Pascal Rambert contrapone a dos bestias teatrales como Bárbara Lennie e Irene Escolar, esta vez como hermanas.
Bárbara, la hija perfecta a ojos de todos (o de casi todos). Irene, la hija-no-tan-perfecta, se abre paso a codazos. Es su momento. Ahí empieza el follón.
Un espacio escénico calibrado de forma precisa por Rambert en la dirección así como por Aitor Tejada y Jordi Buxó en la producción, inundado de reproches, de dobles versiones y de amor, mucho amor. Bárbara e Irene buscan su propio relato, sin perder la intensidad en ningún momento, ni siquiera en los silencios.
A gritos, a golpes, a bocados, a suspiros y a saltos. Irene y Bárbara expresan tanto a través de sus palabras – en un texto maravilloso de Rambert – como a través de sus cuerpos la complejidad del querer.