En Gloria estamos. Leer a Gloria Fuertes es habitar su nombre, estar en la gloria, querer ser ella. Su poesía es un planeta al que no viajas, porque él llega primero y te conquista. Y lo hace sin más armas que el vértigo de asomarse a su ventana y querer desde entonces beberse los árboles y las aceras. En la Sala Mirador.