Dos años después de su estreno en Granada y con varios premios en su haber, llega a Madrid Lorca, la correspondencia personal, una obra con dramaturgia y dirección de Juan Carlos Rubio que podrá verse en el Teatro Lara a partir del 21 de mayo.
Con varias obras en cartel, algunas de gira por España, Juan Carlos Rubio está trabajando en la dramaturgia de Juana, el nuevo espectáculo de Chevy Muraday con Aitana Sánchez-Gijón, y prepara Desmontando a Séneca, que estrenará el próximo año en Córdoba con la actriz Charo López. De todo ello nos habla para Teatro Madrid.
Teatro Madrid.- La obra de Lorca es mundialmente conocida, pero ¿conocemos a Lorca?
Juan Carlos Rubio.- Creo que la tragedia de su muerte ha condicionado bastante la visión que tenemos de él. Lo que me apasionó de sus cartas fue descubrir al ser humano, un tipo divertido, preocupado por la economía, surrealista, con ganas de triunfar, hijo, hermano, amigo, amante. Es cierto que, en este espectáculo, la excusa argumental es esa hora antes de su muerte, pero es precisamente en esa hora donde él huye del dolor a través de los recuerdos y de toda esa correspondencia que mantuvo a lo largo de su vida con los seres a los que amaba.
TM.- ¿Qué tiene Federico que no tenga Lorca?
JCR.- Sobre todo, fragilidad, rotura y muchas inseguridades. El hecho de ser homosexual tuvo un peso tremendo en su vida. Ahora ser gay es otra cosa, al menos en este país, que te puedes casar y adoptar niños, pero esto era ciencia ficción en 1936. Un niño con esas inquietudes, en una familia acomodada, se tenía que enfrentar a muchos silencios. Y para alguien tan expansivo como él, debió ser una tortura no poder comunicarse. De hecho, en las cartas se lee entre líneas todo lo que no puede decir de forma explícita. Las cartas son ese salto entre sus sentimientos y su creación.
TM.- ¿Cómo llegas a las cartas?
JCR.- En realidad todo esto viene porque Histrión Teatro, con quienes ya había colaborado en Arizona, como son de Granada, querían hacer un Lorca y me propusieron Yerma. Pero yo, que no tengo ningún sentimiento maternal, ni paternal, aunque me encanta el texto y sé que habla de muchas cosas, no vi que tuviera mucho que decir al respecto. Entonces empecé a leer cosas de Lorca hasta que llegué a las cartas. Y fue entonces cuando me di cuenta de que yo no quería hacer un Lorca, quería hacer a Lorca. Así que se lo propuse a Histrión Teatro y aceptaron encantados.
TM.- ¿Cómo fue trabajar con ellos?
JCR.- Bueno, yo he tenido muchas fortunas en mi vida profesional y una de ellas fue conocer a Histrión Teatro, tanto a Gema Matarranz, que es la actriz y la cara más visible de esta compañía, como a Nieves Carrascal, que es la productora y distribuidora, además de todo el equipo que trabaja con ellas. Tienen una manera de entender el teatro que te hacen crecer y sentirte orgulloso de ser parte de este negocio. Además, volver a trabajar con actores como Gema Matarranz y Alejandro Vera, es una experiencia alucinante. La verdad es que pensé en ellos antes de saber si quiera cómo iba a ser la dramaturgia. Yo quería que Lorca fuera un ser de dos cabezas, de dos cuerpos, de dos sangres, y que fueran ellos dos los que lo encarnasen, además de los otros personajes que aparecen en el espectáculo. Y, por otro lado, está el maravilloso trabajo de iluminación de Juan Felipe Tomatierra, la música de Miguel Linares, y la espectacular escenografía de Curt Allen, que es mi escenógrafo de cabecera desde hace tiempo. La verdad es que ha sido un viaje doloroso, porque ha habido momentos de mucha incertidumbre en el proceso creativo, pero también muy placentero y gratificante, viendo el resultado.
TM.- La obra llega a Madrid avalada por el Premio al mejor espectáculo en la Feria de Teatro del Sur y el Premio Lorca a la mejor adaptación teatral.
JCR.- Y ciento treinta actuaciones, que se corresponden prácticamente con ciento treinta ciudades. Casi dos años y medio. Yo creo que ese es el premio más importante, es como si nos hubiera tocado la lotería.
TM.- ¿Esto da cierta tranquilidad a la compañía de cara al estreno en Madrid?
JCR.- Bueno, cada nueva plaza en teatro es un nuevo estreno, pero estos dos años y medio les ha dado un bagaje muy grande. Siempre hay algo de nervios, como en cualquier estreno, pero vienen muy preparados, con mucho callo, tanto técnicamente como a nivel actoral. Y con muchas ganas de actuar en el Teatro Lara, un teatro tan emblemático y, al mismo tiempo, tan cómodo para trabajar, porque es una bombonera maravillosa.
TM.- Empezaste en esta profesión como actor. ¿En qué momento decides ponerte a escribir y dirigir?
JCR.- La verdad es que ya hacía funciones, que escribía y dirigía, cuando estaba en el colegio. Escribía también relatos, gané algún concurso de cuentos, pero dejé la escritura para estudiar arte dramático y empezar a trabajar en el teatro. Más tarde, tuve la fortuna de conocer a Antonio Mercero, que por aquel entonces buscaba guionistas, le entregué material para que lo leyera y así fue como entré en Farmacia de Guardia, una serie de mucho éxito que me abrió la puerta a otras series y también al cine. Después, me puse el reto de escribir teatro y, por otra carambola, escribí Humo para Juan Luis Galiardo. La obra la iba a dirigir Tamzim Towsend, pero al final no pudo y Galiardo me propuso que la dirigiera yo. Y así fue como empecé a dirigir teatro. De todos modos, a mí lo que me gusta es contar historias y me da igual contarlas como actor, como autor, como guionista, como director, en cine, en televisión o en teatro.
TM.- Has dirigido varias obras de David Mamet: Razas, Muñeca de porcelana, La culpa, y ahora Trigo sucio. ¿Por qué Mamet?
JCR.- Pues fue también por casualidad. Yo no me atrevía a dirigir textos de otros, pero Bernabé Rico me propuso dirigir El pez gordo de Roger Rueff, Y después de eso, vino Mamet. ¿Por qué? Porque es un gran ideólogo, es un autor que sabe captar el tema del momento, es brillante construyendo personajes turbios y en sus textos hay un lado oscuro que me interesa mucho.
TM.- Bernabé Rico te ha acompañado en la producción de muchas de estas obras y ahora también en el cine.
JCR.- Bueno, es que mi carrera no se puede entender sin él. Después de producir Las heridas del viento, escribimos juntos el guion de El inconveniente, que acaba de rodar ahora. Y ha hecho un peliculón con actores como José Sacristán, Kiti Manver, Daniel Grao, Juana Acosta y Carlos Areces.
TM.- Kiti Manver ha sido tu pareja de baile durante mucho tiempo.
JCR.- Bueno, Kiti ha sido mucho más que eso. Ella dice que somos como un matrimonio y yo le digo: pero sin follar. Y ella dice: pues como un matrimonio (risas.) Tropezarme con ella en Humo ha sido de las mejores cosas que me han pasado, es que me da hasta apuro decir algo de ella porque va más allá de lo que yo imaginaba que una actriz podía hacer en un escenario. Profesionales como ella, de los que he tenido la suerte de rodearme, son los que han dado de verdad categoría a mi trabajo, los que han dado quilates a lo que he hecho, y Kiti es un diamante.
TM.- ¿Es cierto que andas en amores con Séneca?
JCR.- En ello estoy. Estamos ahí, empezando a hacer el amor (risas.)
TM.- ¿Y puedes contarnos algo?
JCR.- Sí, claro. Llevo muchos años intentando montar un espectáculo sobre Séneca, no sobre su teatro, que es complicado de adaptar. Lo que me interesa es Séneca como pensador, y dentro de su trabajo me interesa De la brevedad de la vida, que es el primer manual de crecimiento personal y de autoayuda. El tiempo es el valor más importante que tiene el hombre, no lo malgastes. Ese es un poco el resumen de ese libro maravilloso. Siendo cordobés como Séneca, y después de haber hecho Maquiavelo, me apetecía repetir esta fórmula de llevar el pensamiento a un escenario. Y estoy muy feliz, porque cuento con una gran actriz, Charo López, y un productor, Txalo Producciones, que me da libertad absoluta para que haga lo que quiera. El espectáculo se llama Desmontando a Séneca y lo estrenaremos en Córdoba, en marzo del año que viene.
TM.- Pero antes creo que tienes una cita con Chevy Muraday, ¿no?
JCR.- Sí, estoy trabajando en la dramaturgia de Juana, el nuevo espectáculo de Chevy Muraday con Aitana Sánchez Gijón, que se estrenará en el Teatro Calderón de Valladolid y luego vendrá al Teatro Español. La verdad es que con Chevy estoy fascinado, con su cuerpo me lleva a un lugar, a un estado emocional al que solo me llevaba la música. Por eso me interesa mucho el cuerpo, el movimiento, la música, porque creo que el teatro va mucho más allá de la palabra y Chevy en esto es un maestro. Me apetece mucho volver a trabajar con él.
Telón lento… y final.
Juan Mairena / @Mairena_Juan
Foto de Juan Carlos Rubio: Sergio Parra
Fotos escena: Gerardo Sanz