¿Todo el mundo tiene un precio? ¿Y cuál es el tuyo? Estas preguntas buscan respuesta en 7 años, una obra versionada y dirigida por Daniel Veronese, que tiene entre su elenco al veterano Miguel Rellán, con quien hablamos.
Miguel Rellán me ha cautivado con dos situaciones muy distintas: por la belleza con que protagonizó el monólogo Novecento y por las conversaciones televisadas que mantiene con su amigo Andreu Buenafuente.
Ninguno de los dos casos iba a protagonizar nuestra charla, el tema que ocupa la entrevista es la obra 7 años, texto versionado y dirigido por Daniel Veronese, que Rellán protagoniza acompañado de Carmen Ruiz, Eloy Azorín, Juan Carlos Vellido y Daniel Pérez Prada.
Este montaje nos sienta frente a cuatro amigos y compañeros de trabajo que se reúnen para sofocar un asunto importante. Hacienda les reclama dinero y en cuestión de horas la policía irá a buscarles. Antes de acabar todos en prisión, hay una solución que explorar: que uno de los cuatro asuma la culpa. Pero ¿quién? ¿y a qué precio? El mediador que han contrato, personaje que interpreta Miguel Rellán, dirigirá esta orquesta de argumentos.
Rellán define su papel como “un ser que disfruta y observa las miserias humanas. Un mediador en el espectáculo de los seres humanos”.
“Esta función es como la vida. Las personas somos idiotas y necesitamos poner etiquetas al arte, pero en la vida va todo mezclado, y en esta obra, también”.
7 años es un trabajo que deja poso en el espectador, que le obliga a salir cargado con interrogaciones con las que no entró a la sala antes de sentarse en su butaca. Miguel Rellán afirma que tras la función, el público murmura la misma pregunta: ¿por cuánto dinero irías a la cárcel? Y él, responde. “Por nada. No iría a la cárcel por nada. Solo hay algunas situaciones dramáticas, como familiares empobrecidos, enfermos…que podrían llevarte a esa situación. Pero no es mi caso”. Y lo dice con una calma y calidez que pocas voces del teatro español visten.
En este trabajo, Veronese pone sobre las tablas asuntos con los que estamos tristemente familiarizados: corrupción, egoísmo y la capacidad del dinero para comprar TODO. Así, en mayúsculas. Rellán subraya cómo 7 años, y el teatro en general, cumplen con la función de divertir, emocionar y ser el espejo que refleja los problemas de la sociedad. “Cuando un dictador llega al poder, una de las primeras cosas que prohibe es el teatro. Por algo será”.
Y nos movemos hacía las comparaciones, que nunca son buenas, pero a nosotros nos da igual. El actor recalca que al teatro español le falta una afición real, como la del público inglés. Una admiración que traspase el escenario y que se enseñe, aprenda y desarrolle desde a cantera, creando un gusto teatral desde la infancia.
Miguel Rellán acumula décadas de escenas, personajes e historias. Teatro, cine y televisión han visto su delgada figura declamando lineas. Pero, ¿que le pide el actor a cada uno de estos escenarios? Usando el consejo de su amigo Antonio Gala, sostiene que en el cine y la televisión hay que ser “puta, pero carísima”. Si le ofrecen un papel divertido, interesante, que le encaja en su calendario, acepta. Son dos mundos con exigencias distintas a las que recorren las bambalinas.
Si se trata de subirse a las tablas, piensa mucho más el proyecto que escoge. “En el teatro sale lo peor y lo mejor del ser humano: la generosidad, el sacrificio, la tolerancia. He tenido mucha suerte con la gente que me ha rodeado dentro y fuera del escenario. En el teatro los proyectos son muy largos y pones mucho de ti”.
Para nuestra fortuna, está involucrado en historias apasionantes hasta 2021, y como dice él, “la mejor representación siempre es la siguiente”.
Texto Iduna Ruiz
Fotos Nacho Peña