Cada vez está más de moda llevar a los escenarios grandes taquillazos de la cartelera cinematográfica, especialmente americana. En 2001, la actriz Reese Witherspoon dio vida a la carismática Elle Woods, protagonista de Una rubia muy legal, película basada en la novela, del mismo nombre, de Amanda Brown. En la historia Elle es una rubia auténtica, muy popular y buena estudiante. Su vida es maravillosa hasta que su novio decide romper con ella debido a que es demasiado rubia y no lo suficientemente formal para su futura carrera en el mundo de la política. Decidida a reconquistarle, se matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, asumiendo un reto aún mayor de lo que esperaba.
Una rubia muy legal, el musical se mantiene fiel a la trama de la película y ese es uno de sus aciertos. De hecho, se detiene en escenas muy divertidas, que consiguen afianzar el tono fresco de la propuesta. El musical basa su apuesta en dos aspectos que resultan todo un éxito: gran variedad de números grupales con música y coreografías muy bien ejecutadas y una actriz protagonista espectacular, que se come literalmente el escenario desde el momento en el que lo pisa.
Lucía Ambrosini hace un trabajo magnífico. Su presencia y fuerza escénicas son magnéticas, su calidad vocal y su interpretación son maravillosas y cuando baila transmite una seguridad, picardía y ejecución formidables. Ella sola se lleva el musical, porque está arrolladora, desborda carisma y talento a raudales.¡Es pura pasión! Muy merecido este papel protagonista para una intérprete con una amplia y sólida carrera en el mundo musical. El resto del elenco hace muy buen trabajo y muy equilibrado, y se aprecia muy bien en las escenas grupales. La presencia de las amigas en forma de coro es también una decisión de la propuesta que funciona muy bien y que favorece a lucir más el trabajo coral.
Una rubia muy legal es pura diversión e invita al público a desconectar y a dejarse llevar por la música y el buen rollo. Una obra que van a disfrutar mucho las personas que vivieron su adolescencia o primera juventud en los años 2000, viajando a esas canciones de pop pegadizas y frescas con coreografías a veces imposibles, y que nos hacen pensar en referentes de la época como Britney Spears o Beyoncé. Pero también es un musical para los adolescentes, jóvenes y adultos de hoy por su ritmo, sus letras divertidas y desenfadadas y su mensaje feminista y de aceptación personal. Si quieres pasar un buen rato sin mayor pretensión que la de disfrutar y salir bailando del teatro, tu plan te está esperando en el Teatro de La Latina.
