Joel Joan: «Cuando la vida nos pone en una situación límite, descubrimos realmente quién somos»

José Antonio Alba

En los últimos tiempos las escape rooms se han erigido como una de las alternativas de ocio más atractivas. Aprovechando el fenómeno, Joel Joan y Hèctor Claramunt, idearon una historia que lleva por título precisamente Escape Room y transcurre en uno de estos espacios. Antes de aterrizar en Madrid, el espectáculo se estrenó el año pasado en Barcelona, donde aún sigue cosechando un gran éxito con el propio Joel Joan como actor.

Sobre el escenario veremos a dos parejas amigas de hace años que han decidido ir a pasar una tarde divertida y poner a prueba su inteligencia. Ya van con la piel algo sensible, porque unos días antes se ha encontrado en un contenedor del barrio donde tiene lugar el juego el cadáver de un hombre descuartizado. Desde el momento en que se cierra la puerta de la habitación, empiezan a ocurrir cosas extrañas. Evidentemente, no desvelaremos mucha cosa más, pero sí podemos avanzar que la aventura pondrá a prueba su amistad. Como ya os podéis imaginar la experiencia de los cuatro protagonistas que intervienen en el juego, interpretados por Antonio Molero, Kira Miró, Leo Rivera y Marina San José en la producción que veremos en el Teatro Fígaro, no será nada convencional, encontrándonos con una comedia llena de momentos de intriga y suspense.

Teatro Madrid.- Las “escape rooms” son todo un fenómeno. El teatro no lo podía obviar.

Joel Joan.- Teníamos ganas de pasarlo bien. Mantenernos instalados en la comedia y vimos claramente que Escape room era la olla a presión perfecta para poner a cuatro personajes, con una cuenta atrás, una urgencia, y que pasaran cosas extrañas que normalmente no pasan en un escape…

TM.- En una “escape room” es importante la trama, el entorno, el contexto, los enigmas… ¿Qué aportáis de nuevo? 

JJ.- Buenos personajes. Eso sí, es una obra sin grandes pretensiones. Buscamos que entretenga a la gente y que extraiga alguna conclusión. El objetivo era encontrar unos personajes muy identificables. Que el espectador los reconociera fácilmente. La historia pasa en Lavapiés y está absolutamente arraigada a la realidad y lo que pasa hoy en día en nuestro país. Deseo que el público conecte, que se sienta interpelado. Que se lo pase de coña viendo a estos personajes en una situación límite.

TM.- La comedia de terror a menudo utiliza la sátira sobre los clichés del horror. ¿Cuanto más básico es el terror, más reímos?

JJ.- El terror, el suspense, lo utilizamos como gancho. Que cuatro personajes entren en un “escape room” de un barrio donde hay un asesino en serie que está descuartizando cuerpos, es el gran tema del suspense. Utilizamos el terror, el suspense, para generar expectativas y grandes interrogantes. Esta situación de terror es una manera fantástica para poner los personajes al límite. Sólo así salen las verdades. Cuando la vida nos pone en una situación límite, descubrimos realmente quién somos.

TM.- El simple hecho de resolver enigmas juntos puede crear vínculos enormes o romperlos.

JJ.- El juego nos hace muy peligrosos. Puede poner a prueba la amistad hasta límites insospechados.

TM.- Arrancaste siendo únicamente actor, pero poco a poco tu carrera también ha desembocado en la dirección y la escritura. ¿Cómo ha sido ese proceso?

JJ.- Me apasiona hacer de actor y nada más. Es un poco la expresión de mi fracaso formar parte del guion y la dirección. Si las cosas me hubieran ido como me habría gustado, quizás estaría rodando con Martin Scorsese. Tendría la mesilla de noche llena de guiones para escoger. Ser exigente me ha permitido escribir. Plats Bruts, Porca Misèria y El Crack me han proporcionado papeles que muy a menudo he visto en otros productos televisivos y que aquí no acaban de llegar. Con los años he descubierto que me hace muy feliz. Escribir, pensar historias, inventarme personajes, giros inesperados, mantener al espectador sobrecogido, es chulísimo. Escribir y dirigir es un mismo trabajo. Es cierto que en unos inicios no entraba en mis planes, con los años me he sentido a gusto haciendo esta faceta.

TM.- Te gusta ser propietario de tus errores y no ser responsable de los errores de los otros.

JJ.- [ríe] ¿Qué es más importante, hacer un buen partido como jugador o que el equipo gane? Muy a menudo pasa esto en este oficio de actor. Te encuentras defendiendo cosas que harías muy diferente, pero estás al servicio de otros. Te implicas al cien por cien. Esta armonía entre hacer bien tu trabajo y formar parte de un proyecto en el que confías, es muy agradecido y satisfactorio.

TM.- Eres de los actores que hablas más abiertamente de política. Si el procés fuera un “escape room”, ¿en qué fase se encuentra?

JJ.- [ríe] Estamos en el minuto treinta de los sesenta que tiene un “escape room”. El momento de mierda que dicen los yanquis. Cuando los personajes se encuentran en su momento más bajo. Con la esperanza entre los dientes. Aquel instante de las películas donde piensas que el protagonista no lo conseguirá y al final lo acaba consiguiendo.

TM.- ¿Nos evadimos de la realidad porque nos decepciona?

JJ.- La realidad la vivimos y la sufrimos cada día. En este momento nos decepcionan muchas cosas. Todo lo que sucede con nuestros políticos. Estamos probando un miedo nuevo, un miedo que habíamos superado, de la violencia, en una Europa democrática donde los problemas se solucionaban hablando y votando. Se ha despertado un miedo que no teníamos controlado. Estar en contacto con este miedo es el primer paso para vencerlo. Ser valiente no quiere decir tener miedo, quiere decir trascenderlo, superarlo, hacernos fuertes para la siguiente etapa. Estamos asumiendo esta nueva realidad, este trauma que hemos sufrido, y nos toca superarlo o desfallecer y perder.

Oriol Puig / @ori_uri

Escrito por
José Antonio Alba
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