Lydia Fairen y Erika Bleda: “La llamada tiene un mensaje universal: busca tu libertad.”

Eirene Ramos

La llamada, el musical ha cumplido 7 años en cartel este 2020 y 8 temporadas. Más de un millón y medio de espectadores han sentido “la llamada” y el espectáculo viene con fuerzas estas Navidades para llenar “de optimismo y buen rollo los fines de semana de Madrid.” En Teatro Madrid nos metemos en los camerinos del Teatro Lara para charlar con la actriz más veterana del elenco, Erika Bleda, y el último fichaje, Lydia Fairen.

Teatro Madrid. Imaginamos que el musical ya era un fenómeno cuando Javier Calvo y Javier Ambrossi os llamaron para ser parte del elenco del espectáculo. ¿Cómo sentisteis “la llamada” de “Los Javis”?

Erika Bleda-. Pues fue muy particular, porque no fue una llamada al uso. Se pusieron en contacto conmigo a través de Twitter. Yo había hecho un corto en “Notodofilm Fest” y tuvo algo de relevancia. El personaje que escribí para el corto tenía aspectos comunes con Milagros. Era andaluza, tenía esa inocencia… Coincidió que Belén (Cuesta) ya tenía un volumen de trabajo muy alto y no podía hacer todas las funciones y me escribieron invitándome a ver la obra. Y yo, pensando: “Uy, uy, uy…” Al término quisieron tomar algo y fue muy bien, como una conversación entre amigos, después una lectura entre amigos y ya me dijeron: “Te unes al club.” Y yo feliz, porque el personaje de Milagros en un bombón.

Lydia Fairen-. En mi caso es que me conocían de otros montajes y ya me habían llamado, pero yo no podía. O tenía una gira o estaba con temporada en Madrid con otro musical y al finalizar La Familia Addams me volvieron a llamar y lo sentí así, como “LA LLAMADA” con mayúsculas, porque me salvaron. ¡Se alinearon los astros! Terminar un musical y empezar otro es un regalo.

T.M. 8 temporadas del musical y 7 años consecutivos. Más de millón y medio de espectadores. ¿Cuál creéis que es el éxito de ‘La Llamada’?

L.F. Yo creo que el secreto es que es natural, divertido, que está vivo, que el guion se va haciendo a la manera del elenco y eso hace que sea único. Y que a todo el mundo le gusta reír y más en una época como ésta, que nos hace mucha falta y en La llamada te ríes a carcajada limpia.

E.B. Yo creo que es un espectáculo que no es algo pretencioso, no necesita fuegos artificiales. Y que cada persona empatiza cada día con un personaje. Tiene un mensaje muy universal: busca tu libertad. Y son cosas cotidianas que reconoces, además con música en directo, divertido, con buenas interpretaciones… y que se vive como en comunión, todos a la vez. Catártico. Eso es único.

L.F. Y también porque ellos (Los Javis) tienen una sensibilidad que aportan en todo lo que hacen, a la hora de hablar con nosotras, con los técnicos. Si todo lo impregnas de una sensibilidad especial, eso el espectador lo va a ver y le va a emocionar.

T.M. Algo de lo que disfruta La llamada, es un público recurrente que repite y repite. Un público que se siente parte de la familia del espectáculo.

E.B. Es verdad que los musicales en general tienen algo de eso, yo lo he vivido parecido en otros musicales donde he trabajado. Las canciones, la música… El directo te genera la necesidad de querer volver a vivirlo de nuevo. Además, es un espectáculo, gracias a los directores, que está muy vivo, tanto por el elenco que va cambiando como porque ellos te dejan probar cosas nuevas. El espectáculo es cambiante sin perder la esencia. Así que si vienes a verlo una segunda vez o tercera, vuelves a ver lo mismo, pero diferente. Sabes que vas a ver algo diferente, pero es La llamada.

L.F. También es importante dónde se hace. Y algo que me gusta mucho del Teatro Lara es que no es un teatro enorme, aquí lo notas cerca y la gente te nota cerca, a ti. Ellos se sienten un poco parte de la obra y es lo que hace que lleguen a sentir que somos amigos o conocidos de toda la vida. Se crea algo familiar no solo gracias a La llamada, también al Teatro Lara.

T.M. Son muchas las actrices que han pasado por el musical: Macarena García, Belén Cuesta… actualmente varias hacéis el mismo personaje. ¿Cómo se lleva eso? ¿Cómo se interpreta un personaje que ya ha creado otra actriz?

E.B. En mi caso, que sustituí a Belén Cuesta, con un vértigo indescriptible. El personaje de Milagros fue creado en un proceso de ensayos en el que había mucho del humor de Belén (Cuesta) y de lo que puede ella aportar como actriz. El personaje tiene algo que yo no podía, ni debía cambiar. Y que el espectador que ya conoce al personaje le coge mucho cariño tal como es. Yo estudié muy bien qué improvisaciones desde el texto hacía Belén y es ahí donde le daba una vuelta. Yo tenía ahí la oportunidad de aportar lo mío, sin cambiarlo. Y también gracias a los directores, Javier Calvo y Javier Ambrossi, porque ellos tienen un don para ver en las personas qué le pueden sacar y te lo sacan rápido y funciona. Y te dan alas.

L. F. Yo tenía muchas referencias de Macarena García, que habíamos sido compañeras en otro musical. Me es inevitable pensar en ella cuando hago a María, porque le va como anillo al dedo. Intento buscar esa parte naif que tiene el personaje, la parte menos oscura de mí, pero sobre todo lo que me gusta y lo que me dejan “los Javis” es jugar a volver a ser adolescente otra vez y todos los directores no te dejan jugar.

T. M. Nombráis mucho a Javier Calvo y Javier Ambrossi, creadores de La llamada, ¿cómo es trabajar con ellos?

E. B. Es muy fácil. Yo creo que al haber estado al otro lado, tienen una sensibilidad diferente a la hora de sacarle partido a nuestras interpretaciones. Tienen una sensibilidad especial a la hora de saber sacar lo mejor de ti. Cuando algo no les convence, no te dicen “así no”, te dan una pista por dónde quieren que vayas y son muy listos en eso, en cómo guiarte. Y todo sale muy fácil, fluye.

L. F. Yo creo que tienen clarísimo cómo lo quieren. Pero tú como actriz no tienes la presión de hacerlo como ellos quieren, por ejemplo, en mi caso desde el momento que yo llegué me dijeron: “Olvídate de lo que tienes que hacer o cómo lo tienes que hacer, porque ya eres, vívelo y juega y saldrá poco a poco.” Y así fue. Ellos confían mucho en lo que hay aquí, en su equipo.

T.M. El Teatro Lara nos contaba que no dudó en que La llamada fuera un espectáculo estrella también en Navidad, ampliando las funciones del mismo. ¿Por qué hay que ver el musical estas Navidades?

E.B. Porque te da un rayito de esperanza. Una oportunidad de hacer una catarsis positiva. Y hay una garantía de que te lo vas a pasar bien y con seguridad.

L. F. Porque te llevas la sensación de que se ve algo de luz al final del túnel. ¿No? Además, el mensaje del espectáculo es importante: escúchate y déjate ser. Ese mensaje debe escucharse en Navidad y todos los días. Nunca se sabe cuándo va a llegar una pandemia otra vez y se va a ir todo a freír. Uno tiene que permitirse ser.

T. M. ¿Cómo veis el panorama de las artes escénicas en la situación actual?

L. F. Yo tengo fe. Estamos demostrando que la cultura es segura y que poco a poco estamos saliendo. Y si nos portamos bien, espero que poco a poco podamos levantar la cabeza.

E. B. Yo soy una persona positiva, también. Yo creo que todavía estamos aprendiendo, adaptándonos. Y cuando pase este huracán, nos llevará a un punto diferente. Y yo confío que en ese nuevo punto se valorará de verdad y se honrará a las artes escénicas. Son necesarias. Creo que nos hemos dado cuenta todos que este mundo del teatro, de la música en directo, es necesario. Incluso dentro de la propia profesión nos hemos visto de una forma diferente. Aprenderemos más a valorar lo que es el teatro o poder ir al teatro. El directo es necesario.

T.M Y para terminar, ya que se acerca el año nuevo. ¿Un deseo para el 2021?

E.B. Tengo tantos… pues que todo esto que nos ha pasado en 2020, nos una.

L.F. Que podamos ser felices. Con lo que venga. Disfrutemos de las cosas que hacemos porque nunca vamos a saber cuándo va a ser la última vez que lo hagamos.

Escrito por
Eirene Ramos

Filóloga, emprendedora y coordinadora de proyectos culturales, sociales y relacionados con la sostenibilidad. Actualmente es directora de Teatro Madrid. Trabaja también como consultora de marca y formadora para proyectos con impacto positivo.

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