‘La verdad de los domingos’, un alegato cáustico contra el autoengaño

José Antonio Alba

“La Verdad de los Domingos” nació por un encargo del actor Óscar Piñero a su amigo Juan Bey, actor de dilatada carrera al que actualmente podemos ver en Anastasia, el musical, para montar un microteatro en México DF. Lo que no sabían ambos es que esa pequeña pieza crecería y se expandiría como lo hizo. Al poco de estrenarse se convirtió en un espectáculo imprescindible en todas las sucursales que Microteatro tiene por México. Dado el éxito obtenido era inevitable que acabase teniendo una versión extendida donde desarrollar la historia planteada en la “micropieza”. Y eso es lo que ahora podemos ver en la Sala Mirador interpretada por Íñigo Asiaín bajo la dirección de Sara Pérez.

La propuesta sitúa al espectador como asistente a la presentación del libro: La Resistencia de los Globos de Héctor Sinisterra. Lo que nadie se espera es que las intenciones del autor sean bien distintas; Héctor Sinisterra lo que quiere es hablar de su «otro» libro: La Verdad de los Domingos. Un libro que su editorial le ha vetado por las ampollas que puede llegar a levantar. Un libro que habla sin tapujos de nuestras mentiras, de cómo nosotros mismos nos enfrentamos a nuestra propia realidad a golpe de autoengaño.

Así es la premisa de la que parte este espectáculo dirigido por Sara Pérez, quien acaba de finalizar la gira del musical Dirty Dancing como directora residente, que ya pudimos ver interpretado en nuestro país por su propio autor, Juan Bey, y que ahora cuenta con el actor navarro Íñigo Asiaín, a quien hemos podido ver trabajando en la CNTC bajo las órdenes de Laila Ripoll o Eduardo Vasco, en Venezia Teatro con Los desvaríos del veraneo o con LaCoja Producciones, responsable también de La verdad de los domingos, en espectáculos familiares como Hansel y Gretel o Caperucita Roja, el musical.

El espectáculo es una metralleta dialéctica que dispara al público, quien forma parte activa del espectáculo, ráfagas de verdades a bocajarro en forma de sentido del humor cáustico, socarrón y reflexivo, “Pretende ser esa bofetada inesperada que te sorprende mientras te estás riendo”, nos cuentan desde la compañía “una reflexión en voz alta sobre el “nosotros” más personal, el que no sacamos en los selfies ni compartimos en las redes sociales”.

Quien busque un divertimento en La verdad de los domingos lo encontrará, pero ya nos advierten que su efecto dura más allá de la propia función “Crea la necesidad de una tertulia posterior” nos advierten “pretende sacar a la mesa temas que pueden escocer o que nos dicen mucho de nosotros mismos, aunque no queramos reconocerlo”.

Texto José Antonio Alba

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José Antonio Alba
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