Messiez se adentra en el teatro del absurdo de Beckett con ‘Los días felices’

José Antonio Alba

Para hablar de esta producción de Los días felices del CDN, hay que remontarse a los primeros años en España de Pablo Messiez, cuando puso en pie Muda en la Sala Pradillo, momento en el que nació la relación casi fraternal con Fernanda Orazi que, en lo profesional, les ha llevado a trabajar juntos en nueve montajes. Ya por aquella época fantaseaban con hacer «cuando seamos mayores» este clásico del teatro del absurdo firmado por Samuel Beckett«¡Y ya somos mayores!».

En Los días felices nos vamos a encontrar con Winnie (Fernanda Orazi), una mujer semienterrada en un montículo de tierra – En esta ocasión entre cascotes, creación de una habitual en el teatro de Messiez como es Elisa Sanz-, que contempla la cotidianidad desde esa posición tan particular y que, sin embargo y a pesar de su situación, considera que sus días son felices. Junto a ella está Willie (Francesco Carril) un marido que orbita a su alrededor sin prestarle demasiada atención, obsesionado con una postal pornográfica. «Para mi es como un nuevo bautismo en relación con el teatro» nos cuenta Orazi «Tengo la sensación de que abordando este material entendí algo que no había entendido de la radicalidad con la que uno se puede comprometer con el lenguaje puro y duro del teatro y la actuación» dice la actriz. «Hemos obedecido a Beckett como un gesto voluntario porque el teatro es mucho más que las ocurrencias, que nuestros pequeños talentos y virtuosismos» añade explicando la elección de llevar a cabo la cantidad de acotaciones que el propio autor dejó escritas junto al libreto «Ensayar esta obra es como ensayar un manual de instrucciones y ver cómo los limites, si están bien puestos, te pueden hacer tan libre» añade su compañero en escena, Francesco Carril. «Es más como tocar una partitura de música que hacer una función» dice, rematando, Messiez.

Mucho se ha especulado sobre el mensaje de Los días felices, la pérdida de memoria, el deterioro físico… Cuando uno aborda el teatro del absurdo es inevitable intentar razonarlo, aspecto que Messiez prefiere dejar en manos del espectador «Beckett nunca dio explicaciones acerca de su obra, lo dejó ahí para que repercutiera. Yo quiero enterarme de qué va la obra preguntando a la gente que la ha visto. Terminar de saber lo que estamos contando viendo cómo impacta en los cuerpos y miradas del público» dice su director.

Quien más y quien menos sabe que el mayor reto que ofrece Los días felices a la actriz que interpreta a Winnie es la limitación del movimiento, algo que Fernanda Orazi, más allá de tomarlo como un impedimento, lo recibe como una exploración de nuevos caminos para la interpretación «Te enriquece. Aparece un arco expresivo por el que nunca hubiese pasado. Es precioso y muy gratificante.», lo mismo sucede con Francesco Carril quien se ha prestado a dar vida a este personaje de presencia casi silenciosa «He podido abrir mis sentidos a ver cosas que normalmente no veo. Entender un poco más el silencio como exceso de sentido», dice el actor que se ha sometido a una caracterizado como Willie que le hace prácticamente irreconocible «El 70% de Willy depende de la caracterización. Es muy importante. No he perfilado la voz de este personaje hasta que no me he visto así. Todo te cambia». Una opción, la de la caracterización de los personajes, que vuelve a ser fruto de las indicaciones que Beckett dejó escritas y que recupera para el teatro contemporáneo un aspecto dejado de lado «Los de nuestra generación, y cierto circulo teatral, tenemos cierto rechazo por la caracterización, como que es de un teatro más antiguo» y que, nuevamente Orazi, como contagiada por su personaje, le encuentra el lado más positivo: «Esa relación con la caracterización te pone en una situación muy lúdica. Te libera mucho para jugar y es alucinante».

Los días felices es una propuesta que continúa con la línea de exploración escénica que perfila la carrera de Messiez «Lo teatral aparece en las pequeñas cosas, en la musicalidad, en las singularidades, en lo humano. Sin necesidad de un gesto mayor» y que hace que los textos propios dialoguen con autores con las palabras de Lorca, Chejov y ahora Beckett «Me interesa, cada vez más, hacer teatro que solo se pueda ver en el teatro, que sea una mala película, que sea un mal guión de cine, pero que sea una maravillosa experiencia teatral».

José Antonio Alba / @joseaalba

Fotos marcosGpunto

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