La compañía madrileña Ron Lalá está de vuelta y, una vez más lo hace por todo lo alto. La esencia ronlalera lleva implícito «el más difícil todavía» como forma de vida escénica, y en esta ocasión la dificultad se ha multiplicado por 4. Sí, porque su nuevo espectáculo 4×4 son 4 obras en una. Y por si fuera poco, esto no es todo. 4×4 es un viaje a las cuatro primeras obras de la compañía del limón alado. Un montaje que reflexiona sobre la evolución del humor. Un regreso a sus comienzos desde una mirada actual, que sigue apostando por un lenguaje escénico consolidado: un humor inteligente y musical propios, un ritmo trepidante y una poética teatral, que engloba todas las partes del suceso teatral: la dramaturgia, la interpretación, la dirección y la música.
4×4 es una auténtica fiesta del humor crítico y cítrico donde Ron Lalá demuestra con gran maestría por qué es una de las compañías más reconocidas y queridas de la escena nacional. A lo largo de sus ya casi tres décadas de trayectoria, la compañía, que comenzó con un teatro apellidado como gamberro, ha ido creciendo y explotando el talento coral de todos los ronlaleros, lo que les ha permitido demostrar que son capaces de todo y que en todo lo que hacen brillan y destacan. Y este espectáculo es una magnífica prueba de ello. Basta destacar una proeza al alcance de muy pocos de la escena actual: entrar a un patio de butacas donde hay representación de todas las generaciones. Ron Lalá empezó en la escena alternativa y con los años ha ido ganando presencia en el sector y en el cariño del público. Allá donde van sus obras interpelan, divierten y conmueven a pequeños, medianos y grandes. Los adolescentes vibran con su humor inteligente y vuelven convertidos en jóvenes a sus espectáculos, para llegar a ser ya en la edad adulta ronlaleros confesos. Ron Lalá consigue fidelizar al público y ese es un logro alcanzado con mucho trabajo, talento y una forma única de hacer teatro.
En 4×4 el primer gran acierto es la selección de los números de cada uno de los cuatro espectáculos y su forma de integrarlos como un todo. Un trabajo excelente de dramaturgia fina de Álvaro Tato, que ha sabido actualizar sus propios textos a la situación actual, pero manteniendo el sentido y significado con el que fueron creados en su momento. La inclusión del personaje del novato aporta frescura y una gran coherencia al conjunto del espectáculo, al mismo tiempo que se convierte en el espejo, a través del cual la compañía mira desde el hoy el reflejo de su pasado, el viaje de su carrera profesional. Si el ritmo trepidante define el hacer teatral de Ron Lalá, y muy en concreto de su director Yayo Cáceres, en esta propuesta la apuesta es exponencial y permite, una vez más, apreciar el talento de los ronlaleros que desempeñan un trabajo de verdad escénica, rigor y ejecución admirables. Ron Lalá actúan, cantan y tocan en directo, lo hacen todo todo el tiempo y l todos lo hacen encomiablemente bien. Disfrutar de Daniel Rovalher, Miguel Magdalena, Juan Cañas, Diego Morales y, el recién incorporado, Luis Retana es recibir una grandísima lección de buen hacer escénico, detrás de cuyo talento también está la inigualable dirección de Yayo, y el ingenio sobrecogedor de uno de los mejores dramaturgos de la escena contemporánea, Álvaro Tato.
Alguien todavía puede preguntarse: ¿y por qué los Ron Lalá gustan y entusiasman tanto? Porque todo el mundo sabe apreciar y disfrutar de la calidad, de la unicidad, del buen teatro hecho con mayúsculas. Así que si sigues todavía en ese reducido club de los indecisos, no dudes en subirte ya a este 4×4 y emprender un viaje teatral que de seguro no te dejará indiferente y te convertirá en un feliz seguidor de la compañía del limón alado. Como diría Lope de Vega: quien lo probó lo sabe. Por ello, ¡larga vida a Ron Lalá!
