Mi niña, niña mía es una obra dirigida por Natalia Menéndez y una adaptación de la obra teatral de Amaranta Osorio e Itziar Pascual. La obra es un drama sobre la Europa de hoy y la esencia femenina que nos habla de mujeres que lucharon ante la perversión, ante el espanto. Mujeres que se ayudaron con gestos pequeños, gestos que salvaron vidas.
Fue galardonado con el Premio de textos teatrales Jesús Domínguez de Huelva.
Sinopsis
El horror nos sacude porque se refiere a lo que hoy está pasando, porque sentimos que debemos ayudar, hacer algo, provocar la luz ante tanta oscuridad. Vemos imágenes de niños asustados, desorientados, hambrientos, con humo en la boca, sin zapatos, flotando en los mares, hacinados en trenes, huyendo en caminos, sin nada… y no sabemos qué hacer.
Asistimos al infierno en la tierra; ese infierno que nos recuerda la obra sobre lo que fueron los campos de concentración nazis, y en concreto, sobre las tinieblas que atravesaron unas mujeres en el campo de Terezin, abusos, violaciones…
El dolor es atroz. Resistir, despertar las conciencias para que la maldad se pare. Se pare de una vez. Esperanza, ilusión, Paz, llámenlo como quieran, seguir en eso, en eso que se llama Amor. Resistir.
En paralelo, sucede la historia de una joven mujer que quiere saber quién es, le duele la oscuridad a la que se ve sumergida, entiende que debe aclararse, alumbrar su vida, encontrarse, quererse.
“Lo infinito limita la maldad” nos dicen las autoras de esta obra. Queremos creer en eso. Poner la luz en eso. Cuantas más luces, menos oscuridad. Un mundo habitado por luciérnagas. Ese es nuestro intento, nuestra necesidad y sentido de montar esta obra.
Una obra que nos habla de mujeres que lucharon ante la perversión, ante el espanto. Mujeres que se ayudaron con gestos pequeños. Gestos que salvaron vidas.
Hoy, el montar esta obra, es ese gesto que entendemos necesario y que ojalá sirva, ayude, aporte luz.
Natalia Menéndez
El horror nos sacude porque se refiere a lo que hoy está pasando, porque sentimos que debemos ayudar, hacer algo, provocar la luz ante tanta oscuridad. Vemos imágenes de niños asustados, desorientados, hambrientos, con humo en la boca, sin zapatos, flotando en los mares, hacinados en trenes, huyendo en caminos, sin nada… y no sabemos qué hacer.
Asistimos al infierno en la tierra; ese infierno que nos recuerda la obra sobre lo que fueron los campos de concentración nazis, y en concreto, sobre las tinieblas que atravesaron unas mujeres en el campo de Terezin, abusos, violaciones…
El dolor es atroz. Resistir, despertar las conciencias para que la maldad se pare. Se pare de una vez. Esperanza, ilusión, Paz, llámenlo como quieran, seguir en eso, en eso que se llama Amor. Resistir.
En paralelo, sucede la historia de una joven mujer que quiere saber quién es, le duele la oscuridad a la que se ve sumergida, entiende que debe aclararse, alumbrar su vida, encontrarse, quererse.
“Lo infinito limita la maldad” nos dicen las autoras de esta obra. Queremos creer en eso. Poner la luz en eso. Cuantas más luces, menos oscuridad. Un mundo habitado por luciérnagas. Ese es nuestro intento, nuestra necesidad y sentido de montar esta obra.
Una obra que nos habla de mujeres que lucharon ante la perversión, ante el espanto. Mujeres que se ayudaron con gestos pequeños. Gestos que salvaron vidas.
Hoy, el montar esta obra, es ese gesto que entendemos necesario y que ojalá sirva, ayude, aporte luz.
Natalia Menéndez
- Dirección:
- Escenografía:
Elisa Sanz - Iluminación:
Juanjo Llorens - Vestuario:
Elisa Sanz - Música:
Luis Miguel Cobo - Producción:
Teatro Español - Premios:
Premio de textos teatrales Jesús Domínguez de Huelva