EN PALOS DE LA FRONTERA

Nave 73: 10 años germinando creadores, compañías de teatro y lentejas

La sala de teatro alternativo, referente de las artes escénicas en Madrid, celebra el décimo aniversario desde su inauguración en 2013

Andrea Garriga
Alberto Salas, Rocío Navarro y Álvaro Moreno fundaron la sala de teatro alternativo Nave 73

Alberto Salas, Rocío Navarro y Álvaro Moreno fundaron la sala de teatro alternativo Nave 73 en 2013. // Foto: Fernando Roca Andreu

«Un día descubrimos que salían plantas de lentejas de la tarima del escenario», explica divertida Rocío Navarro, una de las fundadoras de Nave 73. «Una compañía tenía un espectáculo en el que tiraban lentejas, algunas se habían colado por las rendijas de madera y, tiempo después, resulta que germinaron».

La conocida sala de teatro alternativo, referente de las artes escénicas en Madrid, ha cumplido diez años desde que sus fundadores inauguraron este espacio en Palos de la Frontera. Durante todo este tiempo, no solo «el proyecto ha acabado teniendo vida propia», sino que también «son muchas las compañías que se han creado en nuestra escuela, muchas las que han crecido y se han consolidado en nuestras tablas», confiesa todavía sorprendido Alberto Salas.

El espacio se inauguró para hacer frente a las dificultades que atravesaban las creadoras y creadores debido a la crisis de 2008. Y es que la cultura, como la naturaleza, siempre busca la forma de expresarse ante la adversidad: las plantas de lentejas son una bonita metáfora de la energía que prolifera en Nave 73. TeatroMadrid ha conversado con dos de sus creadores, Rocío Navarro y Alberto Salas, sobre sus inicios y el papel de las salas alternativas en el desarrollo de las artes escénicas, además de la importancia de la innovación. 

Revista TeatroMadrid: Es vuestro décimo aniversario. ¿Qué planes tenéis para los próximos diez años?

Rocío Navarro: No pensábamos que fueran a llegar tan rápido. Ahora lo piensas y dices: «¿Otros diez años?». ¡Pero es que pasado mañana ya están aquí! (Ríe)

Alberto Salas: Sí, todavía estamos intentando digerir un poco todo lo que ha pasado e intentando planificar lo próximo. Obviamente hay una idea de terminar de asentar todo el proyecto, evolucionarlo todavía más hacia la parte de creación, intentar que las compañías que pasen por aquí tengan una implicación mayor y con el deseo de seguir formando parte de esta cartera de nuevos creadores. El resto, ya se verá. ¡Primero tenemos que terminar esta temporada! (Ríe)

R.N. Esto es una carrera de fondo. No te da tiempo real y material a sentarte a pensar a largo plazo. Estos años hemos tenido la sensación de que hemos ido al día y es que, en realidad, el día a día te lleva.

TM. ¿De qué necesidad surgió Nave 73?

A.S. Nació desde las necesidades individuales de buscar y encontrar un espacio de crecimiento y, sobre todo, de la frustración de que ese lugar no existía. Creamos Nave 73 en 2013, estábamos todavía con muchísimos coletazos de la crisis de 2008, y en aquel momento desarrollarse profesionalmente era muy difícil. Un arrebato de frustración hizo que decidiéramos buscarlo nosotros. 

R.N. Hubo un boom de salas alternativas en Madrid a raíz de la crisis. Respondíamos a esa necesidad de buscar espacios y corrientes alternativas. La cultura siempre encuentra la forma de manifestarse. 

TM. ¿Qué significa para vosotros que, diez años después, algo que comenzó siendo una necesidad individual ahora nutra a tantas compañías que se desarrollan y crecen profesionalmente en vuestra sala?

R.N. Sentimos mucho orgullo. Pensamos que tanto esfuerzo y sufrimiento de estar «pico y pala» merece mucho la pena si podemos ser un espacio de representación y dar voz a esas compañías y artistas. En ese sentido es muy guay, es la vocación con la que nacía el espacio y la verdad es que se nos ha ido de las manos en cuanto a lo que esperábamos. Estamos muy contentos y, a la vez, desbordados de trabajo. (Ríe)

A.S. Sí, además el proyecto siempre ha sido social. Queríamos crear un espacio de encuentro tanto de artistas como de disciplinas. En cuanto abrimos, pudimos ver cómo el proyecto iba teniendo vida propia. Siempre ha sido un espacio de acogida, creado entre muchos profesionales que participan en él y, por supuesto, con el público. Ahora además contamos con un equipo detrás con el que sentimos que sin ellos nada sería posible. Estuvimos muchos años solos y tenerlos a ellos ahora es una fortuna. Seguimos estando igual de liados y, sin ellos, no sería posible llegar donde hemos llegado ahora. 

patio de butacas de la sala de teatro alternativo Nave 73

TM. ¿Qué aportan las salas alternativas a las artes escénicas?

R.N. Son imprescindibles para el tejido cultural escénico. Creo que su existencia es fundamental para que ciertas corrientes teatrales o ciertos lenguajes encuentren, por fin, un escaparate mayor. Hoy lo hablaba con MACOMAD, la Coordinadora Madrileña de Artes Escénicas. Decíamos que la labor de las salas alternativas es, al final, una labor pública. Si no fuera por salas como Nave 73, las compañías emergentes o incluso las más consolidadas no tendrían un circuito donde crecer y desarrollarse. Para empezar a presentarte a circuitos públicos necesitas un bagaje anterior; si no existieran salas alternativas, no existirían muchas compañías ni se contarían muchas historias. No habría desarrollo artístico para según qué gente, serían siempre los mismos. 

A.S. Sí, y no solo los espacios alternativos o los que forman parte de MACOMAD se centran en la exhibición. Muchas veces hay detrás un proceso de apoyo a la creación con becas, residencias, jornadas formativas… Un apoyo que realmente es muy transversal. Muchas compañías desarrollan sus proyectos en nuestros espacios y se forman en nuestras escuelas. Todos los años en nuestra escuela nace al menos una compañía y eso es algo muy bonito. 

TM. En Nave 73 apostáis, entre otros espectáculos, por aquellas obras innovadoras que arriesgan. ¿Qué encuentra el artista al arriesgar?

A.S. Evolución. La vida va siempre hacia adelante, todo avanza. Los recursos que tenemos ahora son diferentes a los que teníamos hace unos años. Ahora tenemos nuevas tecnologías, la interactividad… A nosotros nos gusta fomentar esa investigación, esa innovación y ser parte de ella. Poder también darle esa libertad al creador de ahondar en lo que le apetezca, en sus preocupaciones, y expresarlo de la manera que crea conveniente, siempre buscando un equilibrio en la balanza, fidelizar al público y que este pueda vivir experiencias únicas y ver creaciones diferentes. Tener como sala una identidad propia que abrace la libertad de los creadores y que estos se sientan seguros.

Conoce la programación de Nave 73:

Escrito por
Andrea Garriga TWITTER

Graduada en Arte Dramático. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista de TeatroMadrid.

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