«Hay que jugar a un juego que es muy difícil» dice Ramón «lo que hacen los once actores es una paliza tremenda» nos confiesa sobre un espectáculo que él mismo califica como «Un follón»  y entre risas nos dice: «Yo creo que nosotros lo pasamos bien porque nos gusta mucho lo que hacemos, pero es una cosa muy difícil». Quizá esta sea la seña de identidad de esta compañía que se atreve con todo, desde producciones propias como Las leyes de la relatividad aplicadas a las relaciones sexuales, pasando por clásicos como La importancia de llamarse Ernesto o versiones como el reciente Otelo a juicio o este Drácula «Y sin ningún tipo de subvención ni ayuda» puntualiza Ramón orgulloso «Esto es el valor de la compañía y ya está».

Ahora, como ambos dicen: «La función pide público»  y van a liberar a Drácula para que campe a sus anchas por el escenario del Fernán Gómez, haciéndonos creer, por un momento, que quizá en nuestro siglo los vampiros también existen… ¿Quizá?

José Antonio Alba / @joseaalba

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José Antonio Alba
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