En ocasiones veo… ¡Payasos! Pero no de los que van pintados y que dan yuyu. A mí me gusta ir a ver a los cómicos de este siglo, a los que sigues por TikTok y que te cuentan historias con las que te sientes identificada. Y este es el caso de Edu Ferrés, un pedazo de artista todoterreno.
Está presentando esta pieza de humor por donde se pasea por el sentimentalismo, la crítica y el gag. El resultado es muy interesante.
Un punto fuerte del espectáculo son las interacciones con el público, una de las disciplinas más complicadas del repertorio teatral: si lo haces bien, recibes una tremenda ovación. Como no funcione, o el público sea rancio, estás vendido. Afortunadamente, la noche que yo estuve funcionó, y la palabra “fabada” obró milagros.
El dominio que tiene Ferrés sobre su cuerpo es admirable: las muecas de la cara, cómo retuerce todo su cuerpo… ¡Admirable! Eso sí, sufrí especialmente por sus rodillas, que en más de una ocasión hinca en la tarima sin compasión.
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Te va a gustar: si eres fan de Tricicle, Yllana o La Cubana, y te van los gags simpáticos que «dejan poso». Es un show perfecto para una tarde o noche sin plan, con mucha lluvia fuera y grandes carcajadas dentro.
Advertencia: Tiene algún que otro momento escatológico de los que no soy especialmente fan, pero que a la mayoría de la audiencia parecía encantar.