Ir a ver «Cabaret» es sumergirte en un mundo onírico, surrealista, mágico, decadente…Es viajar al Berlín de los años 30. Desde que accedes al teatro formas parte de ese mundo donde prima la provocación, la sugerencia, y la crudeza de los actores y actrices.
Mientras te tomas algo o comes cualquier cosa van apareciendo los diversos personajes por la sala, paseando, provocando, cantando…porque el patio de butacas está mimetizado con el escenario y viceversa ya que las escenas se van a desarrollar entre el público y este va a participar de dichas escenas.
La orquesta forma parte de la historia y su música es clave para que los personajes expresen sus sentimientos; de hecho toda la historia depende de la música. La escenografía aparece a tu lado y desaparece en pocos segundos sin darte cuenta. La iluminación es efectista y grandiosa y predomina el rojo y el negro. La dirección de Federico Bellone está muy depurada y precisa; cada uno está donde tiene que estar con la energía exacta.
He dejado para el final al equipo actoral: todos y todas están espectaculares. Se nota la maestría y las tablas de Carmen Conesa y Tony River en escena, Pepa Lucas está impecable (aunque me caía mejor en «Bailo Bailo»…ya veréis porqué), Gonzalo Ramos, Pepe Nufrio y el resto del elenco está maravilloso. Quiero destacar a Amanda Digón como Sally Bowles y a Abril Zamora como Emcee; ambas están soberbias y sus escenas y canciones son increibles, con intenciones y objetivos muy bien marcados.
Un musical único donde uno puede estar relajado, disfrutando, sonriendo, sorprendiéndose, emocionándose… Una producción impecable y un gran trabajo entre bastidores y se nota.
Todo esto y más lo vais a descubrir aquí; yo de vosotros no me lo perdería.