José Luis Arellano: «El perdón es uno de los grandes motores de la cultura»

Bea López

Oceanía es el último proyecto de Gerardo Vera, una obra que es un homenaje póstumo a su persona, con un texto escrito por él y José Luis Collado con dirección de José Luis Arellano e interpretado por Carlos Hipólito. Una producción de Teatro Español, Carhip5 S.L., Traspasos Kultur S.L. y COART+E que podrá verse en la Sala Max Aub de las Naves del Español del 3 de marzo al 24 de abril.

El 20 de septiembre de 2020 falleció Gerardo Vera, escenógrafo, diseñador de vestuario, actor y director de cine y teatro. En 2019, él ya había sentido la necesidad de volcar su recuerdo de infancia y juventud en unas memorias literarias de algo que llegó a ser una especie de novela de unas 350 páginas. Y de ese germen narrativo surgió la idea de convertirlo en un monólogo teatral de una hora y media de duración. José Luis Collado y él trabajaron mano a mano en este texto, cuya versión definitiva le entrega José Luis a Gerardo el 30 de diciembre de 2019.

«No hay otro», estas eran las tres palabras que repetía Gerardo al referirse a Carlos Hipólito como el único intérprete posible para este espectáculo, y así Gerardo le transmite a José Luis Collado su último deseo de que el proyecto saliera adelante sin él y lo hiciera con Carlos.

Imagen de 'Oceanía' de Gerardo Vera

Carlos Hipólito protagoniza ‘Oceanía’ en la Sala Max Aub de las Naves del Español. // Foto: José Alberto Puertas

Oceanía es la historia de un hijo con un padre, y la evolución de esa relación en un contexto familiar muy peculiar en los años 50. En el viaje del niño hacia la edad adulta se produce un reencuentro con su padre cuya relación es la esencia y la columna vertebral de una obra, que aborda también la sexualidad de un hombre a lo largo del posfranquismo. Gerardo Vera sentía la necesidad de ponerse en paz con un país con el que era muy crítico y convierte así al teatro en ese refugio para poder contarse. Se cuenta a sí mismo a través de la ficción, y es por ello que Oceanía es un espacio teatral con tintes autobiográficos que enfrenta a un creador de teatro frente a un país y conversa con él.

En la obra su protagonista empieza a descubrir los mapas y le llama la atención Oceanía al ser el continente que estaba al otro extremo del planeta. Él cree que allí su vida pudiera ser totalmente diferente a la suya y así asocia esa idea con un sentimiento de felicidad. Ese niño que soñaba con viajar a Oceanía realizará un viaje vital que guarda clara referencia a Homero e Ítaca como ese trayecto en el que lo fundamental es el camino, no el destino.

Para poder emprender este periplo y cumplir con la promesa del maestro de que el proyecto se convirtiera en una pieza escénica tan solo faltaba encontrar al director perfecto y la única opción era José Luis Arellano, puesto que todo el equipo del espectáculo está compuesto por aquellas personas a quienes Gerardo Vera consideraba su familia teatral.

Desde Teatro Madrid hemos podido hablar con él sobre su labor de dirección escénica en este espectáculo y el significado que el influjo y trayectoria de Gerardo ha dejado en su vida.

Entrevista a José Luis Arellano

¿Cuándo surgió la idea de sumarte a este proyecto?

José Luis Arellano: Cuando ocurre el hecho desgraciado de que Gerardo muere, y tanto José Luis Collado como Carlos Hipólito seguían con la idea, junto con el Teatro Español y los productores, de hacer este espectáculo, estábamos haciendo justamente «Macbeth», que era otro de los proyectos póstumos de Gerardo Vera y yo estaba también en el equipo directivo. Y un día se sentaron conmigo y Collado me dijo que era la persona adecuada para hacer este proyecto. Es verdad que yo durante el año y pico que escribió Gerardo con Collado esta suerte de memorias, él me las leía todos los días y compartíamos mucho de ellas. Y durante todo ese año y medio muchas veces Gerardo como que cambiaba de órbita sobre quién podía dirigir esto. Algunas veces sentía que lo tenía que dirigir él, pero otras veces sentía pudor y me decía: «esto lo tienes que hacer tú, Arellanito».

La obra es un monólogo interpretado por Carlos Hipólito, que da vida a Gerardo. Desde la dirección escénica, ¿cuál ha sido el motor del espectáculo?

JLA: Para mí han sido dos los motores básicos. El primero es ese discurso que tiene la función de enfrentar a un hijo con su padre y enfrentarlo en un espacio teatral. En la realidad, probablemente, este encuentro no ocurrió, lo trae a un teatro para hablarle a los ojos y pedirle disculpas. El perdón, y me remito a Homero, creo que es uno de los grandes motores de la cultura; si nos interesa «La Ilíada» es porque hay un perdón de un padre a un hijo. Y este para mí ha sido el motor fundamental de esta historia. Y luego también el lugar en el mundo que tiene alguien diferente. Al final Gerardo, este personaje, es un tipo diferente porque le gusta la cultura, el arte y porque vive en un universo donde su sexualidad no está aceptada. En la España de posguerra, en el franquismo, la homosexualidad era hasta penada. Estos dos motores del diferente y del que utiliza esa diferencia a mí me parecen fundamentales porque la diferencia al final tiene que ver con el arte para pedir perdón.

Has trabajado en anteriores ocasiones con José Luis Collado. El estreno de esta obra para él es una promesa cumplida a Gerardo con quien compartió muchos meses de creación dramática. ¿Cómo ha sido trabajar con él en esta obra tan especial para ambos?

JLA: Ha sido, como siempre es trabajar con José Luis, trabajar con familia. Nos entendemos muy bien y yo lo quiero muchísimo, y él a mí. Ha sido como trabajar con un hermano. Ha sido una obra especial, al conocer muy bien a José Luis y conocer muy bien por dónde ha pasado, ha habido cosas que sé que podían hacerle a él más o menos daño, sobre todo pues a nivel de texto, por ejemplo, si yo quitaba o no frases. Y, sin embargo, no ha sido así. Él ha asumido que esto tiene que tener un riesgo teatral y que lo emocional había que dejarlo a un lado. Entones ese trabajo ha sido muy bonito y nos ha unido muchísimo más a los dos.

Imagen de 'Oceanía' de Gerardo Vera

‘Oceanía’ es la historia de un hijo y su padre dentro de un contexto histórico particular. // Foto: José Alberto Puertas

Gerardo siempre tuvo claro que Carlos Hipólito tenía que ser el actor que lo interpretara ¿Cómo ha sido trabajar con él desde la dirección escénica?

JLA: Cuando trabajas con él lo descubres, Carlos es un tipo elegante, cariñoso, trabajador y que tiene unas capacidades teatrales y artísticas bestiales. Este es un personaje complejo que tiene muchas aristas, es un personaje que pasa por muchísimos lugares e interpreta a muchísimos personajes, y que tiene un pensamiento humano muy determinado para poder contar esta historia. Y necesitaba un catalizador de la órbita de Carlos. Y parafraseando mucho a Gerardo, cuando él decía que Carlos es un actor inmenso, yo ahora lo digo: es un actor inmenso; es de esta raza de actores españoles, que tenemos un montón, que entiendes perfectamente que esté donde está, porque trabajar con él es trabajar con una plastilina absolutamente dispuesta. Es maravilloso.

Has considerado siempre a Gerardo como tu maestro, además de un amigo y un hermano. ¿Cómo ha influido su presencia en tu vida tanto profesional como personal?

JLA: Es curioso como muchas veces hasta que alguien no muere uno no es consciente. Profesionalmente por supuesto ha sido importantísimo. Porque, aunque yo tengo mi personalidad y mis gustos, para mí haber podido trabajar con uno de los grandes maestros del teatro de este país, que se ha inventado un montón de cosas y que tenía una comunión y una conexión con lo que estaba ocurriendo fuera brutal, ha sido una ventana abierta a una exposición diaria de información teatral y artística. Y de hecho Gerardo, que tenía ya su edad, era un niño pequeño, estaba constantemente mirando referentes teatrales que sucedían en el mundo. Yo he aprendido a intentar mantenerme siempre joven de pensamiento y de apertura. Y después, como amigo y como padre ha sido un motor y un faro, sobre todo cuando la profesión se convierte en algo oscuro, porque sabemos que lo hace, pues es un faro el hecho de que él haya sido tan honesto consigo mismo y tan verdadero consigo mismo. Es una de esas cosas de las que uno aprende: cómo ser honesto.

¿Qué significa en tu carrera Oceanía?

JLA: «Oceanía» para mí ha sido un punto y aparte en muchos aspectos. No sé si a nivel de lo que se puede convertir en la profesión no tengo ni idea porque esto como siempre es un abismo, pero a nivel personal sí que ha sido importantísimo porque esta obra ha transformado mi forma de ver gran parte de la profesión. Ha sido un regalo que Gerardo me da, que nos da a todos, y me da a mí personalmente, para que entienda la profesión desde otro sitio a través de su pensamiento. Y así ha sido gracias también a Carlos Hipólito. Yo siempre he entendido la profesión desde un lugar muy activo, y ahora con la idea de Carlos y de Gerardo entiendo que también la reflexión en la profesión es importante, y el ponerte a ti mismo frente a un espejo para poder contarte es muy importante. Y esto es algo que me han enseñado los dos.

Beatriz López / @HoneyDarkAngel

Escrito por

Periodista y filóloga hispánica que ha hecho de su pasión por la cultura y las artes escénicas su forma de vida. Creadora de contenidos editoriales de TeatroMadrid y redactora de la Revista TM.

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