Después de Razas y Muñeca de Porcelana, llega La Culpa, tercera dirección de Juan Carlos Rubio sobre un texto de David Mamet. “No hay dos sin tres, ¿no?” nos dice el director para acto seguido, como el que no quiere la cosa, soltarnos “Ni tres sin cuatro” sonriendo y confirmándonos que La Culpa ya tiene una predecesora «Mametiana» de la que pronto oiremos hablar y que contará nuevamente con el incombustible director que, mientras estrena esta producción en el Teatro Bellas Artes, ya anda inmerso en la dirección de un nuevo montaje de su autoría, La Isla.
Tal como sucedió con la exitosa Muñeca de Porcelana, tras su estreno en Broadway, España vuelve a ser el primer país donde se presenta La Culpa “Es un privilegio. Además tengo que agradecer a Bernabé Rico que, como productor y autor de las versiones, haya contado conmigo siempre” dice el director que califica al dramaturgo norteamericano como “uno de los últimos clásicos en vida”. Esta versión cuenta en su reparto con Pepón Nieto, Magüi Mira, Ana Fernández y Miguel Hermoso “Son cuatro pesos pesados. Sin magníficos actores es muy difícil hacer un teatro magnífico” dice Juan Carlos Rubio sobre su elenco “han hecho mucha piña, trabajan todos en una dirección. Ha sido maravilloso”.
En La Culpa nos encontramos con el caso de un muchacho con problemas mentales que ha sido encarcelado por cometer una terrible masacre. El psiquiatra que le ha estado tratando es citado para testificar a favor del chico en un juicio pero, amparándose en su juramente hipocrático, se niega, algo que llevará su vida a un precipicio. “Ese es el pistoletazo de salida de muchas cosas” nos dice el director “De cómo hoy en día los medios de comunicación, más la opinión pública, toman un punto de vista respecto a un juicio que todavía no se ha celebrado” nos cuenta sobre esta función que, como sucede siempre en el teatro de Mamet, pone el dedo en la llaga de la actualidad “Es algo que todos los días vivimos. Siempre se hacen juicios paralelos. Es inevitable. Es parte de nuestro ‘Status Quo’ hoy en día”
En el encuentro con el director, era inevitable preguntarle por las diferencias entre ponerse al frente de un Mamet o de un texto de su autoría “Me gusta mucho trabajar textos ajenos porque me da mucha libertad, cuando dirijo los míos pienso que me he equivocado en todo” dice Juan Carlos Rubio riéndose y nos confiesa que ponerse al frente de un Mamet “Es una garantía ¡Tener un compañero de viaje como Mamet me aporta más garantías que yo!” vuelve a reírse para acto seguido diseccionar lo que más le gusta de su teatro “Me gusta su alto grado de perversión. Es un autor muy rico en cuanto a diseñar todos los personajes. Esa manera que tiene de construir, y que Bernabé con sus versiones es capaz de recuperar y de trasladar al castellano de una manera tan brillante. Se maneja en un realismo con poética”.
Con respecto a la puesta en escena que veremos en el Teatro Bellas Artes, nos comenta: “Hemos querido hacer una abstracción en cierta medida dentro de ese mundo” para enfatizar el trabajo actoral sobre el texto. Una biblioteca/celda creación de Curt Allen, donde nos encontramos una silla como único y significativo elemento escénico “ese elemento en el que se sientan en determinado momento todos los personajes” comenta “todos ellos en cierta medida podrían sentarse en la silla del acusado por algún aspecto de su vida”.
La Culpa es un juego con el que el dramaturgo invita a reflexionar “Al final de lo que Mamet habla es de la condición humana y de cómo todos tenemos culpas. La culpa como esa zona oscura en la que uno piensa si ha hecho lo que verdaderamente debería hacer o no, esa culpa que uno asume aunque no comparta o la culpa que los demás depositan en ti aunque tú no te sientas culpable. Hay toda una serie de estados de esa culpa” una reflexión con la que Juan Carlos Rubio se queda para advertir al público que en este espectáculo no existe la pasividad en el espectador “Te deja abiertas una serie de puertas que tú, como espectador, tienes que ir cerrando para poder llegar a la siguiente. El público que venga va a encontrar ese thriller que entretiene y esa historia que le va a tocar en un lugar especial” y lo remata con una afirmación “El teatro es un espacio múltiple de entretenimiento, pero también de pensamiento”.
Texto y fotos José Antonio Alba