Podemos amarnos tranquilamente, tenemos todo el tiempo del mundo.
¿Algo que no recordamos, ha existido realmente? ¿Las cosas existen al nombrarlas? ¿Cuántas dimensiones tiene el tiempo? ¿Damos por hecho que al pasado le sucede el presente y que luego vendrá el futuro? ¿Y si el futuro es antes, el pasado va y viene según lo vamos creando al recordarlo y el presente es un regalo y nada más? ¿Hay que recordar antes, recordar hacia mañana, como decía Federico?
Conseguir crear un cuento oscuro como este y que dentro, como un bombón preñado se esconda una VIDA entera me aterra y me estremece. Porque TETDM es la vida enterita de Flores. Desde antes y hasta mucho después. Casi nada. Un abismo, una sima emocional y vital. El por qué de todo y el para qué todo. No puedo imaginar un texto, un proceso, un monumento que plasme, resuma y exponga de forma más vital lo que es el tiempo. Sus capas, sus causas y sus consecuencias. Y sus efectos. Todo eso es lo que ha creado Pablo. Todo el tiempo del mundo. LA VIDA.
Paloma Parra lo ilumina. Elisa Sanz lo viste y crea un espacio en el que todos querríamos vivir. Una zapatería de película llena de sueños, de fantasmas, de serás y de fuiste. Magia y luz.
Rebeca Hernando, Mikele Urroz, Carlota Gaviño, José Juan Rodríguez, Javier Lara dan un recital cósmico y estremecedor. Inmejorables y comestibles todos ellos. Y lo de Iñigo Rodríguez -Claro y María Morales es sencillamente indescriptible . Sutiles, mágicos y bellos. Viajan por el espacio y por la memoria como las notas de una sinfonía de Mahler.
No os lo perdáis. Es de esas experiencias que te regalan ganas de vivir.
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