Un ‘Ricardo III’ inspirado en Donald Trump

José Antonio Alba

Ricardo III es el segundo gran estreno de la temporada, después de Las Canciones, en el Pavón Teatro Kamikaze. Una versión libre del texto de Shakespeare que firman Antonio Rojano y Miguel del Arco, sobre un personaje malvado -interpretado por Israel Elejalde-, incapaz de mostrar empatía y que, incluso en el momento de la muerte, grita “Ricardo ama a Ricardo”. Completan el elenco Álvaro Báguena, Chema del Barco, Alejandro Jato, Verónica Ronda, Cristóbal Suárez y Manuela Velasco.

¿Qué tendrán los malos que nos gusta mirarlos? ¿Qué morbo se desata en nosotros como espectadores del mal? ¿Qué es lo que hace que generación tras generación Ricardo III sea una presencia permanente sobre nuestros escenarios? Son algunas de las preguntas que, probablemente, se plantearon a la hora de enfrentarse a esta versión del clásico de Shakespeare en la que, según Rojano, podemos encontrar muchos paralelismos con la actualidad, e incluso con el pasado reciente de España.

“Ricardo es uno de esos personajes que uno desea interpretar desde que comienza en esta profesión” dice Israel Elejalde, “y cuando Miguel me lo propuso me pareció una gran idea, sobre todo, en un momento en el que, desgraciadamente, las instituciones cuentan con un descrédito casi absoluto, y donde empiezan a aparecer determinados personajes en el mundo, y también aquí, que son representantes de ese tipo de políticos que no solo creen que no tienen por qué ser educados, sino que piensan que eso les va a suponer incluso más apoyos. Hace veinte años, los que estaban en el poder se amparaban en la humildad y en la educación. Ahora no, ahora hay gente como Trump que te amenaza directamente, o gente como Bolsonaro que insulta a Bachelet, y sabes que eso, lejos de costarles un precio político, les está generando una especie de adhesión”.

Para construir el personaje, Israel Elejalde se ha inspirado en políticos como Bolsonaro, Boris Johnson, Maduro y, especialmente, Donald Trump. “A la hora de construirlo siempre me venía la imagen de Donald Trump, cómo se puede ser tan fantoche y ser el presidente de los Estados Unidos y que eso no solo no le quite votos, sino que parece conseguir más. Me venía esa forma de moverse que tiene él, bastante torpe, ese pelo que parece un bufón, esa media sonrisa extraña, cercana a la del Joker y ese golpe de gobernar a través de twitter, en caliente, sin reflexionar. Pero después de eso, es un hombre con una enorme convicción para mantenerse en el gobierno, y eso también provoca mucha admiración”, dice Elejalde, que afirma haberse inspirado además en personajes de ficción como el Joker de Heath Ledger o el Hitler de Bruno Ganz en El hundimiento.

“Me apetecía mucho construir un monstruo” dice Elejalde, “hacía mucho que no trabajaba un personaje de composición. Un personaje como Ricardo que, ya solamente por sus taras físicas, te invita a entrar en ese juego. Y yo he cogido el capote y me he metido hasta dentro con el beneplácito de Miguel. Lo que me gustaba también era ver cómo puede ser que un monstruo, alguien realmente feo, alguien tan poco elegante, pueda provocar, primero la hilaridad y, después, la admiración, por esa convicción absoluta de perseguir lo que quiere, aunque no siempre sea bueno”.

En la obra hay constantes guiños a la actualidad política, incluida la española, pero, según Elejalde, “en España, afortunadamente, no hemos llegado al nivel de políticos como Donald Trump o Boris Jonhson, todavía no, claro que los hay, pero no están en el poder”. Lo que no quiere decir que estemos fuera de peligro, “no están en el poder, pero ya hay un nicho de opinión, de convivencia, de cotidianidad. Que de repente alguien llene una plaza de toros, haga apología de un dictador y que no pase absolutamente nada, me parece una ‘ricardada’ muy peligrosa”, dice Del Arco, quien cree que la sociedad está asumiendo como normal algo que no lo es. “Además, que una generación de políticos, que han venido a renovar el panorama político, sea incapaz de ponerse de acuerdo para gobernar, me parece que es también escuela de Ricardo”, añade.

Aún así, Elejalde no cree que en la actualidad haya nadie tan corrupto como Ricardo, aunque haya mucha gente que se le acerque. “Ricardo no tiene empatía con absolutamente nada ni nadie, lo único que quiere es el poder y ni siquiera sabe muy bien para qué lo quiere. No tiene ningún tipo de conciencia”. Para el actor, Ricardo III “es como una bengala que se lanza a la sociedad pidiendo auxilio”. Quizás porque gran parte de lo que ocurre en la actualidad, la ambición de poder y los medios para conseguirlo, como las fake news y cualquier tipo de manipulación, estaban ya en la obra de Shakespeare. “Las fake news ya aparecen como tal en Ricardo III” dice Miguel del Arco, “Ricardo está constantemente alimentando rumores falsos para conseguir sus objetivos, y esos rumores no son otra cosa que lo que hoy conocemos como fake news”.

Telón lento… y final.

Juan Mairena / @Mairena_Juan

Fotos Vanessa Rabade

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