En Ni flores, ni funeral, ni cenizas, ni tantán, la dramaturga y directora María Goiricelaya nos presenta una historia de superación, ternura y humanidad que está centrada en los cuidados paliativos y en el «buen morir». A través del humor, la emoción y la conciencia social, el espectáculo persigue otorgar un reconocimiento a todas esas otras que acompañan en la última etapa de la vida. Una producción de La Dramática Errante.