Los veteranos intérpretes de musicales Nina y Gerónimo Rauch encarnarán a Francesca Johnson y a Robert Kincaid, los personajes de una de las historias de amor más emocionantes de la gran pantalla. La obra, que cuenta con la dirección artística de Alberto Negrín y la dirección musical de Gerardo Gardelin, adapta al español la premiada composición musical estadounidense.
Un éxito de Broadway
Conocemos esta conmovedora historia de amor gracias a la mítica película protagonizada por Clint Eastwood y Meryl Streep, pero la realidad es que tanto el popular film como Los Puentes de Madison, El Musical es una adaptación de la exitosa novela de Robert James Walker. El autor, un catedrático de economía de la universidad de Iowa, escribió esta historia en 1922 inspirado por los puentes construidos a finales del siglo XXVIII en el condado de Madison.
El escritor, sin ninguna pretensión más que divertirse, regaló el manuscrito a sus seres queridos y, uno de ellos, le pidió permiso para presentarlo a una editorial, siendo finalmente publicado y convirtiéndose en un best seller traducido a 40 idiomas y con más de 50 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
En 2014, Los Puentes de Madison, El Musical se estrena en Broadway. El montaje fue premiado con dos Premios Tony a la Mejor Adaptación Teatral y a la Mejor Música Original. Cuenta con la adaptación a escena de Marsha Norman, dramaturga estadounidense ganadora del Premio Pulitzer, así como con la música y letras del compositor, letrista y dramaturgo americano de teatro musical Jason Robert Brown.
«Es una de las partituras más emocionantes y maravillosas de los últimos 10 años de Broadway»
Una gran producción
El director artístico del montaje, Alberto Negrín, que también es arquitecto, escenógrafo y diseñador de amplia trayectoria internacional, nos cuenta en la presentación del proyecto que la escenografía «va a ser de planta circular y se va a centrar en el mundo visto a través de los ojos de la protagonista. Ese espacio se irá transformando por una compleja mecanización y tendrá diferentes niveles». Y, por supuesto, no faltará «la casa de la protagonista y el Roseman Covered Bridge, uno de los Puentes de Madison donde se desarrolla la historia».
Nina comenta en el acto de presentación que es muy importante el trabajo en equipo en este tipo de montajes: «lo que estoy viendo en esta producción me está sorprendiendo mucho, es un equipo maravilloso. Interpretar a Francesca, hacerlo al lado de Gerónimo Rauch y trabajar con un equipo técnico y artístico de ensueño es un triple regalo que me da la vida».
Gerónimo Rauch agradece profundamente formar parte de esta producción y añade que está deseando que el público se enamore del proyecto así como lo ha hecho todo el equipo. Además, confiesa también en la rueda de prensa que «la partitura de este musical es muy compleja. El autor ha compuesto la música según el origen del personaje. La parte de Francesca tiene un tinte más italiano en cambio la de Robert es más country, del interior de Estados Unidos, algo muy visceral. Es una partitura muy exigente no solo para estos dos personajes, si no para todo el elenco», a lo que Alberto Negrin añade que «es una de las partituras más emocionantes y maravillosas de los últimos 10 años de Broadway».
Un dilema entre el deber y los sueños
Los Puentes de Madison, El Musical tendrá un enfoque distinto al de la película. Según palabras del director artístico Alberto Negrin en el acto, «en este musical, nos centramos en el punto de vista femenino, en el de Francesca». Y añade que «lo que vive la protagonista nos hace plantearnos cuál es el verdadero amor, si aquel que es egoísta y tiene que ver con guiarse por la pasión o, al contrario, sacrificar esa pasión para poder mantener la familia y el bien de sus seres queridos».
La pieza se alejará de la visión nostálgica del amor fallido y ofrecerá una nueva óptica, con una reflexión sobre el destino, la libertad de tomar decisiones y la valentía y la generosidad de amar. Como remarca en la presentación Alberto Negrin, «Los puentes de Madison, El Musical no es una historia de resignación ni es la historia de un adulterio, es una canción desesperada de amor que, al no poder ser, trasciende, se sublima y perdura para siempre».
El director artístico asegura que «la obra desarrollará ese romanticismo con total verdad, con una indiscutible fuerza poética, con refinamiento y siempre reflejando el gran dilema de la protagonista». Y adelanta que «el final de la pieza es una de nuestras escenas preferidas, es muy conmovedora».
La acción se desarrolla en cuatro días en Iowa, ambientada en 1965 y alrededor de un puente
Los cubiertos puentes del condado de Madison no solo serán parte de la escenografía de este musical, sino también la metáfora del vínculo imposible: aquello que une pero que también separa. ¿Verá Francesca la luz al final del túnel?
Descúbrelo a partir del 9 de noviembre en el Teatro EDP Gran Vía.