La próxima temporada teatral arrancará fuerte con el estreno en Madrid de Chicago, el musical. En las butacas del Teatro Apolo, y desde el 5 de octubre, el público podrá viajar a los años 20 de la Ciudad de los Vientos con una puesta en escena repleta de éxitos como All That Jazz y Razzle Dazzle.
El musical de Broadway por excelencia ha cumplido ya 25 años. A nuestro país llegará avalado por el éxito de haber sido aclamado en más de 36 países, disfrutado por 33 millones de espectadores y premiado con más de 60 galardones internacionales, incluidos 6 premios Tony, entre los que destaca el de Mejor Musical. Su trama excitante sobre avaricia, pasión y asesinatos, mezclada con los entresijos del mundo del espectáculo, ha sido escrita por Fred Ebb y Bob Fosse, con música de John Kander y letras de Fred Ebb.
Esta historia universal de fama y fortuna, con una partitura mítica y una coreografía reconocida entre las mejores de la historia, cuenta también con el trabajo de Víctor Conde en la traducción del libreto y canciones, así como en las tareas de ayudante de dirección y director residente. TeatroMadrid ha charlado en primicia con Víctor Conde para conocer los detalles de este gran espectáculo que acaba de cerrar su elenco definitivo.
¿Cuál es tu historia con Chicago?
Es curioso porque es un musical que me ha perseguido mucho. De las tres versiones que se han hecho en Madrid, habré estado en todas de alguna forma. La primera versión del texto es mía y ya empecé ahí a implicarme. En este caso, la versión la he empezado justo antes de las audiciones, revisándola un poco para adecuarla a los tiempos, que cambian como el lenguaje y como yo. Creo que ahora entiendo ciertas cosas del musical, del humor, de la idiosincrasia del espectáculo y por eso está bien refrescar un poco la versión. Además, soy una persona que se involucra mucho en los proyectos y, a nivel personal, en cuanto me lo propusieron, empecé a releerme la biografía de Bob Fosse, a ver todos sus musicales de nuevo y a darle una vuelta a lo que giraba alrededor de esa época de Broadway, entre los años 50 y los 80, mi época favorita. Y es un placer sumergirme en todo esto.
El musical se presenta con datos de mucho éxito. ¿Cómo afrontas este reto?
Es una responsabilidad muy grande porque al final el legado de Bob Fosse es de una persona, es finito, y como no haya personas que lo conozcan, se perdería. Me siento muy privilegiado como heredero de ese estilo propio creado por una persona y responsable por pasarlo a futuras generaciones, sobre todo de nuestro país.
¿Cómo es el trabajo de adaptación de este musical?
El equipo de Nueva York viene a trabajar a Madrid y la obra la montamos conjuntamente. Me enseñan el espectáculo para que yo me pueda quedar después como director responsable en España. Es una réplica exacta que se lleva haciendo desde hace 25 años. Se hace la adaptación más fiel al texto y, después, una réplica de todo, incluida escenografía y vestuario. Esto implica que no se pueda hacer con menos; hay un rigor por parte de la productora norteamericana y la española SOM Produce de que sea perfectamente el mismo espectáculo y con la misma calidad. Aunque no es al 100% exacta, ya que el teatro es un arte humano y cada compañía y cada actor es diferente. Cada intérprete aporta su sensibilidad, su arte y su oficio.
¿Cómo ha sido este casting?
En este caso, la línea principal es el baile. Chicago es un musical para bailarines. Francesc Abós, el coreógrafo asociado, es quien iba enseñando estos días a los aspirantes los bailes, cada vez más complicados conforme pasaban de fase. Para este musical, quien no tenga una formación importante de baile, no pasa a las pruebas de canto ni a las de interpretación porque el nivel de baile es muy alto. La magia de Bob Fosse es que hacía unas coreografías que desde abajo parecen sencillas, pero técnicamente son extremadamente complejas y complicadas. No puedes bailar Chicago si no tienes formación clásica, por ejemplo.
Ahora se graba mucho en selftape. ¿Ha cambiado esto los procesos?
Los nuestros han sido todos presenciales. Hace algunos meses y años, y por fuerza mayor, hubo algunos grabados. Pero yo siempre, sea en este o en otro musical y a nivel personal, intento evitar las grabaciones porque me gusta ver al actor y, sobre todo, conocerle, ver qué opina del personaje, del texto y darme cuenta de hasta dónde podemos jugar o repetir escenas. El casting no es un examen final de curso ni un examen de conducir. Es bonito hablar con él si hay tiempo y si piensas que es el adecuado. El casting es una experiencia difícil para el actor y para quien lo organiza porque no es la situación ideal pero, como dice un amigo mío inglés: “No es la fórmula ideal, pero es la mejor que hemos encontrado hasta este momento”. Soy partidario del casting como un pequeño proceso de trabajo más que un examen.
¿Y cómo se ensaya?
Se ensaya con piano y con batería porque el ritmo es muy importante y marca mucho la coreografía del espectáculo. La orquesta ensaya aparte y llega un momento que se une al elenco. La parte final de ensayos se hace ya con la música en directo.
Después de meses de preparación, ¿qué significará para ti que llegue el día del estreno?
Como director residente, tengo que estar allí siempre. En realidad, mi trabajo fuerte comienza ese día, el 5 de octubre, cuando me quedo como responsable de la producción para mantener el trabajo que el equipo de Nueva York deja. Me quedo para que su trabajo no se pierda y para que evolucione de manera correcta porque al final el arte evoluciona, como lo hacen sus autores.
¿Cuál es la historia de este musical? ¿Cómo ha llegado aquí?
Este espectáculo nace en 1975, creado por Bob Fosse. Dura un par de temporadas y no tiene mucho éxito, quedando en el olvido. Ann Reinking, en 1996, hace una revisión y pone todo el estilo y las coreografías de Fosse en una nueva versión que se convierte en éxito. Yo lo vi en los 90 en el estreno en Nueva York y me impactó muchísimo. He visto imágenes del original de los 70, muy distinto. Lo que vamos a ver en este musical es una recreación de una manera de hacer teatro musical que cambió la historia de Broadway y que la contiene ahora. Hay una frase muy bonita en el final que dice: “Dentro de 50 años, todo habrá cambiado”. Si contamos que fue estrenado en el 75, dentro de 2 años, se cumplirá esa marca de tiempo. Y es emocionante.
Mucho teatro y algo de cine, ¿vas a compaginarlo, te apetece hacer más cine? ¿Por dónde va tu futuro?
Precisamente, me gustaría que fuera como hizo Bob Fosse en su vida; compaginar los dos mundos. Estudié Cine y Arte dramático y mi vida ha transcurrido alrededor del cine, del teatro y del teatro musical, y espero no dejarlos porque son lenguajes que amo, en los que me siento cómodo y en los que me gusta vivir.
«Chicago siempre cumple con lo que promete». ¿Qué promesa te has hecho tú en la vida y has cumplido?
Que dedicaría mi vida a lo que me apasionaba.
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