David Mamet nos adentra en el interior de tres pequeños (o grandes) seres con los conflictos, miedos, inseguridades y errores que viven. Sus vidas no dejan de ser un reflejo de las nuestras pero sus personajes son llevados al límite y ahí cualquier cosa puede ocurrir. ¿Cual es nuestro limite? ¿Hasta donde se puede aguantar antes de romper todo?
En esta obra los tres actores entienden muy bien a los personajes, tanto que no se ve al actor sino al personaje que interpretan. Los tres hacen un recorrido por todos los estados de ánimo hasta llegar a lo mas bajo. La dirección es muy dinámica ya que se les puede ver como a tres ratones dando vueltas en su jaula, encerrados en sus oscuros pensamientos y en acciones desesperadas.
La escenografía es fabulosa; toda ella simboliza los restos de tres vidas acabadas y juega a favor de la acción. La iluminación enriquece el escenario transportándonos a sus descensos al infierno.
Una obra rica y completa, sin nada al azar. No echaréis nada en falta y se os hará corta.
No os arrepentiréis.
