Mi abuela no se llama Carmen

Mi abuela no se llama Carmen

Mi abuela no se llama Carmen es una obra creada e interpretada por Ana Mayo.

Sinopsis

Este es el viaje de una nieta que redescubre a su abuela en los últimos momentos que pasaron juntas. Se habla de la vida y de la muerte, de la memoria histórica y de la falta de memoria. De decisiones vitales a las que solo las mujeres nos enfrentamos, hablamos de gestación, maternidad y soledad. La amistad y la familia como puntos cardinales. Antiguas lealtades, herencias invisibles y memorias ancestrales, como una partitura que debiéramos seguir.

¿Se puede una construir a sí misma?

Un viaje tan espiritual como terrenal que no dejará indiferente a nadie.

Palabras de Ana Mayo

Tengo la certeza de que algo resuena de una forma diferente en nuestro interior cuando pensamos en nuestras abuelas. La mía, mi yaya, fue excepcional porque era la mía y estoy convencida de que a muchas de las que estáis aquí, os pasará algo parecido con la vuestra.

Cuando nos colocamos en el papel de nietas aparece algo muy pueril, se impone una bondad, una mirada “buena” en la que raramente cabe el cinismo, la ironía, el sarcasmo o la burla. Desde este amor se fue hilvanando el texto, a modo de homenaje.

“Mi abuela no se llama Carmen” nunca tuvo la pretensión de ser un texto teatral, simplemente se impuso la necesidad de compartirlo. Espero que os resuene.

Sinopsis

Este es el viaje de una nieta que redescubre a su abuela en los últimos momentos que pasaron juntas. Se habla de la vida y de la muerte, de la memoria histórica y de la falta de memoria. De decisiones vitales a las que solo las mujeres nos enfrentamos, hablamos de gestación, maternidad y soledad. La amistad y la familia como puntos cardinales. Antiguas lealtades, herencias invisibles y memorias ancestrales, como una partitura que debiéramos seguir.

¿Se puede una construir a sí misma?

Un viaje tan espiritual como terrenal que no dejará indiferente a nadie.

Palabras de Ana Mayo

Tengo la certeza de que algo resuena de una forma diferente en nuestro interior cuando pensamos en nuestras abuelas. La mía, mi yaya, fue excepcional porque era la mía y estoy convencida de que a muchas de las que estáis aquí, os pasará algo parecido con la vuestra.

Cuando nos colocamos en el papel de nietas aparece algo muy pueril, se impone una bondad, una mirada “buena” en la que raramente cabe el cinismo, la ironía, el sarcasmo o la burla. Desde este amor se fue hilvanando el texto, a modo de homenaje.

“Mi abuela no se llama Carmen” nunca tuvo la pretensión de ser un texto teatral, simplemente se impuso la necesidad de compartirlo. Espero que os resuene.

Ficha artística
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