NUEVA TEMPORADA

Josema Yuste: «Trabajo para la gente, para hacerla feliz y eso a mí me llena de felicidad»

Su nueva comedia ‘Que Dios nos pille confesados’ continúa cosechando éxitos desde su estreno en el Teatro Muñoz Seca

Bea López
Josema Yuste dirige y protagoniza 'Que Dios nos pille confesados'.

El actor y cómico Josema Yuste protagoniza y dirige ‘Que Dios nos pille confesados’, una de las comedias de la temporada en el Teatro Muñoz Seca.

El actor y humorista Josema Yuste ha regresado una vez más a los escenarios con el único objetivo que ha marcado su carrera artística: hacer reír al público. Que Dios nos pille confesados es su nueva obra protagonizada y dirigida por él mismo y escrita por Rodrigo Sopeña junto a Alberto Papa-Fragomén. Esther del Prado, Santiago Urrialde y Javier Losán completan el reparto de una comedia de enredo llena de sospechas, agentes de policía, ladrones, amor, estafas, tentaciones e incluso un cirio. El montaje puede verse por tercera temporada en el Teatro Muñoz Seca.

En la trama, el padre Beltrán visita a la marquesa Pilar, que posee un valioso cuadro del siglo XVII. Por su parte, el inspector ha confirmado que todas las medidas de seguridad están en su lugar, descartando la posibilidad de un robo. Sin embargo, el astuto sacerdote empieza a sospechar que el fontanero Floren está tramando un robo. Aunque chapucero, parece que Floren tiene planes de llevar a cabo un robo, y a partir de ese momento la comedia se desata.

Desde Teatro Madrid hemos charlado con el humorista y actor de este divertido espectáculo donde todos los personajes tienen pecados que ocultar.

Has trabajado muchísimo la comedia en el teatro y, además, a partir de textos de grandes dramaturgos de la escena internacional. La cena de los idiotas y El aguafiestas, del francés Francis Veber; Taxi y Sé infiel y no mires con quién, del británico Ray Cooney, entre las más destacables. En esta ocasión, el guion lo firman dos autores hispanos, el español Rodrigo Sopeña junto al argentino Alberto Papa-Fragomén, experto en guiones de programas televisivos. ¿Qué características tiene para ti el humor, y en concreto el de la comedia española?

Hay dos puntos muy notables e importantes que difieren de los otros textos. Uno es la temporalidad. Esta comedia está recién escrita, es del año pasado, y las otras comedias tienen 30 años cada una, más o menos. Y, en segundo lugar, el tipo de humor que trabajamos los latinos, en términos generales, es más visceral, tiende más al absurdo y conecta mas con el público, en este caso, de nuestro país. Creo que era el momento de hacer una comedia española, y encima he tenido la suerte de que tanto Alberto como Rodrigo han escrito la comedia pensando en mí y para mí. Eso ha sido una fortuna, porque no he encargado la comedia. Fue una proposición de ellos y me pareció una idea estupenda.

En la obra das vida a un personaje que vive de la estafa y se hace pasar por sacerdote para alcanzar sus propósitos delictivos. ¿Cómo ha sido preparar este papel?

Me encantan los personajes que tienen doble personaje. Un personaje que realmente es otro personaje y que durante la comedia pasa de uno a otro, y todo esto el espectador lo ve; se ven dos voces distintas y esto es muy atractivo para mí como actor. Además, es comedia como califico yo comedia netamente cómica, pero siempre con argumento. A mí las comedias donde no hay argumento ninguno, todo es chiste tras chiste, no me llenan. Necesito que el espectador además de reírse, a menudo, pueda seguir una trama, por tonta o superficial que sea, pero una trama. En este caso es una trama muy bien llevada con varios giros y eso mantiene al espectador bastante expectante durante toda la comedia. Y tiene muchos elementos que están a favor del entretenimiento del espectador.

Además, no solo eres actor, sino que también diriges la obra. Como director, ¿cuáles han sido los mayores retos?

El mayor reto es estar dentro de la función todo el rato. Con lo cual necesitas un ayudante de dirección espléndido, y yo lo he tenido. He tenido a Anna Hastings, es una actriz, de origen escocés, que sabe dirigir perfectamente. Me ha ayudado muchísimo. Yo estoy dentro y dirijo desde dentro, pero no puedo dirigir desde fuera, es muy difícil si estás dentro todo el rato. Ella eran mis ojos, tomaba muchas notas y ha sido muy agradable y positivo trabajar con ella. Me ha dado muchísima tranquilidad.

La obra juega con la idea del pecado y la confesión desde la comicidad a partir del propio título y del personaje protagonista que es sacerdote. Vivimos en una sociedad laica con libertad de culto y, con independencia de profesar o no una religión, nuestra historia y costumbres están muy influenciadas por la cultura judeocristiana occidental. Conceptos como el pecado, el castigo o la culpa suelen estar, de forma casi inconsciente, muy presentes en nosotros. ¿Crees que la comedia y en concreto esta, puede ayudarnos a gestionar de una forma sana este peso, a veces heredado?

Creo que sí. Estoy realmente convencido de que sí. Siempre he dicho que lo trascendente hay que desdramatizarlo. Todo lo que es trascendente deberíamos desdramatizarlo un poco, no digo del todo, pero sí un poco. Incluso hasta la muerte. No el paso hacia la muerte o el sufrimiento, la enfermedad, pero la muerte en sí misma hay que desdramatizarla. No es para tanto; uno se va, llega otro, es un ciclo inevitable de la vida. Si tú has vivido una vida honesta, decente y tranquila y falleces con 65, 70, 80 años, pues ya has cumplido. La muerte no es para tanto. Sí lo es una enfermedad larga o el sufrimiento.

Josema Yuste dirige y protagoniza 'Que Dios nos pille confesados'.

‘Que Dios nos pille confesados’ es una comedia de enredo llena de sospechas escrita por Rodrigo Sopeña y Alberto Papa-Fragomén.

Y desde luego el pecado, la culpa, la honradez, el amor al prójimo, todo esto no hay que tomárselo tan al pie de la letra y no nos tiene que afectar tanto interiormente. No sentirnos culpables si un día no hemos dado un beso a alguien que quieres. No es para tanto. Lo importante es que dentro de tu corazón esté el sentimiento, que sea sincero, y lo tengas ahí arraigado.

Sí, así es, porque muchas personas a lo largo de la vida, por esta herencia cultural, tienen que luchar mucho con el conflicto interno de la culpa, que lleva a veces a que la persona se machaque de forma exagerada y sufra mucho.

Es bueno tener un sentido de la responsabilidad que te lleva a sentirte culpable o no. Un poco de eso es bueno porque si no todo da igual y eso es mucho peor. Ser distante con los problemas tuyos y de los demás es terrible. Pero de eso al otro extremo, tampoco. Es mejor sentirse un poco culpable, a veces, que pasar totalmente. Lo ideal es encontrar el punto medio.

Con una trayectoria profesional en el mundo del entretenimiento con grandes trabajos en la televisión y el cine, ¿qué tiene para ti de especial el teatro?

El teatro tiene para mí lo mismo que tiene de especial para el público. El directo, la magia, lo auténtico y lo que no se puede digitalizar ni grabar. El teatro es verdad y eso es único, irrepetible y absolutamente maravilloso. La gente sabe que el teatro es verdad, yo sé que el teatro es verdad. Hoy en día todo está tan digitalizado, reprogramado, tan remontado, tan editado que desde lo que se graba un día a lo que se emite otro, al final es otra película, con todo el respeto hacia el cine. El teatro tiene verdad.

Desde muy pequeño tuviste claro que querías ser actor, y de hecho has recibido formación como intérprete. En 1976 ingresas en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, un hecho que cambiará tu vida y que marca el comienzo de tu carrera profesional. Con la perspectiva que da el tiempo y la distancia. ¿Qué balance haces de tu carrera como intérprete y cómico?

La palabra es satisfacción. Creo que he sido honesto con lo que he hecho; me siento satisfecho porque prácticamente todo lo que he hecho lo he hecho para el público, no para mí, de verdad. ¿Qué le gusta al público de mí? Reírse, verme haciendo el ganso. Pues voy a hacer eso. Nunca he buscado mi propio beneficio a niveles de ego, nunca lo he buscado. El ego es como el miedo, no existe, lo fabricamos, en nuestra cabeza; no vale para nada y a veces nos destruye o nos paraliza, como es el caso del miedo. Trabajo para la gente, para hacerla feliz y eso a mí me llena de felicidad.

Actor, cómico y presentador, eres sin duda uno de los humoristas españoles más importantes y queridos por el público. ¿Qué te queda por hacer?

Como no busco nunca mi propio beneficio personal, ni siquiera busco un reconocimiento personal, solo que la gente lo pase bien, no sé si me queda algo por hacer. Lo que estoy haciendo es lo que me gusta y es lo que voy a seguir haciendo: comedia. Divertir a la gente, tratando siempre de ofrecer calidad de producto y honestidad.

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Escrito por

Periodista y filóloga hispánica que ha hecho de su pasión por la cultura y las artes escénicas su forma de vida. Creadora de contenidos editoriales de TeatroMadrid y redactora de la Revista TM.

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