‘María Teresa y el león’, haciendo memoria del olvido

José Antonio Alba

Carolina Román y Susana Hornos están en plena vorágine de dar los últimos retoques a María Teresa y el león, pero se toman un momento antes de hacer su primer pase para conversar con nosotros, el sol del final del invierno en la corrala que alberga a La Mirador invita a ello, así que aprovechamos para que nos cuenten más sobre este espectáculo en la que recuperan a María Teresa León haciendo un viaje por la memoria, atropellada por el Alzheimer, y recuperar su figura del olvido ¡Toda una paradoja!.

¿COSAS DEL DESTINO?

Un espectáculo que, curiosamente, ha unido a estas tres mujeres con muchas más cosas en común de las que a priori uno pudiera pensar Susana, ella y yo hemos estado viviendo en la misma calle en distintas épocas de la vida” nos dice Carolina “¡Es increíble! Buenos Aires es enorme y, sin embargo, hemos estado las tres viviendo en Avenida de las Heras” cuenta a modo de curiosidad la directora y dramaturga argentina. Tres mujeres que como decíamos, tienen más cosas en común de lo que parece, porque además son tres mujeres dedicadas a la cultura, emigrantes por amor, algunas más forzosas que otras, y con parejas de renombre, Rafael Alberti, Federico Luppi y Tristán Ulloa, algo que nos hace recordar la frase de María Teresa diciendo que ella era “la cola del cometa” refiriéndose a su posición frente a la de su marido “Poco a poco afortunadamente dejamos de ser ‘la mujer de’, de hecho Susana bromea diciendo que no solo es ‘la mujer de’, sino ‘la viuda de’ que es más terrible todavía. Bueno, poco a poco, se va despegando el cartelito y se agradece”.

UN COMPROMISO DESDE EL ENSUEÑO

María Teresa y el león tiene su origen en la admiración que Susana ha profesado siempre por la escritora, de quien siempre ha tenido un ejemplar de Memoria de la melancolía en su mesita de noche. Un título que adquirió un nuevo significado cuando se enteró de la enfermedad de María Teresa “en una entrevista decían que cuando María Teresa había vuelto a Madrid ya ‘no estaba’ y entonces descubrí que tuvo Alzheimer y pensé ‘Claro, ella empezó a vomitar todo y a escribir’ y me pareció tan injusto, tan desdichado, me conmovió tanto que empecé a estudiar más su vida.” Estudios que la llevaron a querer recuperar esta figura para el teatro y que una noche, en medio de una duermevela insomne, de esas que te hacen confundir el sueño con la realidad, la actriz soñó con María Teresa León subida a un caballo blanco diciendo “Ya estamos en España” y todo comenzó a tomar forma “A partir de esa imagen comencé a meterme en esa mente perdida”. Un viaje no exento de dolor, ni para ella ni para Carolina Román a quien conoció tras ir a ver Juguetes Rotos y que no tardó en involucrarse en el proyecto “Cuando me mandó el texto me quedé estupefacta por la bella poética dentro del dolor” cuenta la directora “Me produjo mucha tristeza, me conmovió, porque yo también lo estoy sufriendo en casa y no tenía muy claro si me quería meter ahí, pero le di la vuelta, pasado el susto de la propuesta, y decidí contarlo desde la poesía, contar la historia de una persona que sufre Alzhéimer que ha hecho tanto por nosotros y que se queda en blanco”.

LA DISPOSICIÓN A JUGAR HACIENDO TEATRO

El sol de mediodía que ilumina el patio de La Mirador refuerza el aspecto níveo de Susana Hornos que, gracias a la creatividad del escenógrafo y vestuarista Alessio Meloni junto a Carolina Román, han decolorado el pelo de la actriz hasta dejarlo completamente blanco, un aspecto del montaje al que hay que añadir el hacer que porte una bata de cola de más de 30 kilos de peso por una escenografía llena de trampillas y desniveles “Susana todavía nos saluda” bromea Meloni, a lo que ella contesta cuando se lo contamos “¡Yo lo quiero mucho!” y suelta una carcajada divertida “Es un reto en el mejor sentido. Yo amo el teatro desde el compromiso y la pasión, pero también desde el juego” nos dice despreocupada y agradecida “Me han hecho un regalo como actriz”.

Una propuesta cargada de simbología que nos adentra en el interior de la cabeza de María Teresa y la degradación del Alzheimer, el león del título. “Me gusta mucho trabajar desde la imagen” dice la directora del espectáculo. El blanco, la iluminación de ensueño, los sonidos de radio mal sintonizada “la radio es muy metafórica en este montaje, la uso mucho para cuando se conecta con la realidad y cuando se desconecta”, todo apunta como retrato de la nebulosa que supone sumirse en esta enfermedad.

DAR VISIBILIDAD A LAS COLAS DEL COMETA

El que vaya esperando encontrar una biografía al uso, se va a sorprender porque según nos aclara Román “el objetivo era viajar con ella por un paisaje más cotidiano, chiquitito y más íntimo” abordando pinceladas de su vida desde el interior de su cabeza. Hornos lo traduce con una anécdota “Me acuerdo que cuando hicimos la primera lectura, Alessio, me dijo: ‘Susana, me fui a casa y me metí en Google rápidamente para saber más de esta mujer’ . Y si eso pasa ¡Ya está! ¡No pido más! Al saber más sobre ella van a aparecer otro mundo de mujeres y va a ser maravilloso. Lo que quiero es que la gente salga y tenga curiosidad”. Una curiosidad que nos abrirá el mundo del feminismo contextualizada en una época muy distinta “Es muy fácil ser feminista siendo Susana Hornos ahora, ¡pero ella nació en el 1903! Yo he tenido un marido feminista, pero en aquella época, ¿quién iba a tener un marido feminista? María Teresa se escondía por los rincones para leer porque no estaba bien que leyera, no se puede olvidar en qué contexto. Esa es la lucha hoy, reivindicar esa memoria porque es nuestro presente, porque hoy yo puedo hacer cosas gracias a mujeres como ella”.

“Hay mucho trabajo por delante para llegar a la igualdad” dice Carolina Román “Hay muchos hombres en mi vida a los que admiro y que están totalmente en la lucha por la igualdad y eso es lo que debemos lograr entre todos. A mí no me interesa nada esta división de género, lo que si me interesa muchísimo es ganar el mismo sueldo que un señor que hace mí mismo trabajo, volver a las cuatro de la mañana tranquilamente, tener las mismas oportunidades laborales y que mi hija tenga los mismos derechos que mi hijo, eso sí me interesa. Eso es todo ¡y eso es mucho! Eso es dejar de ser la cola del cometa, tenemos que ser cometas, ejercer de cometas”.

Texto y fotos José Antonio Alba / @joseaalba

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José Antonio Alba
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