Sara Baras vuelve con su espectáculo Alma al Teatro EDP Gran Vía de Madrid, tras colgar el cartel de entradas agotadas. Un montaje que combina el bolero con el flamenco, que ya ha recorrido numerosos países del mundo.
La coreógrafa y bailaora flamenca de San Fernando (Cádiz) no solo se entrega con toda su alma en los espectáculos, también lo hace en esta entrevista en la que TeatroMadrid conversa con ella sobre la fusión de registros en la danza, el papel que juegan el alma y la razón a la hora de crear y de su trayectoria profesional.
Entrevista a Sara Baras
En Alma, el flamenco abraza al bolero. ¿Por qué quisiste explorar ese camino?
Mi padre era un enamorado de los boleros y siempre pensábamos en hacer algún día un espectáculo dedicado a él, en el que se fusionara el bolero con el flamenco. La dulzura del bolero en contraste con la garra y la pasión del flamenco van muy bien.
¿Has descubierto nuevos aspectos de ti y de la danza al fusionar estos estilos?
Sí. He descubierto —por eso llamamos Alma al espectáculo— que existe en nosotros una búsqueda de aquellas almas, aquellas personas que ya no están, pero siguen dentro de nosotros. De encontrar una forma de poder recordarlos, bailarlos y sentirlos. Es precioso y no me imaginaba que eso pudiera suceder.
La idea de mezclar los estilos comenzó al principio porque mi padre no era entendido del flamenco y hablaba siempre de la dificultad de comprender sus distintos palos. No obstante, mediante una melodía que él conocía muy bien, le era mucho más fácil diferenciarlos. Rítmicamente sabemos que el flamenco es muy difícil; entonces, cuando coges un bolero y lo metes por seguiriya, aunque es algo difícil de hacer, es fácil de sentir, escuchar y ver. Hemos descubierto una parte nuestra que, sin este registro tan especial y bonito, quizá no hubiera sucedido. Fusionar el flamenco con otros estilos hace que descubras puntos de vista diferentes en tu forma de expresarte y de crear.
¿La creación de una pieza comienza en el alma del artista o en una sala de ensayos?
Creo que comienza en el alma de un artista. Uno empieza a soñar, a crear desde el alma y, después, con el alma. Es verdad que luego entras en un estudio, investigas y haces posible que todo tenga un lenguaje, como si escribieras un libro y buscaras el vocabulario perfecto e idóneo para lo que quieres decir.
Yo conté con Keko Baldomero, director musical de la compañía, y pasamos muchas horas juntos creando, hablando, escuchando, soñando… Él con su guitarra y yo con mis zapatos, no hace falta más, y se crea una magia tan bonita… como una especie de esqueleto sobre algo que, después, cuando llegamos al estudio, empieza a surgir. También la obra va creciendo cuando se interpreta: depende mucho del momento, del espacio, del público… Me gusta tanto la parte creativa como cuando se levanta el telón y esa búsqueda por crecer, por sentir, por compartir.
¿Es difícil combinar lo que te pide el alma con lo que te pide la razón a la hora de crear? ¿Cómo se lleva esa otra fusión?
¡Qué bonita la pregunta! Pues mira, ¿sabes qué pasa? Cuando lo piensas desde fuera parece que es algo difícil; pero cuando lo estás haciendo, creando y sintiendo, parece que van de la mano. Parece que la razón va totalmente pegada al sentimiento, a la parte emocional, que no hay otro sentido que el que le estás dando. Alma ha sido tan bonito de hacer, que elegimos diez boleros pero podríamos haber seguido y elegido otros diez. ¡No podemos hacer un espectáculo de 4 horas! (Ríe). Luego, por supuesto, empiezas a limar y a valorar la medida de las cosas: por muy buena que sea una comida, ¡no puedes estar todo el día comiéndotela!
Se tiene que trabajar mucho previamente para poder olvidarte de la técnica y dejarte llevar por el corazón. Es muy importante poder empezar una idea sin nada más que la idea y, después, dejarte soñar con ella.
Con este montaje has visitado grandes teatros internacionales: Australia, Estados Unidos, Francia, Inglaterra… ¿Soñabas tan grande en tus inicios en Cádiz?
No, para nada. Desde niña he sido una enamorada de los teatros grandes y, a veces, pensaba en que algún día visitaría alguno, pero como espectadora, y no que entraría por la puerta de artistas. Ha sido un sueño poder dedicarme a esto y llevar tantos años sin parar. Lo valoro mucho y se lo agradezco totalmente al público. Desde los inicios nosotros somos una compañía privada que se mantiene del público; este responde tan bien que podemos tener el privilegio de ir dejándonos el alma en los teatros más importantes del mundo.
El 29 de abril es el Día Internacional de la Danza, ¿tiene esta celebración algún significado para ti?
Es curioso porque, casi siempre, lo he celebrado trabajando. Este año es para mí, además, muy especial porque representamos Alma en Badajoz, en el Teatro López de Ayala, a favor de Mi princesa Rett, una gala solidaria para ayudar a las niñas que sufren el síndrome de Rett.
Tu madre, Concha Baras, es una de tus grandes maestras. ¿Algún consejo que ella te haya dado que quieras compartir con aquellos artistas que nos lean?
¡Son muchos! A ella le debo, sobre todo, el respeto y el amor por el mundo del arte, además de que me ha enseñado a bailar. Ella me insistía mucho en que, hagas lo que hagas, entregues el 100% de lo que eres. Las cosas a medias no suelen llegar a ningún lado y me parece algo muy importante, no solo a la hora de bailar, sino en todo.
Qué interesante, ¿es distinto dar el 100% de lo que eres a dar el 100% de lo que puedes?
Sí, creo que sí. Cuando te entregas con el alma, siempre das más. Y es sorprendente hasta dónde se puede llegar.
Más información y venta de entradas: