Para comenzar, una duda. ¿Porqué un musical? ¿Era necesario? ¿Es porqué están de moda, para llamar la atención del público? No tengo nada contra el género, aunque reconozco no ser precisamente un fanático, por eso creo que la trama podría haberse desarrollado sin necesidad de añadir canciones que me temo no van a quedar grabadas en el imaginario colectivo, ni coreografías que están lejos de ser espectaculares. Da la sensación de que los actores y actrices de la obra, en la mayoría de los casos, carecen de formación en canto y baile. Por momentos me vinieron a la cabeza Zero Mostel bailando en Gofus de Roma y Pierce Brosnan en Mamma mia! cantando Our last summer.
Aparte de esta apreciación, que no deja de ser personal, aunque los comentarios de algunos de los espectadores a la salida del teatro iban por esos mismos derroteros, más aun teniendo en cuenta que el sonido no fue especialmente bueno, la representación me pareció entretenida, en ocasiones original, y por momentos muy divertida. Siete personajes, casi en la línea de Diez negritos de Agatha Christie, uno de ellos asesinado por alguno de los presentes. Una investigación casi surrealista, cargada de humor y de gags que a todos nos suenan por su relación con la actualidad o la cultura popular. Por razones evidentes para todo aquel que me conozca la gracieta a costa de los calvos no me hizo ni puñetera gracia, una broma que se ha vuelto muy recurrente últimamente en muchos escenarios. Las personas con «ausencia de pelo» hemos sustituido a los gangosos de la época de Arévalo. Ahora sé que le doy miedo a los peladofóbicos. Volviendo a lo que de verdad importa. Personajes arquetípicos de la sociedad actual combinados con otros inevitables en las historias policiacas y de misterio. Mucho ritmo y complicidad con el público. Y sorpresa final, ¿quién será el asesino?
¿Recomendable? Si lo que se busca es pasar un muy buen rato y el entretenimiento puro y duro, sí, sin duda. Yo que soy un tipo bastante exigente en lo que al humor se refiere, no me hace gracia cualquier cosa, tengo que reconocer que estuve casi toda la función con una sonrisa en la cara e incluso solté alguna que otra carcajada. Y aunque no se puede decir que estemos hablando de la representación de una novela policiaca de Dashiell Hammett o de Raymond Chandler, el cosquilleo de querer averiguar quién es el asesino antes de que se revele no me lo quita nadie. Pequeño semi spoiler, podría ser cualquiera.