Tuve la suerte de ver este musical hace ya cerca de 15 años. Por aquel entonces no vivíamos en la España de los llamados «ofendiditos», con lo que su humor irreverente y provocador, no me resultó tan atrevido como ahora.
Para mi no ha perdido ni una chispa de frescura. Desde el primer minuto Avenue Q nos deja muy clara cuál va a ser la linea a seguir durante el espectáculo y sus canciones, que zasca tras zasca, se meterán en los jardines de lo políticamente incorrecto tocando temas como la homosexualidad reprimida, el racismo o el consumo de pornografía a través de internet.
Más allá de lo valiente de su planteamiento, nos encontramos con unas brillantes interpretaciones por parte de los actores, que, marioneta en mano, hacen alarde de sus voces para que disfrutemos con cada una de las canciones que nos ofrece este particular Barrio Sésamo de la provocación.
Como único punto negativo, el sonido del Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío, con una acústica en ocasiones deficiente que no permite entender con claridad parte de las letras de las canciones.
