La cartelera de Madrid se llena de grandes musicales de una calidad abrumadora. West Side Story es la última gran incorporación, que se estrena para celebrar los 100 años del nacimiento de Leonard Bernstein y para deleitarnos con unas músicas y coreografías que están en el Olimpo de los clásicos indiscutibles del género.
La producción de SOM Produce es rotundamente magistral. Cuenta con una espectacular puesta en escena instrumentada por una orquesta de 20 músicos y suma un elenco de casi 40 actores y bailarines, todos brillantes en sus papeles. Javier Ariano, el joven actor que interpreta a Tony, es posiblemente el mejor actor de musicales que he visto en mi vida. Con él la magia del musical es completa: tiene una voz preciosa con la que salta del texto a la música con tal verdad y naturalidad que no puedes sino dejarte llevar por su historia.
La gran virtud de los clásicos es la de mantenerse vigentes pese al paso de los años y los cambios sociopolíticos. West Side Story se escribió en 1957 basándose en el Romeo y Julieta de William Shakespeare -1597-, pero sigue más actual que nunca. Centrada en los problemas que derivaron de la immigración latinoamericana en los Estados Unidos, es de agradecer que vuelva a abrir el debate de cómo abordar el tema de la immigración en una época donde los políticos responden con salvajes discursos racistas a los éxodos de víctimas de las guerras de nuestros países vecinos. Maria y Tony nos lo dejan claro: más debate, más amor y más paz.