La importancia de llamarse Ernesto es un clásico que no tenía tan en el radar porque hace muy poco me enteré de que la traducción del título fastidia todo el juego de palabras (The importance of being Earnest/La importancia de ser honesto, o de llamarse Ernest), pero es sin duda una comedia que sigue siendo muy divertida, y casi más cuando, además, la convierten en musical.
Todo está en su sitio y se nota mucho que la tienen ya muy rodada. Es una alegría ver en el escenario a Pablo Rivero y a Silvia Marsó, y brilla con especial multitasking una muy talentosa Paula Jornet a la que desconocía pero que, como la reina del pop en la canción, todo lo hace bien.
Me dice un amigo a mi lado entre bromas si deberíamos sacar como conclusión de esta obra que todos los hombres mienten, pero no seré yo la radical. Vayan y juzguen ustedes mismos.
Entretenida, original, graciosa, bien interpretada, bien escrita, bien montada. Muy pocas pegas que ponerle a esta tarde de domingo.