José Andrés López: «Creo que un monstruo es alguien que intenta hacerte creer que no es un monstruo»

José Antonio Alba

La compañía Viviseccionados estrena en Madrid su nueva obra titulada ‘La patética historia de Niño Piña en cinco actos’. Tras su paso por Valencia, Nave 73 inicia el nuevo año con este montaje que reflexiona sobre la belleza y el horror en nuestra sociedad actual bajo la pregunta clave ¿qué es un monstruo?

El sexto montaje de Viviseccionados, que se podrá disfrutar los miércoles y jueves de este mes de enero, tiene como protagonista a Niño Piña, un chico nacido con una malformación craneal cuya supervivencia configura una historia inventada para soportar la existencia. A través de varias escenas llenas de momentos grotescos, crueles y retorcidos, este drama libera una representación de la vida como una constante de golpes y más golpes.

‘La patética historia de Niño Piña en cinco actos’ es una búsqueda y una reflexión sobre aquello que, como colectivo social y como individuos, juzgamos como horrible, extraño o deforme. Además, temas como la identidad, la apariencia física, las propias limitaciones del cuerpo y hasta la aceptación y la exclusión del otro y de uno mismo también forman parte del universo mostrado en escena por Román Méndez de Hevia, Elena Esparcia, María Pizarro, Mikel Arostegui y Jose Andrés López, actor que también firma y dirige la pieza y con quien Teatro Madrid ha estado charlando para revelar la oscuridad y la luz que esconde esta obra.

Teatro Madrid.- ¿Quién es Niño Piña?, ¿qué representa como personaje?

Jose Andrés López. – Niño Piña somos tú y yo. Es nuestra parte de inocencia que, tarde o temprano, acaba siendo destruida por los demás. El animal que apedreamos entre todos.

TM.- ¿Cuál fue el punto de partida para empezar a montar esta pieza y cómo habéis trabajado en los ensayos?

J.A.L. – Nos reunimos para hacer un taller de investigación durante casi un año en el que propuse un cuento breve que había escrito hace tiempo. Ha sido un proceso colectivo, como todo mi trabajo y, quizá, este ha sido particularmente complicado por cosas como el exceso de libertad, que a veces puede ser dañina, y por otras circunstancias desagradables. He llegado a creer que esta pieza estaba maldita.

TM.- ¿Cómo habla esta obra sobre nuestra sociedad?, ¿es una visión de la que se pueda aprender algo?

J.A.L. – No busco que nadie aprenda nada con ella. No me interesa el arte que intenta enseñar. A personas de mi alrededor y a mí nos suceden cosas y, quizá, al compartirlo en un escenario, a alguien le pueda ayudar a soportar un poco la vida.

TM.- ¿De qué has hablado a través de este Niño Piña?

J.A.L. – Creo que siempre hablo de lo mismo; de la soledad y del amor. Aun intentando hablar de lo social o de lo político, acabo llegando a esos temas siempre.

TM.- ¿Por qué Niño Piña es una historia inventada?

J.A.L. – Porque en este proyecto, intenté llegar a algo lejano a mí, como un intento de viajar a buscar cosas nuevas que no tuviesen nada que ver conmigo, buscando un milagro de cambio radical o algo así. Y no lo encontré.

TM.- ¿Hay esperanza o alguna luz en esta obra tan oscura?

J.A.L. – La de los focos en los cuerpos, de verdad. Veo a mis compañeros y compañeras mover sus cuerpos y, al menos, yo encuentro esperanza o alivio. En Valencia, me dijo una persona que la pieza le hizo sentir la necesidad de disculparse con una persona de su pasado. A saber qué le hizo…

TM.- Después de vuestro estreno en Valencia hace un año, llegáis a Madrid, ¿ha cambiado en algo la obra durante todo este tiempo?

J.A.L. – Hemos cambiado algunas escenas. Ha pasado un poco como cuando alguien te parece perfecto al principio y el tiempo te va mostrando sus defectos y miserias. Claro que sin ingenuidad, no nos ilusionaríamos nunca por nada. También hemos cambiado nosotros, tenemos más seguridad y también emociones nuevas con las que trabajar.

TM.- Este es el sexto montaje de Viviseccionados, ¿qué característica/s comparte la compañía en todos vuestros trabajos?

J.A.L. – Un interés concreto por las posibilidades de la belleza, la violencia, el dolor… A veces con la palabra y otras con el cuerpo.

TM.- ¿Qué es ser un monstruo para ti y qué crees que significa ser un monstruo en nuestra sociedad actual?

J.A.L. – Creo que un monstruo es alguien que intenta hacerte creer que no es un monstruo. También puede ser alguien que no reconoce sus monstruosidades. Qué peligro tienen los lobos que no sienten remordimientos y las ovejas, en general todas… Dios nos libre de las ovejas.

TM.- ¿Hay monstruos en el mundo del teatro?

J.A.L. – Hay toda clase de criaturas: cansinas, impostoras, rancias (muy rancias) pero también algunas por las que no te importaría ser devorado.

Amanda H C / @ama_i_anda

Fotos Virginia Rota

Escrito por
José Antonio Alba
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