‘Una vida americana’ de Lucía Carballal, un viaje en busca de la identidad desde el barrio de Tetuán a Minnesota.

José Antonio Alba

El universo familiar da para escribir ríos de tinta, es un territorio recurrente para la dramaturgia universal y Lucía Carballal regresa a él con Una vida americana, la nueva producción de LaZona, para proponernos un  viaje hacia el recuerdo “Creo que a veces una familia se puede definir por su manera concreta de pasar por encima de lo que ha vivido, de afrontarlo o no afrontarlo”. Víctor Sánchez RodríguezPremio Max Mejor Autoría Revelación 2016– dirige a Cristina Marcos, Esther Isla, Vicky Luengo y César Camino en esta historia que supondrá una lucha por recuperar la identidad, tanto a nivel familiar, como individual e incluso cultural “América sigue teniendo ese halo de sueño, de posibilidad de comenzar de cero. Me parecía interesante que esta América no fuese solo el lugar en el que uno puede empezar otra vez, si no en este caso, un pasado” comenta su autora.

Una vida americana nos cuenta la historia de tres mujeres, una madre y sus dos hijas, que emprenden un viaje desde el barrio de Tetuán hacia Minnesota para reencontrarse con el padre que hace años las abandonó; un tipo americano que únicamente les dejó un apellido y una herida que no termina de cicatrizar. Las tres mujeres, junto al novio de la hija mayor, se lanzan a vivir un regreso al pasado para encontrar el camino hacia ese futuro prometido que se diluyó con el abandono.

La búsqueda y el recuerdo sobrevuelan la función, obligando a los personajes a realizar un viaje íntimo donde la identidad individual es un reflejo del comportamiento que tenemos como país “Esa España sin identidad definida, con la estima un poco en peligro, buscando la aprobación del extranjero” comenta Carballal.

La propia autora nos comentaba en la presentación del espectáculo en el Teatro Galileo que ha querido construir una historia un tanto excesiva, tal como se plantean las ficciones americanas, y ver qué sucedía si los personajes a los que les ocurre fueran españoles que vinieran de un barrio de Madrid como es el de Tetuán, que en los años 80 permaneció al margen de La Movida con “ese complejo de no estar donde tienes que estar“ y que ahora se ha transformado en un barrio latino, haciendo que su sueño americano no sea precisamente el estadounidense, que parece el ideal a alcanzar, si no que se ha quedado en lo latinoamericano “algo que, desde la perspectiva más conservadora de algunos personajes, tiene algo de agravio”. Lucía destaca que, en ocasiones, este encontronazo cultural será el detonante de situaciones un tanto Berlanguianas, provocando que el tono de la función transite por la comedia ”A pesar de que todo el tema tiene que ver con la identidad, con el origen, cosas así como grandes, se ha buscado un tono ligero para que todo eso pueda entrar desde un sitio amable y tranquilo”.

Victor Sánchez Rodríguez destaca el componente Pop que tiene la visión europea hacia lo americano, hacia ese exceso que comentaba Lucía Carballal, no sólo estético con la escenografía de Alessio Meloni, sino emocional, haciendo que Una vida americana se acerque a la dramedia “Pasando del drama a la comedia de una réplica a otra, pensado que los personajes dan palos de ciego, aunque luego veamos que no”.

Unos personajes suspendidos en un instante, que conviven con el recuerdo y el dolor, algo a lo que Linda, la hija mayor interpretada por Esther Isla, cree que debe poner remedio iniciando este viaje “Es una mujer a la deriva (…) que impulsa a toda la familia a volver al pasado, a volver a ese lado oscuro para poder curarse”. Un viaje que hará que la madre, a la que da vida Cristina Marcos, continúe enfrentándose, a pesar de ser algo de lo que intenta sobreponerse. “Este viaje supone algo muy difícil para ella, enfrentarse a todo lo que ha ido ocultando”. El contrapunto a estas dos mujeres es Robin Rose, interpretado por Vicky Luengo, la única que no quiere ir a Minnesota y que será la mirada del propio espectador; un papel que cuenta con la particularidad de ser, posiblemente, el primer personaje de género neutro escrito para teatro “Es Queer, una sexualidad de género no binario, no es hombre ni es mujer. Es muy importante dar visibilidad a esta parte de la sociedad que no la tiene ni en películas, ni en series, ni en teatro y me gusta porque no se plantea como el conflicto de la función. Lo es y ya está”. El único hombre de la función es César Camino, él es Levy, el novio de la hija mayor. Un judío no practicante de Carabanchel “El viaje que va a hacer es bastante doloroso y de alguna manera humillante. Debido al choque tan grande que tienen en Minnesota, empieza a reencontrarse con la religión, tiene un viaje espiritual”.

Lucía Carballal nos comenta que el hecho de que sean tres mujeres las protagonistas de Una vida americana no ha sido algo deliberado, pero de alguna manera viene a romper con la desigualdad en cuanto a papeles femeninos en el teatro “Es una obra sobre la búsqueda del padre, de lo masculino, y creo que dramatúrgicamente funciona que sean tres mujeres las que están en esta búsqueda y que el único hombre que aparece en la función, de alguna manera, viene a suplantar al ausente (…) A veces venimos a buscar lo que se ha ido cuando tenemos algo que sí que está presente y que no somos capaces de ver ni de valorar”.

Texto José Antonio Alba

Fotos Javier Naval

Escrito por
José Antonio Alba
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