El electo es una comedia que nos descubre los miedos y motivaciones de un político que va a convertirse en presidente del gobierno. A tan solo unos horas de su discurso de investidura, precisa de la ayuda de un psiquiatra para poder vencer unos tics o muecas incontrolables, que no le permiten realizar el ensayo satisfactoriamente. Así, el político y el psiquiatra comienzan una lucha dialéctica que pone de manifiesto el enorme poder del lenguaje en la manipulación y el convencimiento.
El texto de Ramón Madaula nos presenta una batalla dialéctica bajo la forma de una sesión terapéutica que nos va llevando por un camino de indagación, que pretende ahondar en el pasado para descubrir la verdadera raíz de los problemas del presente. El acierto dramatúrgico estriba en la comicidad que nace de la caricaturización de las características del político que contrastan con la personalidad alocada del médico. Cándido Pazó dirige con agilidad y buen ritmo una propuesta escénica muy entretenida que sin pretensiones tiene como verdadero fin entretener.
Los intérpretes Fernando Coronado y Antonio Mourelos defienden con gran credibilidad y fuerza a dos personajes que, una vez vamos conociendo su historia psicológica, podemos sentir muy conocidos. El espacio escénico totalmente realista de un despacho nos sumerge, junto con la música, en la atmósfera política que va a contrastar por completo con el psicoanálisis en un viaje introspectivo, y siempre de marcado carácter cómico, que van a compartir los dos protagonistas.
El electo es un espectáculo divertido e ingenioso que resalta el inconmensurable poder de la dialéctica.