2025

Mensaje del Día Mundial del Teatro

Terzopoulos y el teatro como espejo de lo contemporáneo

Redacción

Cada 27 de marzo, el mundo celebra el Día Mundial del Teatro, una jornada que invita a la reflexión sobre el rol del arte escénico en la sociedad contemporánea. Este año, el mensaje viene a cargo del director griego Theodoros Terzopoulos, una figura clave en la escena teatral internacional y defensor de un teatro que dé cabida a las realidades más urgentes de nuestro tiempo. Terzopoulos nos interpela con preguntas esenciales: ¿puede el teatro escuchar el grito de auxilio que emana de un mundo atrapado entre la virtualidad y el aislamiento, donde la humanidad parece cada vez más robotizada y controlada?

El mensaje de Terzopoulos no busca respuestas simples, sino abrir un espacio de reflexión. La crisis ecológica, la manipulación mediática y el miedo al otro se presentan como signos de una era marcada por el trauma colectivo. Frente a esto, el teatro es convocado a convertirse en un lugar para la convivencia, un espacio donde las diferencias puedan encontrarse. Según aclama, la escena no debe engañarse iluminándose a sí misma, sino proyectar luz sobre los traumas sociales que claman por ser vistos.

Inspirándose en la figura mítica de Dioniso, dios del teatro y de las identidades fluidas, Terzopoulos nos recuerda que el teatro es, ante todo, un espacio liminal: un equilibrio frágil entre el orden y el caos, la vida y la muerte, la razón y la locura. En esta frontera, el arte escénico se convierte en un acto de resistencia y memoria, un territorio donde se reescriben los mitos y se enfrentan las verdades incómodas que definen nuestra época.

Este Día Mundial del Teatro, la invitación es a mirar de frente al enigma humano, a cultivar nuevas formas narrativas que no solo entretengan, sino que despierten la memoria colectiva y asuman una responsabilidad moral ante los tiempos oscuros que atravesamos. El teatro, como señala Terzopoulos, persiste en la pregunta sin respuesta, en la búsqueda constante de sentido. En un mundo herido, la escena nos recuerda que el arte sigue siendo un refugio y una trinchera, donde la humanidad se confronta con sus propios límites y anhelos.

Mensaje del Día Mundial del Teatro 2025

¿Puede el teatro escuchar la llamada de socorro que nuestros tiempos están enviando, en un mundo de ciudadanos empobrecidos, encerrados en celdas de realidad virtual, atrincherados en su asfixiante privacidad? ¿En un mundo de existencias robotizadas dentro de un sistema totalitario de control y represión que atraviesa todo el espectro de la vida?

¿Está el teatro preocupado por la destrucción ecológica, el calentamiento global, la pérdida masiva de biodiversidad, la contaminación de los océanos, el derretimiento de los casquetes polares, los incendios forestales cada vez más frecuentes y los fenómenos climáticos extremos?

¿Puede el teatro convertirse en una parte activa del ecosistema? El teatro lleva años observando el impacto humano sobre el planeta, pero le resulta difícil abordar este problema.

¿Está el teatro preocupado por la condición humana tal y como se está configurando en el siglo XXI, donde el ciudadano es manipulado por intereses políticos y económicos, redes mediáticas y empresas formadoras de opinión?

¿Dónde las redes sociales, tanto como las facilitan, son el gran pretexto para la comunicación, porque proporcionan la distancia segura necesaria frente al otro? Un sentido generalizado de miedo al otro, al diferente, al extranjero, domina nuestros pensamientos y nuestras acciones.

¿Puede el teatro funcionar como un taller para la convivencia de las diferencias sin tener en cuenta el trauma sangrante? El trauma sangrante nos invita a reconstruir el mito. Y, en palabras de Heiner Müller, “El mito es un agregado, una máquina a la que siempre se pueden conectar nuevas y diferentes máquinas. Transporta la energía hasta que la velocidad creciente explota el campo cultural”, y yo añadiría el campo de la barbarie.

¿Pueden los focos del teatro iluminar el trauma social y dejar de arrojar luz engañosamente sobre sí mismo? Preguntas que no permiten respuestas definitivas, porque el teatro existe y perdura gracias a las preguntas sin respuesta.

Preguntas que lanza Dionisio, pasando por su lugar de nacimiento, la orquesta del antiguo teatro, y continuando su silencioso viaje de refugiado a través de paisajes de guerra, hoy, en el Día Mundial del Teatro. Miremos a los ojos de Dionisio, el dios extático del teatro y el Mito que une el pasado, el presente y el futuro, el hijo de dos nacimientos, de Zeus y Sémele, proyector de identidades fluidas, femeninas y masculinas, airado y bondadoso, divino y animal, en el límite entre la locura y la razón, el orden y el caos, un acróbata en la frontera entre la vida y la muerte.

Dionisio plantea una pregunta ontológica fundamental: “¿De qué se trata todo esto?”, una pregunta que impulsa al creador hacia una investigación cada vez más profunda sobre la raíz del mito y las múltiples dimensiones del enigma humano.

Necesitamos nuevas formas narrativas orientadas a cultivar la memoria y dar forma a una nueva responsabilidad moral y política que surja de la dictadura multiforme de la Edad Media contemporánea.

THEODOROS TERZOPOULOS

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