Julio Manrique lleva a escena la versión de Jerusalem, un texto extremadamente original y singular de Jez Butterworth. Un montaje transgresor que fascinó al público británico en su estreno en 2009 yal catalán en su estreno en el Grec 2019 Festival de Barcelona
Sinopsis
Jerusalem es una obra enorme. Arrolladora. Como un gigante. Como un ejército de gigantes. Como una noche de fiesta memorable. Un cuento punk con danzas Morris y reinas de mayo, y drogas y versos y risas y cantos, que contiene la energía necesaria para mover una montaña y luego despega, ligera, ingrávida, como la última nota que desafina un borracho atravesando la noche. Y también es, como suelen serlo las grandes obras, misteriosa, escurridiza e inalcanzable. Como un truco de magia, como un hada que desaparece en medio del bosque. El bosque frondoso, exuberante y mágico de Inglaterra. El paisaje mítico, ancestral, de los bosques de Inglaterra. El bosque de Sherwood. El bosque de Arden. Todos los bosques. El sitio donde se pierden las almas antes de volverse a encontrar. Jerusalem es el bosque y el bosque es “el Gallo”. Johnny Byron “el Gallo”. El antihéroe romántico. El “prota” de la fiesta. Un astro sol. Un borracho. Un pirata loco. Un ogro, un visionario, un camello detestable. Un gitano chulo y alocado inventándose el mundo desde una caravana. Una vez y otra. El puto flautista de Hamelín pasado de vuelta. Y William Blake y Jezz Butterworth y Sir John Falstaff. Un troll okupa, un insumiso, un monarca. (Julio Manrique).