Perra de nadie, así se llama el trabajo de Marta Carrasco que podrá verse el 4 y 5 de octubre en Madrid en la Sala Cuarta Pared. La descubrí hace tiempo en La Abadía y la reencontré en la feria de Huesca de hace un par de años. Me volvió a hipnotizar como la primera vez y a la vuelta lo comenté con amigos programadores: tenían que traerla a Madrid. Y aquí está por fin. Describir en qué consiste esta Perra de nadie es inútil, porque es irreductible a palabras. Hay que verla. Me alegro mucho de que se exhiba en Madrid y de recomendarla. No es una propuesta «bonita». Es » bella». Quiero decir con ello que es trascendente, que desata emociones que van más allá del mero placer visual. Marta Carrasco recurre a todos los recursos escénicos teatrales para lograr una expresividad que transita entre lo poético y lo desgarrado. La energía que desprende, la autenticidad que emana de sus movimientos y expresiones te absorbe y te hace olvidar que estas ante un espectáculo, en una sala de teatro y te transporta a algo más primigenio, a un ritual de pasión y muerte, de caída y renacimiento. Y todo esto, ella sola llenando el escenario.
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