Hace unos días encontré, por casualidad, una entrada del Circo de Teresa Rabal. De chiquitina yo era superfán de la artista. Para toda una generación de la EGB, ir al circo era lo más de lo más, el colofón de las Navidades. Pues bien, cosas del destino, cuando aún estaba en pleno subidón nostálgico con mi entradita rescatada, me llega la invitación para ir de nuevo al circo, a ver «Luzia» ¡la última producción del Circo del Sol!
Tuve la oportunidad de disfrutar de un espectáculo de esta famosa productora en Las Vegas. La experiencia fue alucinante, pero he de confesar que allí, en el Patio de Recreo de América, el ambiente circense se diluye entre tanta tragaperras. Sin embargo, en el escenario Puerta del Ángel todo recuerda a esa vieja carpa circense donde adoraba a la Rabal. Todo el montaje de la Casa de Campo respira magia.
No soy experta en circo, así que no puedo juzgar la calidad técnica de los números, pero sí tuve la sensación de que han hecho un esfuerzo sobrehumano para superarse y mantener la reputación que les ha dado nombre y fama internacionales. Es cierto que he visto espectáculos con un punto más de riesgo, aunque ¡ojo que Luzía tiene varios momentos donde se te encogen las tripillas! Pero mi sensación es que aparcan un poco el redoble de tambores seguido del “y ahora, ¡el más difícil todavía”, y dejan paso a números algo menos peligrosos, pero de una belleza sublime.
Está cuidado hasta el más mínimo detalle: el diseño de iluminación es increíble, la escenografía, fabulosa; y el vestuario, evocador. Sales con unas ganas locas de plantarte trenzas y flores en el pelo y calzarte unos buenos tequilitas. ¡Luzia es puro México! y cada número va sumando más y más belleza al anterior, alternando variedad circense con música en directo de primera.
Hay momentos más sobrios e íntimos donde toda la atención se centra en el artista y otros corales, que son una auténtica lección de dirección escénica. Además, para las transiciones te regalan grandes momentos de comedia con Eric Koller, grande entre los grandes: payaso, mimo y acróbata con el que te partes de risa a cada segundo. ¡Un crack!
Hazte un favor y regálate esta experiencia. «Luzia» es una obra de arte y un éxtasis para los sentidos.
