La necesidad de “transitar un proceso creativo” de Gon Ramos a su llegada de Argentina tras haber estudiado en la famosa Timbre 4 de Tolcachir, fue lo que provocó el nacimiento de Yogur Piano. Esa necesidad y la confianza de unos desconocidos con el mismo hambre por experimentar desembocaron en lo que, a día de hoy, ha sido uno de los éxitos más arrolladores del circuito Off madrileño de las últimas temporadas y que en estos días, algo bastante inusual, podemos ver en el CDN. ¿Será gracias a aquel cartel de la función que pegaron en una farola, a la entrada del CDN, con la esperanza de que Ernesto Caballero lo viera?
Yogur Piano, título procedente de una pieza musical firmada por Sigur Ros, es una propuesta “que tiene que ver más con lo sensorial que con lo discursivo”, nos asegura su equipo. “He escrito sobre la edad que tenemos, es una repercusión del momento vital que estamos atravesando. No hay un plan de qué es lo que quiero que se entienda, es más sobre las sensaciones, hemos recibido muchas interpretaciones sobre qué es Yogur Piano” Nos explica Gon Ramos acerca de esta experiencia entre compañía y público “Es un sentimiento de comunidad” nos asegura Marta Matute, del que alimentarse recíprocamente.
La función comienza con una fiesta de cumpleaños en la que los invitados son jóvenes filósofos que acuden a una especie de rave donde esperan a que llegue el homenajeado, pero la voz corre y se comenta que no va a llegar, a partir de ahí Yogur Piano toma su forma particular “Es una fiesta. Hay un planteamiento con respecto a los ciclos, a los discursos, a la deconstrucción de la estructura lógica, como un puzzle de ideas y que, cuando parece que no hay posibilidad de más, ocurre el silencio y, a partir del silencio, entramos en otra posibilidad de relaciones”.
Ante la pregunta de a qué creen que es debido el éxito de esta pieza, Jos Ronda encargado de poner música y voz en directo a la función, comenta que “Es un espectáculo bastante innovador. El tiempo no va en modo lineal, como estamos acostumbrados. Hay personajes diferentes, no es la interpretación de un papel. Es algo que te implica emocionalmente, eso ha hecho que los procesos identificativos de las personas con la obra hayan sido tan grandes”, tanto es así que desde el día de su estreno ha contado con el beneplácito, no sólo de los aficionados al teatro, si no de los propios profesionales que fueron los primeros en hacer correr el boca a boca “Fue muy potente. (…)Una recepción muy bonita de la obra. Nos dio un espacio dentro del off madrileño (…) siete meses de funciones donde pasó de todo, vino toda la gente que no podíamos ni imaginar”.
Este es un proceso cocinado a fuego lento, sin pretensiones de ningún tipo “Partía de un interés, una necesidad” comenta Luis Sorolla, ayudante de dirección de esta pieza y protagonista junto a Fran Cantos de Un cuerpo en algún lugar también de Gon Ramos. “Ni si quiera trabajar para tener un nuevo proyecto, ni para que me vean, ni ganar dinero. Era la necesidad de desarrollar un proceso con alguien con quien tengo mucha confianza” Añade Daniel Jumillas.
Gon Ramos, Marta Matute, Daniel Jumillas, Itziar Cabello, Jos Ronda y Nora Gehring son los seis intérpretes que, tras un año de ejercicios de los que brotó esta creación, siete meses de representaciones combinadas con una vida paralela que les sostiene económicamente y una gira que les ha llevado desde MadFeria al Corral de Comedias de Alcalá a Bilbao, Valencia u Orcasitas y que ahora tendremos la oportunidad de ver sobre el escenario de la sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán en un giro curioso por parte de un teatro nacional que esperamos siente precedente.
El espacio del CDN se ha transformado para la ocasión, convirtiéndose casi en la hermana mayor del, tristemente desaparecido, Espacio Labruc “Lo hemos comentado cuando hemos entrado y lo hemos visto, es muy Labruc”. Ese mismo espacio es el que nos recibirá a golpe de techno, agobiante, opresivo, que arrancará confesiones a chillidos, que hará que las almas extenuadas y sudorosas de reflexiones, acaben por desnudarse y colarse en el interior del espectador, en silencio, invitándole a adentrarse con la mirada en el otro, o en sí mismo, y terminar formando una sola energía llena de emociones y música.
Texto José Antonio Alba
Fotos Pablo Bonal