Los Teatros Luchana han estrenado el año presentando Que nadie se mueva, una enloquecida comedia escrita por Jon Plazaola y Esteban Roel, quien también la dirige, que nos ofrece una disparatada historia en la que una Policía Nacional (Elena Lombao), un Mosso D’Esquadra (Agustín Jiménez), una Guardia Civil (Sara Gómez) y un Ertzaintza (Jon Plazaola) se ven obligados a resolver un crimen juntos.
Toda una crítica a la situación sociopolítica de nuestro país en clave de humor de la que hemos querido charlar con dos de sus protagonistas: Jon Plazaola y Sara Gómez.
Teatro Madrid.- ¿Cuándo nace Que nadie se mueva?
Jon Plazaola.- Nació, como la mayoría de las cosas en este país, en un bar. Esteban, el director, tenía la idea de hacer, con cuatro chicos de la escuela, una obra; necesitaba alguien que la escribiera y fui yo. Fue un proceso maravilloso, fuimos un poco a trompicones porque en aquella época era un poco difícil coordinarnos y la teníamos como segunda opción, pero vimos que iba para adelante y según crecía, nos gustaba más. Fuimos muy tercos y lo sacamos adelante.
TM.- Si no recuerdo mal, la primera vez que se estrenó fue hace ocho años en Garaje Lumiere, ¿verdad?
JP.- Sí, lo estrenamos en Garaje Lumiere. Fueron unos momentos maravillosos los que vivimos allí, recuerdo que después de nosotros estaba con otra obra Maggie Civantos, con la que después hice La pequeña suiza. El caso es que no se nos ocurría mejor lugar para una obra tan gamberra ni tan divertida; y con la cercanía con el publico que, para una obra que rompe la cuarta pared desde el principio, es esencial; algo que nos pasa también ahora en los Teatros Luchana. La obra también pasó por Nave 73, por Teatro Galileo y después hicimos una pequeña gira.
TM.- Y pasados los años la volvéis a retomar.
JP.- La obra se hizo «un Guadiana». Parecía que se había enterrado, pero lo recordábamos con tanto cariño y hace poco, viendo la situación sociopolítica actual de España, sentimos que pedía a gritos volver y decidimos rescatarla.
TM.- Para los que la vean ahora por primera vez, ¿qué quiere contar y desde dónde?
Sara Gómez.- Nos encontramos la evidencia del panorama sociopolítico que tenemos ahora mismo, pero en una clave de humor. La obra no se queda en la superficie, sino que pretende ahondar un poco en el mensaje de que tenemos que ser conscientes de que realmente lo que importa es que, al final, todos estemos unidos y se hace desmitificando clichés desde el humor.
JP.- Lo que mas buscamos es que la gente quite muchísimo peso a los asuntos que nos ocupan hoy en día porque, realmente, ¿cuántos de esos asuntos nos corresponden a nosotros? Queremos dar un mensaje positivo y de comunión: «Vamos a reírnos todos de esto y vamos a ocuparnos de las cosas que de verdad importa» Del día a día, del billete de metro que sube de precio de repente, del paro, de por qué los jóvenes tienen cada vez mas problemas para emanciparse. Todo eso es más importante que el color de la bandera que cuelgues de tu balcón. Venimos a decir eso, pero en tono de humor.
TM.- De alguna manera, fuisteis visionarios con el tema de las banderas en los balcones.
JP.- Mucha gente, cuando vea lo que hacemos con los precintos -uno saca uno con la bandera española, otro con la catalana y el vasco con la ikurriña- pensará: “Ah mira, como lo de los balcones”, pero no, ha sido al revés. ¡Es increíble como, de pronto, hace 8 o 9 años interpretamos eso que luego ha pasado!
TM.- ¿Ha cambiado Que nadie se mueva desde que se estrenó la primera vez a lo que veremos ahora en los Luchana?
JP.- Es curioso porque hay quien ha visto la función cuando se estrenó y la ha vuelto a ver ahora y le parece mucho más heavy ahora ¡y no hemos cambiado nada! Lo que ha cambiado han sido las circunstancias, ahora parece más incisiva porque es de lo que se está hablando en la calle estos días. Lo único que hemos hecho ha sido actualizarla, pero la estructura sigue siendo la misma. Es curioso como a la gente le parece ahora más heavy.
TM.- ¿El humor lo puede todo?
SG.- El humor es una de las mejores maneras para poder mover conciencias. No se trata de convencer a nadie, simplemente agitarlo un poco para que piense pasando un buen rato. El humor es un vasodilatador maravilloso de las tensiones, si te das cuenta, se mete el humor porque todo entra mucho mejor, nos entretiene, disfrutamos, y desde ahí se trabaja y se aprende mucho mas. La critica o la argumentación te entra desde un sitio mas templado, no es un cuchillo amenazante, es como un juego, hay opción a un “toma y daca”, a un compartir y una conversación. Al final la risa es un diálogo. Te puede parecer un humor ácido, un humor negro, cínico, sarcástico, para gustos los colores, pero sin duda, la risa es una manera de hacernos pensar y darte cuenta de la evidencia de que hay veces que cada uno lo llamamos de una manera, pero nos referimos a lo mismo.
TM.- Enumeras tipos de humor, y es verdad que en la obra ha optado por un humor pasado de vueltas y extremo.
SG.- (Risas) Es cierto que es un humor muy bruto, pero Jon y Esteban Roel es lo que pretenden, que nos llevemos un poco las manos a la cabeza, pero desde la risa, y decir “¡Madre mía, qué país!”. Ellos no se han inventado nada, todas las cosas que se dicen, que se hacen y que evidenciamos en la obra han pasado, son reales.
JP.- Hace unos días veía la investidura y pensaba: “Es que hagamos lo que hagamos, por mucho que nos esforcemos, nunca vamos a llegar a ese nivel de comedia ¡Es imposible!” (Risas)
TM.- ¿Cómo es trabajar como actor en un espectáculo de creación propia?
JP.- Para mi es una gozada, lo defiendes a capa y espada ¡Es nuestro bebé! Cuando has participado en el proceso creativo desde el principio, cuando has estado ahí desde el minuto cero, el proyecto se convierte en muchísimo mas especial para ti. Esteban y yo lo estamos disfrutando muchísimo, lo sentimos muy nuestro y lo queremos cuidar hasta el final. Nos ha llevado tiempo, ahora nos queda disfrutarlo.
TM.- Sara, ¿y tú? Cómo has afrontado tu personaje.
SG.- Me encanta hacer papeles muy disparatados y muy alejados a lo que yo soy. Nunca había hecho personajes que impusieran, que llevaran el mando, y la Benemérita es el orden, el respeto, la rectitud, lo que se debe hacer, la norma. Tengo un monólogo en la función sobre la libertad que he de reconocer que me ha hecho pensar mucho; me considero mas flexible en ideas y pensamientos que los que tiene a lo mejor mi personaje, pero me ha hecho pensar en lo difícil que es saber cuáles son nuestros limites en la libertad, como se dice en la obra: «La libertad es una jaula muy grande», y hay que tener mucha conciencia y mucha capacidad para vivir en libertad. Me ha hecho pensar mucho, me ha enseñado mucho. Ha sido muy interesante investigar para defenderlo.
TM.- ¿Cómo ha sido el proceso de ensayos?
JP.- Lo mejor de los ensayos ha sido que todos teníamos ganas de ir a los ensayos, nos lo pasábamos muy bien creando. Ha sido un proceso maravilloso, hemos estado desde mediados de octubre trabajando. Además, con estos cómicos de primer nivel ha resultado un proceso creativo muy bueno, todas las propuestas que hacían han hecho que salgan muchas más cosas de cada personaje.
SG.- Han sido una locura maravillosa. Todos traíamos un montón de ingredientes siempre. Hemos tenido que recortar minutos de la obra porque, entre lo que ya había en la obra, mas lo que íbamos aportando y lo que iba surgiendo, era como “¡Basta! Tenemos que parar”. ¡Es un equipo maravilloso!
José Antonio Alba / @joseaalba