Kira Miró y Leo Rivera: «El público se va a reír muchísimo con nuestro sufrimiento»

José Antonio Alba

Estos días llega al Teatro Fígaro Escape room. Un título que, después de haber cosechado éxitos en Barcelona y de seguir haciéndolo todavía, puesto que sigue en cartelera, llega ahora a Madrid de la mano de sus dos autores y directores: Joel Joan y Héctor Claramunt, y con un reparto que se estrena para la ocasión: Antonio Molero, Marina San José, Leo Rivera y Kira Miró.

En Teatro Madrid nos reunimos con estos dos últimos, pareja en la ficción, para que nos cuenten más sobre esta función que mezcla thriller y comedia. Y, de paso, para hablar también sobre sus recorridos en el mundo de la interpretación y la pruebas que, como si de un escape room se tratara, han tenido que superar durante su vida profesional.

Teatro Madrid.- ¿Qué se van a encontrar los espectadores cuando vengan al Teatro Fígaro a ver Escape Room?

Kira Miró.- Pues se van a encontrar con cuatro amigos que han quedado para ir a un escape room y cuando entran no todo es tan fácil como parece. El público va a sentir la misma claustrofobia que nosotros y se van a reír muchísimo con nuestro sufrimiento.

Leo Rivera.- Es una comedia muy divertida, muy bien construida, con temas muy actuales y con la originalidad de que transcurre en tiempo real sin ninguna elipsis y el público sabe cuánto falta para terminar, porque hay un contador en escena.

TM.- Presentadnos a vuestros personajes.

LR.- Rai es un director de cine, como muy seguro de sí mismo, muy hombre 2.0, muy moderno, muy liberal… Pero esta función va de revelar las indentidades. Esta función habla de la verdad. Porque en este escape room va a salir lo que esconde cada uno.

KM.- Viky es una actriz que ha estado muy de moda, ha trabajado mucho, pero ahora no está en su mejor momento profesional. Está casada con Rai, que es un director de películas raras que nadie entiende. Aparentemente son la pareja perfecta, ideal, estupenda. Pero cuando entran en el escape room y tienen que superar ciertas pruebas, pues se descubre que no es tan perfecta y que hay luces y sombras.

TM.- Tal y como acabas de decir, sois pareja en la ficción, ¿cómo ha sido el trabajo juntos?

KM.- Maravilloso. Ha sido muy fácil. Es que además los dos íbamos con una propuesta muy clara y hemos congeniado muy bien como pareja en escena. Nos hemos ido apoyando el uno al otro con cada aportación que hacíamos de personaje y hemos hecho muy buen equipo, la verdad.

LR.- Desde la primera lectura hemos hecho piña y ya nos empezaba a entrar la risa enseguida y eso es muy buena señal. Cuando hay buen ambiente de trabajo en una comedia, es fundamental, porque luego la gente lo nota y lo agradece.

TM.- ¿Cuánto de vosotros hay en los personajes que interpretáis?

LR.- Siempre hay algo de uno mismo. Por mucho que compongas un personajes muy alejado de ti, al final todo lo destilas por tu propia experiencia, ¿no? Aunque su forma de caminar, de hablar, etc, sean diferentes. Siempre hay algo del actor. Es inevitable.

KM.- Hay mucho de mí, claro. Hay mucho de mí… ¿Te vale? (ríe)

TM.- ¿Cómo es trabajar con dos directores, como es el caso en esta función?

KM.- Muy bien, aunque en este caso, prácticamente el que ha llevado la batuta ha sido Héctor, porque Joel estaba en Barcelona actuando. Joel vino varias veces, para dirigirnos ciertas cosas técnicas, pero el proceso largo ha sido con Héctor.

LR.- Lo bueno de esta función es que ellos ya la habían montado en Barcelona. Tiene mucha complicación técnica, pero ellos ya lo traían resuelto desde allí y nos daba mucha tranquilidad. Así que veníamos un poco a mesa puesta y con el puzzle resuelto. Lo tenían clarísimo. Nos han dejado probar, pero ya tenían el camino trazado, era simplemente hacerlo un poco nuestro.

TM.- Tanto Joel Joan como Héctor Claramunt, son también actores. ¿Notáis alguna diferencia cuando trabajáis con directores que también tienen experiencia en la interpretación?

LR.- Sí. Aunque hay muchos directores que sin ser actores trabajan mucho con el actor, cuando trabajas con un actor se nota mucho, por ejemplo, cuando hay un problema, que saben qué ha pasado. Y es muy de agradecer. También se nota cuando un actor escribe: se nota que piensa que luego lo tiene que decir él. Escape room, por ejemplo, la escribieron ellos dos, entonces tiene muchas cosas que hacen que la función sea fácil de decir. Porque a veces los guionistas hacen literatura del siglo de oro… Claro… ¡ahora dilo tú, cabrón! (se ríe) Entonces en ese sentido, que ellos sean actores han facilitado desde la escritura hasta la dirección.

KM.- Sí. Normalmente tienen un poco más de empatía con el actor y comprensión con lo que está viviendo. Qué necesita, saber cómo pedirte ciertas cosas…

TM.- Tanto Kira como Leo, ambos habéis trabajado en cine, teatro y televisión. ¿Cuál es el medio que más os gusta? ¿O qué preferís de cada uno?

LR.- El teatro. Nunca dejaría de hacer teatro. Si tuviese que dejar de hacer algo, nunca sería el teatro. Si me dijesen: «Elige qué no puedes volver a hacer nunca más» Nunca elegiría el teatro. De hecho, aunque esté rodando una peli o haciendo televisión, siempre estoy haciendo teatro. ¡Yo me dedico a la interpretación por esto!

KM.- La verdad es que es como preguntar a una madre a qué hijo quiere más. Pues cada uno tiene su parte buena y su parte no tan buena. Pero la magia del directo y la magia del teatro no la tiene ninguno de los otros dos sectores. Dentro de que me encanta rodar y la televisión. Pero subirte al escenario, con el público ahí y, pase lo que pase, the show must go on… Es una adrenalina que no la tienen los demás.

TM.- Los dos sois caras conocidas, ¿qué tal lleváis la fama? ¿Os habéis sentido en alguna ocasión como en un escape room pero al aire libre?

KM.- (Se ríe) Sí. En ocasiones sí. Pero lo llevo con bastante naturalidad y es como que me he acostumbrado a estar en ese escape room al aire libre, como dices. Sigo haciendo mi vida normal, porque además tampoco he llegado a ese punto en el que me sigan o me esperen en la puerta de mi casa, no. Es algo mucho más amable y más llevadero. No sé, si llegara ese punto, cómo lo llevaría. Pero de momento la fama es bastante llevadera.

LR.- No. Va un poco por rachas. Si de repente justo están emitiendo una serie que has hecho, pues entonces un poco más. Y si llevas tiempo sin aparecer, pues un poco menos. Pero a mí no es algo que me moleste, porque siempre que la gente viene, viene de buen rollo: “Oye, me puedo hacer una foto contigo” y tal. A no ser que sean las tres de la mañana y esté con mis colegas, normalmente no me molesta que me vengan a pedir nada (ríe).

TM.- Kira, por ejemplo, tú empezaste en televisión y te hiciste muy conocida por ella. ¿Crees que es un hándicap, en cierto sentido? ¿Sientes que tienes que escapar, tal vez, de un encasillamiento ya preadjudicado?

KM.- Yo creo que te encasillan y, una vez te encasillan, ya nadie te quita la etiqueta. Es muy difícil que llegue un director que vea que en ti hay otras cosas, es muy difícil… En aquella época presentaba un programa que era Desesperado club social. Nos dieron un Ondas, fue muy puntero para la época. Y yo quería ser actriz. Pero no se me consideraba actriz porque presentaba un programa. En aquella época había que elegir. Y elegí. Elegí dejar de presentar. De hecho tuve ofertas de presentadora y tuve que dejarlo porque si no, no se me tomaba en serio. Me hubiera encantado que eso me hubiera pillado ahora, que puedes presentar e interpretar y que todo está mucho más abierto. Ha cambiado muchísimo. Ahora las presentadoras actúan. Y las cantantes actúan. Y luego hacen un reality, por ejemplo. A mí me pilló una época en la que eras una cosa o eras otra. Y elegí. Y no me arrepiento, porque me hice mi caminito. Es una carrera muy de fondo. No de grandes modas, de dar un pelotazo, Pero siempre me voy manteniendo. He trabajado con grandes actores y grandes directores. Y lo mejor es que como de esto. Llevo veinte años comiendo de esto. Y es a lo que aspiro. A seguir comiendo de esto. Teatro, cine, televisión, pero que no me falte.

TM.- ¿Cuál es la prueba más difícil que habéis tenido que superar en vuestra vida profesional?

LR.- Uff… Pues yo creo que han sido dos. Dos montajes, porque fueron muy difíciles. Uno, Avenue Q, un musical que hicimos con muppets. Claro, teníamos que aprender a ser marionetistas, puppeteers, y luego hacer un musical, ¡una movida de la hostia! Y al final salió. Y luego hace poco, el último montaje que hice, Lehman trilogy, igual. Pensaba que era imposible levantar aquello ¡Pero lo pensábamos los seis! ¿eh? Sergio era el único que estaba seguro. Nos dio un ictus a cada uno en la época de ensayo, porque era una movida. ¡Si hemos podido con eso, podemos hacer cualquier cosa!

KM.- Pues eso, que es cíclico y que se pasan momentos sin trabajar. Es lo que peor se lleva. La incertidumbre de “¿volveré a trabajar?”. O decir que no a un proyecto, que aparentemente puede estar bien, pero llevas varios parecidos y tienes que decir que no “para que no me encasillen”. En el momento de escoger son muchos condicionantes: tienes que pagar el alquiler, tienes que pagar muchas cosas, pero tienes que decir que no porque si no… ¿Cómo dirigir bien una carrera? Es muy difícil, porque a veces la necesidad manda.

TM.- Decidnos dos personas con las que os gustaría estar encerrados en un escape room y otras dos personas con las que no os gustaría estar encerrados en un escape room.

KM.- No me gustaría nada estar con Kim Jong-un y con Trump en un escape room. Me parecería la peor pesadilla de mi vida. De hecho, apretarían un botón y me moriría (ríe). Y con quién sí me encantaría… Pues con Toni Collette y con Daniel Day-Lewis. Para meternos bien en un personaje y así aprendería de ellos.

LR.- Hostia. Pues mira, con Stevie Wonder y con Jamiroquai, que me encerrasen. Y que no… Pues es que me da igual, porque en una hora seguro que nos hacíamos colegas y todo (ríe).

TM.- Por cierto, ¿habéis estado en algún escape room (aparte del de esta función, claro)?

LR.- Sí, sí, he hecho mogollón. Soy un puto friki. He hecho como doce o quince. Soy muy niño pequeño, entonces como esto es jugar todo el rato. Me gusta muchísimo.

KM.- Sí, hicimos un ensayo en un escape room. Y fue súper inspirador, porque cogí muchas cosas, que me pasaban a mí, para mi personaje. Así que, cuando dices que si he puesto de mí en Viky: he puesto un montón de cosas, me divierte muchísimo sacar esa parte de mí más torpe y más… rubia (risa cómplice).

Miguel Gabaldón / @MiguelGabaldn

Fotos cortesía de Smedia

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