Advertencia, ¡voy a hablar de una obra en verso! Si este no es tu género, te puedes ahorrar la reseña. Pero te invito a darle una oportunidad a “Vive Moliere”. Lo creas o no, te confieso que es una de las mejores obras de teatro que he visto nunca.
Pensarás “¡Ala, qué exagerada!”. Correcto. Tiendo a serlo. Pero también soy muy franca. Y de verdad te digo que vas a disfrutar de una joya teatral. Tanto me gustó que, aquí la mileurista, sacó los billetitos para comprar el libreto que vendían a la salida. Este texto lo quiero conmigo forever and ever, porque es perfecto, y quiero leerlo y releerlo a lo largo de mi vida. Por lo que he podido averiguar, su autor, Álvaro Tato tiene varios premios de poesía. Le visualizo enfilando el escenario de los premios Max muy pronto.
La dirección es una delicia. Enfrentarse a una obra de humor en verso es complicado. Pero además, añadir ingredientes suculentos como música en directo, un tobogán, lucha escénica y desdoblamiento de personajes, y lograr un resultado tan brillante, solo lo puede conseguir un genio. ¡Otro premio para el director Yayo Cáceres, right now!
Y sobre la interpretación, no puedo sino dedicar alabanzas. El reparto es sublime. Todos, todas y todes tienen una vis cómica envidiable y un manejo del verso tan resuelto, que ni parece verso. Vamos, que la rima se entiende, que no se te hace bola, es masticable, asequible y divertida. Te aseguro que yo de verso ando más bien justita, y tanto mi pequeña acompañante de 10 años como yo entendimos bien la obra y nos partimos de risa los 90 minutos de función.
Mención aparte merece el actor Kevin de la Rosa, quien borda todos los personajes a los que da vida. Me declaro fan incondicional de su interpretación de Harpagón, protagonista de “El Avaro”, de Moliere. ¡Un millón de gracias por arrancarnos tantas carcajadas!
No lo dudes: es un espectáculo perfecto para estrenarse en el verso. Si en tu familia detectas cierta inquietud literaria, artística o poética, no dudes en regalar unas entradas. Acertarás.