Tan solo unos meses antes de que la Historia de España cambiase para siempre, la joven Sira Quiroga decide hacerlo con su propia vida. Guiada por el amor, viaja hasta África. Y justo entonces, comienza su historia.
Un relato que ahora también tiene su propia versión sobre el escenario. El tiempo entre costuras, el musical pone banda sonora a cientos de páginas que han atrapado ya a miles de lectores en todo el mundo.
Una veintena de artistas consigue dar vida a una de las historias más conocidas de la escritora María Dueñas, que ha supervisado cada uno de los detalles de este musical.
La escenografía, diseñada para jugar con los distintos espacios y recrear numerosas localizaciones, consigue que el espectador viaje al exótico Marruecos o a la luminosa Tánger de la mano de la protagonista, que la acompañe hasta la histórica Lisboa o recorra con ella algunos de los lugares más simbólicos del Madrid de posguerra como el Hotel Ritz o el Museo del Prado.
Son algunos de los escenarios que aparecen en la novela y que también tienen especial relevancia en este musical en el que destacan, por encima del resto, algunos números musicales, como el que tiene lugar en la pensión de Candelaria, “La Matutera”, en la que recala Sira al llegar a Tetuán.
Con gran ritmo y buenas interpretaciones actorales, el musical recorre algunos de los momentos más reconocibles de la novela, lo que hace que los espectadores que la han leído no noten diferencias con la historia original.
El espacio en el que se representa este montaje es, tal vez, el culpable de que la magia que pretende alcanzar este musical se vea algo diluida. Algo que podría mejorarse con una mejor producción y con un teatro más preparado para acoger este tipo de espectáculos, con los que cualquiera busca evadirse de la realidad.
A pesar de ello, El tiempo entre costuras, el musical es una muy buena elección para quienes disfrutan con las historias de intriga, espionaje o aventuras y, en definitiva, para los seguidores de las grandes historias de amor.