La palabra «chusma» es uno de esos vocablos que hemos empleado o recibido en cualquier momento de nuestra vida desde un absoluto desprecio. Ninguna persona quiere sentirse interpelada, relacionada ni aludida por las connotaciones despectivas de este término. Como sucede normalmente con la lengua, el significado original de muchas palabras dista un poco o a veces bastante de sus usos más actuales. Esta es la mejor prueba de la vivacidad y riqueza del mayor tesoro que el ser humano ha recibido: la lengua.
El término «chusma» proviene del genovés «ciüsma» y se refiere al ritmo tocado con dos tambores en los barcos para marcar el tiempo del remo. Sin embargo, posteriormente fue utilizado por la Inquisición española para referirse a delincuentes, criminales o cómicos que, por sus delitos, se les condenaba a remar durante meses en las galeras en el siglo XVII.

Jaime Pastor y Hayleigh Smillie son los creadores y protagonistas de ‘Chusma’.
Chusma es hoy mucho más que una palabra polisémica; es un espectáculo para todos los públicos, creado e interpretado por Jaime Pastor y Hayleigh Smillie, que revive la historia de dos cómicos que, como polizones, huyen de la Inquisición española. Una visión cómica que reinterpreta el repertorio más inédito y gestual del Siglo de Oro desde un lenguaje contemporáneo.
La obra, que se podrá disfrutar los días 12, 13 y 14 de diciembre en la Nave de Terneras, pondrá el broche de oro a la IX edición del Festival Fiesta Corral Cervantes.
Chusma: un viaje del aula a la escena
La historia de Chusma comenzó de una forma completamente espontánea y cotidiana. «Todo nace de una conversación que tengo con mi jefe; viendo una película de los hermanos Marx, le dije: “Mira, este número está también en esta otra película de Charles Chaplin y en esta otra de Buster Keaton. Y él me dijo: “Uy, este número tiene 500 años por lo menos”. Entonces me pongo a investigar y ese número es un entremés español, o al menos el primer registro que tenemos es español, y está en Santander», explica Jaime Pastor, creador e intérprete del espectáculo.
Antes de como espectáculo, Chusma surgió inicialmente como un proyecto de fin de máster que fue el resultado de una ardua investigación sobre los entremeses que acompañaron a los cómicos en el exilio provocado por la Inquisición española. Gracias al apoyo que la Biblioteca Nacional de España brindó a Jaime, poniendo a su disposición una ingente cantidad de copias de manuscritos y traducciones muy complicadas de encontrar, y a la Universidad La Sorbona de París donde él estaba matriculado, se embarcó en un análisis exhaustivo que muy pronto le dejó claro que todo lo que había encontrado bien merecía ir mucho más allá de un estudio académico, y dar el salto a la escena convirtiéndose en una pieza teatral.

La obra es una visión cómica que reinterpreta el repertorio más inédito y gestual del Siglo de Oro desde un lenguaje contemporáneo.
Después de una laboriosa recopilación y reconocimiento de los entremeses, muchos de ellos inéditos, empezó el proceso de selección de los textos que siguió unos criterios claros: que el recorrido de los entremeses escogidos no pasara de España o bien que fuera posible perseguirlo: números que también aparecen en Francia, Italia o Inglaterra. Y, por otro lado, era fundamental que fueran obras que podían viajar con los propios cómicos, ya que esto hacía posible que los entremeses se convirtiesen en números de circo, esto es, en escenas de Molière cuando hablan con Francia o de la Commedia dell’Arte cuando hablan con Italia.
«Nosotros tuvimos muy presente desde el principio que no queríamos que fuera una obra de teatro escolar en el sentido de una conferencia. Queríamos que la gente reciba la idea de que la comedia que se ve ahora nació, mucha de ella, en los corrales de comedia y que no hay que inventar nada. Lo que hemos hecho nosotros es añadirle teatro físico, danza y música en directo, pero tú lloras y te ríes como hace 500 años», expone Pastor.
Chusma: una mirada contemporánea fiel a la esencia barroca
Circo, teatro, cine, danza y música en directo se fusionan en Chusma, un espectáculo donde destaca el lenguaje físico, visual y satírico.
En cuanto a la dramaturgia, en el espectáculo los textos llegan desde una caracola, y así en lugar de oírse el sonido del mar, se escuchan las composiciones del Siglo de Oro como una voz que viene desde el pasado. Esta decisión de no adaptar los entremeses descansa especialmente sobre la idea de poder escuchar de nuevo aquellas palabras tal cual fueron escritas hace más de cuatro siglos, y poder apreciar la riqueza y transformación del lenguaje y la lengua hispana.
Además, durante la investigación, una de las grandes revelaciones para la compañía fue descubrir que estos textos eran rimados como técnica para que los intérpretes los recordasen y no tanto para que fueran versos recitados o declamados. «Entonces ahí es donde hemos metido nosotros el teatro físico, porque muchos de esos textos son partituras físicas que hemos recuperado recreando, de alguna manera, los textos en forma de coreografía. En ningún caso la idea desde el principio era recitarlas. Las recitamos después porque hemos encontrado los textos y obviamente no había vídeos para ver qué coreografías hacían», afirma Pastor.
El desafío escénico es, por tanto, doble: conseguir que la gente se asombre y se estremezca a la vez, con la emoción a flor de piel entremés tras entremés, y apreciando la creatividad y belleza de estas composiciones. «Hemos recuperado las peleas contra piratas, las lluvias de verduras y las persecuciones entre el público; todo esto está muy presente en el repertorio. Por ese descubrimiento de los textos como coreografías las hemos puesto en escena de nuevo», explica Pastor.
Chusma: todo un imaginario universal en solo dos personajes
Chusma propone al público adentrarse en una aventura junto a dos personajes, cuya esencia nació en gran medida con el barroco español. Ellos son dos singulares cómicos: Chico y Rana.
Chico representa la autoridad, pero también el sueño, la atopia, la belleza, la música. El Pulcinella. Su alma se ha posado en Rinconete, en Hardy, en el Licenciado Vidriera, en Groucho o en Chico Marx, en Octavio de El perro del hortelano, en Chanfalla del Retablo de las maravillas, en Don Quijote. Por su parte, Rana representa el hambre, el juego, el error convertido en arte. Su alma salta entre Juan Rana, bufón popular del Siglo de Oro, y los criados enloquecidos de Lole. Está en Sancho Panza, en el Lazarillo de Tormes, en Harpo, en Charles Chaplin, en Totó, o en los payasos del circo.
«Hay un momento en el que la obra se acaba y lo hace en el hoy. Los personajes se van. Entonces, una de las conclusiones a las que llegamos es que el arte siempre está en los márgenes. Que estos personajes están en los márgenes. Siempre está este arte que nace en el hoy», afirma Pastor.

El espectáculo se podrá ver del 12 al 14 de diciembre en la Nave de Terneras del Corral Cervantes.
A través del viaje iniciático de Chico y Rana, el público redescubrirá que todos llevamos dentro al mismo tiempo un Don Quijote que está en las nubes y un Sancho Panza que está en la tierra; un Buster Keaton que está en la luna, pero también un Charles Chaplin que tiene hambre. Todos estos personajes eternos de la literatura y el cine nos muestran que el lunático no puede sobrevivir sin alguien que le lleve un poco de la mano; o que el payaso blanco, bello e inteligente se siente muy solo sin compartir su día a día con alguien que le despegue un poco los pies del suelo.
«Chusma es un viaje que nos recuerda que todos nos necesitamos unos a otros. Chico necesita a Rana y viceversa. Y hay una ternura que no tiene que desaparecer. El viaje no se rige por el negocio, sino por la supervivencia. Y al fin y al cabo todos estamos sobreviviendo a algo. Y, por ello, todos tenemos dentro un Chico y un Rana», confiesa Pastor.
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